Saludos amigas y amigos.
El primer trimestre de 2018 ha quedado marcado en
nuestra historia reciente, como el año con el mes de Marzo más lluvioso
que se recuerda en mucho tiempo.
Un tren de borrascas como lo bautizaron los meteorólogos dejó 300 litros de lluvia en pocos días. Y aunque esta situación supuso un tremendo alivio para la sequía que arrastramos desde
2017, hay que tener presente que lamentablemente esa situación fue anómala y llegó producida por un inusual calentamiento atmosférico
del Polo Norte.
El calentamiento global una vez más estuvo detrás de esta situación. Y
precisamente la mano del hombre ha producido no solo este calentamiento
(aunque para ser exactos, el calentamiento se produce de forma natural y
lo que está haciendo el hombre es acelerar y acrecentar dicho
calentamiento) sino que en muchas ocasiones, los fenómenos producidos
por el calentamiento global han conllevado a que la naturaleza acabe
reclamando lo que es suyo, como un aviso de que por muy superiores que
nos creamos como especie dominante, nunca dominaremos a la Madre
Naturaleza.
Un ejemplo de ello, lo tenemos en Martos, a pocos kilómetros de la
pedanía de Monte Lope Álvarez, junto a la aldea de Las Aceras. Allí, un
olivar se ha transformado aparentemente en una laguna por las
caudalosas lluvias de los últimos días.
Pero la realidad es, que dicho terreno realmente es el terreno que
pertenece a la Laguna de las Aceras, un espacio natural marteño que
sucumbió a la desecación junto a multitud de espacios como este en toda
España.
Sin embargo una vez más, la naturaleza ha reclamado lo que es suyo. Y lo
ha hecho, pese a que esta laguna sufre desde hace años la existencia de
un desagüe que la despoja constantemente de las aguas que la
alimentaban (situación tal, de dudosa legalidad) lo que hace que muy
pronto, de nuevo, dicha laguna desaparecerá. Para desgracia de todos,
puesto que dicha laguna, era un lugar de paso obligado de multitud de
especies animales que en ella encontraban refugio, que iban desde
flamencos, a fochas morunas (en peligro de extinción) y un extenso etc.
Cientos son las personas que han disfrutado de la Romería de la Virgen
del Carmen a su paso por esta laguna y han disfrutado del hermoso
conjunto que formaba la fiesta junto a este regalo de la naturaleza.
Igualmente, antaño eran muchas las personas que visitaban esta laguna
desde varios puntos de Jaén o de la cercana Córdoba.
Hoy solo podemos contar con el recuerdo de lo que fue y con
excepcionales períodos en los que la laguna resurge, permitiendo así que
no solo se permita la destrucción de este hermoso espacio natural, sino
ignorando igualmente, la gran cantidad de posibilidades turísticas y
económicas que la misma podría generar.
Pero no olvidemos. La naturaleza siempre reclama lo que es suyo.
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