viernes, 18 de marzo de 2016

Los Búnkers y Nidos de Ametralladoras de Albendín, vigías de los olivares

Cerca de la frontera entre Córdoba y Jaén, se encuentra la pequeña pedanía de Albendín, en el término de Baena.

Este lugar hoy tranquilo y sosegado donde abundan los viñedos y los olivares, fue hace unos 80 años zona de división de dos estados en guerra, la España Sublevada y la España Republicana.

La cercanía del Frente de Martos, en zona republicana como gran parte de la provincia de Jaén, se encontraba enfrentada a la zona ocupada por los nacionales que en las navidades de 1936 habían iniciado la llamada Campaña de la Aceituna y conquistaron en el mes de diciembre varias poblaciones de la Subbética Cordobesa: Albendín el día 15, Valenzuela y Cañete de las Torres el 19, Bujalance el 20, Pedro Abad el 22, Montoro y Villa del Río el 24 y ya en la provincia de Jaén, Lopera el 27 y Porcuna el 1 de Enero de 1937. Luque y Baena habían caído el verano anterior, concretamente el 28 y 31 de Julio.

Sin embargo, los sublevados tenían sospechas de que el lugar podría ser atacado de forma inminente por parte de las tropas leales a la República y al Gobierno de España, por eso iniciaron unas obras de fortificación a lo largo de todo el frente cordobés. Hace algunos años ya tuve ocasión de escribir de algunas de ellas: http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2009/12/la-estacion-de-luque-baena-y-sus.html

Hoy voy a proseguir mostrando este patrimonio de la guerra civil tan denostado y desconocido en nuestra comunidad autónoma, que cada día genera más interés y apoyos, que en no pocos lugares se traduce en su recuperación y puesta en valor.

Hoy os voy a mostrar los Búnkers antiaéreos de Albendín.


Se trata de dos conjuntos fortificados que se encuentran a un kilómetro de la citada población, junto a la carretera A-305.


Lamentablemente en la actualidad solo se conservan dos edificios ya que otros dos fortines fueron arrasados en la ampliación de la carretera conservándose solo parte de la cúpula de un nido de ametralladoras y restos de hormigón de una casamata, lo que demuestra el nulo conocimiento tanto de las autoridades como del público en general por este tipo de patrimonio, que tantas alegrías está generando en las zonas de España donde ha sido puesto en valor y recuperado como elemento turístico.



Estos edificios han sido bautizados como las Chozas de Albendín.


Fueron construidos en 1938 tras la Campaña de la Aceituna, en la que las tropas nacionales intentaron conquistar la provincia de Jaén y la importante cosecha de aceituna de las navidades de 1936. Al estabilizarse el frente, comenzaron a levantarse estos vigías de hormigón para asegurar la vigilancia y el control de la zona, como punto estratégico para impedir ataques del Ejército Popular de la República asentadas en la provincia jiennense.


Acceder al lugar es muy fácil. En el cruce que lleva a la citada carretera existe un carril con una explanada que ofrece un amplio aparcamiento. Desde aquí, el primer búnker se encuentra a 20 metros en mitad del olivar.


Se trata de un edificio de dos plantas, que en la actualidad se encuentra parcialmente enterrado por la techumbre del mismo que hace décadas se derrumbó. Dicha techumbre estaba sostenida por fuertes pilares de hormigón, que se encuentran rodeados por multitud de bocas de fuego.


Es muy probable que este búnker estuviera comunicado a través de túneles subterráneos con los demás emplazamientos puesto que a lo largo de todo el olivar, periódicamente surgen socavones y hundimientos del terreno.


Desde este punto, se puede ver una impresionante panorámica de toda la campiña tanto jiennense como cordobesa y es un lugar ideal para disfrutar de las vistas del Pantano de Albendín, de la Sierra de Ahíllos y de la campiña de Baena y Martos.


El segundo reducto es un nido de ametralladoras construido en 1939. A pesar de que la guerra concluyó este año, el temor de los nacionales ante un posible ataque republicano continuaba latente, lo que les llevó a la terminación de esta obra, dejando numerosas inscripciones en la misma.



Posiblemente, tras el término de la Guerra Civil, estos lugares se mantuvieron en activo, puesto que sabido es que la España franquista se planteó entrar en la II Guerra Mundial del lado de la Alemania Nazi y la Italia Fascista inicialmente y tras el declive de estas, temió una posible invasión aliada. Durante toda la década de los 40 nuestro país intentó prepararse para la guerra con los medios que mantenía, de ahí que se realizasen tareas de mantenimiento en la zona.


Por tanto, estamos hablando de un lugar asociado a los conjuntos fortificados de la Estación de Baena, en el mismo término municipal, que forman una de las fortificaciones mejor conservadas de toda Andalucía y que se merece mucho más que el olvido total en el que se encuentran sumidos.


                                       El pueblo que olvida su pasado, vuelve a repetirlo...

domingo, 13 de marzo de 2016

El Yacimiento Íbero de Puente Tablas, un viaje a los ancestros

Por fin llegó uno de los momentos más esperados para el mundo de la cultura y del patrimonio en nuestra provincia. 

Mientras esperamos la apertura del Museo del Arte Íbero que ojalá que por fin se inaugure este año como se prevé y ponga a nuestra provincia como el referente en arte íbero que es, El Viaje al Tiempo de los Íberos acaba de incluir un nuevo espacio a su recorrido, pero no uno cualquiera.

Se trata de uno de los yacimientos más importantes y que lleva muchas décadas siendo excavado y estudiado y que un servidor, llevaba ya muchos años deseando visitar.

Hoy nos quedamos en las afueras de Jaén Capital para descubrir el Yacimiento íbero de Puente Tablas.

Para disfrutar de este yacimiento tenemos que desplazarnos a poco más de 5 kilómetros de Jaén. 

El lugar fue descubierto en los años 70 del pasado siglo y constituye uno de los yacimientos más importantes de este periodo en nuestro país. Se encuentra adecuado con aparcamiento y un Centro de Interpretación, pero yo realizaré esta visita al contrario, primeramente visitando el poblado íbero y finalizando en el Centro de Visitantes.


Este yacimiento comenzó a ser poblado a partir del siglo IX a.C. aprovechando la cercanía de la Vega del Río Guadalbullón, que hace siglos se inundaba periódicamente, formando una zona muy rica para la explotación agraria.


El pequeño Valle del Guadalbullón y Jaén al fondo, oculta tras la calima
Es entre los siglos IX y VIII a.C. cuando comenzó a establecerse un poblado de cabañas circulares que se fue extendiendo por toda la superficie amesetada del yacimiento. Sobre estos cimientos comenzó a construirse el poblado fortificado u oppidum entre el VII y III a.C.


Así empezaron a alzarse los poderosos Muros y Contrafuertes que hoy se encuentran parcialmente excavados y reconstruidos que podemos contemplar nada más llegar al yacimiento.




En uno de los extremos de los contrafuertes, se encuentra la Puerta del Sol y el Santuario de las Cuevas.
Dicha puerta comenzó a ser construida en el V a.C.


Se trata de un espacio cargado de simbolismo y magia, puesto que en el centro de ella se encuentra una estela de piedra parcialmente tallada que representa una diosa de la fertilidad que tiene representados la cabeza y los brazos en torno al vientre materno.


En los equinoccios de Otoño y Primavera esta diosa recibe un baño directo de rayos solares al amanecer formando todo un espacio ritual, marcando el calendario solar que estaría asociado al agrícola y formando el rito del encuentro entre los dioses.


Junto a la puerta y a la diosa se encuentra el Santuario, donde se cree que pudo estar cobijada esta diosa durante ciertos periodos. Está formado por varias terrazas donde se realizarían ofrendas y sacrificios de los que han sido hallados numerosos restos de cerdas preñadas.


El Santuario surge en torno a unas cuevas o abrigos rocosos y a su alrededor encontramos varias plataformas con piletas rituales donde se realizarían ofrendas y el ritual del paso al interior del poblado fortificado.


Se cree que en estas cuevas también existieron representaciones divinas, de la resurrección de los dioses, del descenso al inframundo y de purificación del agua que surgía de una de las cuevas, formando un gran espacio de culto que recibiría a tantos visitantes como llegasen al lugar.

Este yacimiento ha recibido varias campañas de excavación, que se iniciaron en los años 70 del pasado siglo y que continuaron en 1982, 1986 y que culminaron por el momento en 2010, cuando surgió la Puerta del Sol y un Palacio Principesco.


En la actualidad dicho Palacio aún conserva una puerta enlosada que da acceso al patio central, que mantiene las bases de 4 grandes columnas y una pequeña canalización para la salida del agua.


Estaría rodeado, por un lado, por un gran almacén y por el otro, por una capilla de culto a los antepasados que separarían la zona pública y privada del palacio. Fuera, encontramos otras estancias añadidas y dependientes del palacio donde se encontraría un lagar, una cocina y su horno.


También podemos encontrar ejemplos del urbanismo de Puente Tablas al toparnos con numerosas viviendas de la llamada Calle 3 en las que se conservan pequeños muretes de adobe. Otro ejemplo es el hallazgo de la vivienda de un aristócrata que se cree, fue de Segundo Rango.



Se sospecha de la importancia del posible ocupante de esta casa, debido a que el tamaño de la misma es muy superior al del resto de construcciones del callejero íbero. En el interior de este palacete se pudo encontrar otro espacio dedicado al culto de las divinidades, un lujo del que solo el príncipe y los jefes del mismo podían disponer.


Para terminar la visita al yacimiento, podemos disfrutar de la impresionante panorámica que ofrecen aún hoy sus murallas, que se encuentran parcialmente excavadas en la cima de este promontorio a la espera de proseguir la excavación a las mismas, puesto que la superficie excavada en la actualidad es muy pequeña.


Llegados a este punto, nos dirigimos al Centro de Interpretación donde podemos conocer un pequeño documental en el que se muestra una parte de la gran historia de este emplazamiento al tiempo que podremos manejar numerosas pantallas explicativas.


En nuestro recorrido conoceremos las distintas paradas que conforman el actual Viaje Al Tiempo de los Íberos y encontraremos explicaciones detalladas del origen del emplazamiento de este yacimiento, mientras descubrimos los secretos del calendario de las cosechas.


Conoceremos que los íberos eran bebedores de vino y de cerveza, al tiempo que apreciaban las joyas, la orfebrería y por supuesto, descubriremos los secretos de su alfarería, de la que nos han llegado numerosos ejemplos de ella en la actualidad.


Viajaremos en el tiempo, conociendo los grandes acontecimientos que se produjeron en nuestra tierra mientras que el Oppidum de Puente Tablas iba creciendo y transformándose.


Y terminaremos acercándonos a la vida diaria de los antiguos pobladores del lugar, a la vida privada de sus hogares, a las diferencias entre clases sociales, a los inventos que surgieron en la época, ya fuera para la paz o para la guerra y en definitiva, Viajaremos al Tiempo de los Íberos que es de lo que realmente se trata.


Terminada la visita, no cabe ninguna duda de que si es la primera vez que nos acercamos a conocer a nuestros ancestros, el cuerpo nos pedirá proseguir el viaje completo por nuestra provincia, y si ya hemos recorrido alguna de las paradas de este periplo por el tiempo, volveremos la vista atrás, con ganas de volver a repetir la experiencia.

El Viaje al Tiempo de los Íberos les espera.