sábado, 23 de enero de 2016

Jódar, el guardián y señor de Sierra Mágina

¡Saludos!

Por fin las lluvias regresan a nuestras vidas y riegan nuestros sedientos campos que andan aquejados de dos años de escasas precipitaciones que están reduciendo los niveles hídricos de nuestros pantanos y acuíferos.

Aprovechando estos días de descanso aceitunero, me dirigí hacia Sierra Mágina con ganas de visitar el Castillo de Jódar y de paso, esta localidad serrana que hacía ya muchos años que no visitaba.
Lo hice con interés puesto que sabía que en el lapso de tiempo que pasó desde mi última visita, se habían realizado importantes reformas en el Castillo que habían cambiado bastante su aspecto anterior.

Lo hice mientras la lluvia me acompañaba, haciendo que la visita a todo el pueblo fuera muy especial.


Sin más dilación, hoy os invito a conocer Jódar.

Asentada a las puertas de Sierra Mágina y defendida por uno de los castillos más antiguos de la provincia, Jódar se encuentra rodeada de montañas cuya vegetación se basa mayormente en matorral.


Para iniciar la ruta por este pueblo, decidí aparcar en la zona más alta donde hace algunos años se construyó un parque con aparcamiento que regala una magnífica panorámica y donde además se encuentran algunas casas cueva que aún existen en esta parte de la sierra y que pasan prácticamente desapercibidas lamentablemente, ya que se encuentran en un lugar privilegiado que sin duda, se podría convertir en un lugar idílico para alojamiento rural.


Me dirijo raudo hacia el castillo que se encuentra en la parte alta de Jódar, influyendo en el trazado de las calles aledañas y formando un hermoso conjunto histórico.


Tras cruzar la portada que no es realmente la entrada original sino una entrada secundaria bajo la imponente Torre Vieja, paso junto a las antiguas Casa del Caballo y del Perro, hoy casas vecinales corrientes pero que en el pasado fueron partes integrantes del castillo, mandadas construir para los animales del señor del castillo nada menos.



En la estancia que antaño fue el almacén de grano, encuentro la Tienda del castillo, que da acceso al mismo y donde se pueden encontrar recuerdos del Parque Natural de Sierra Mágina.


Desde aquí me dirijo a la Torre Vieja, la más alta y espectacular del castillo, cuyo interior acoge el Centro de Recepción de Visitantes del Parque Natural de Sierra Mágina. Una torre que ha sufrido no pocas restauraciones y remodelaciones.



La primera en los años ochenta del pasado siglo, cuando a algún lumbreras y/o iluminado se le ocurrió la ridícula idea de restaurar la torre incrustando en la fachada un engendro de metacrilato y hierro, no sé exactamente con qué estúpida funcionalidad, que fue criticado desde el primer momento de su instalación, lógicamente, y que llevó a una segunda restauración.


Desde esta torre se puede observar gran parte del castillo hoy recuperado, pero que antaño sufrió un grave expolio al extraerse muchas de sus piedras para la construcción de edificios en el pueblo.


El patio de armas que hace siglos ocuparon numerosas estancias del castillo como la Bodega, la Capilla o el Establo, hoy se encuentra convertido en auditorio y está rodeado por numerosos paños de muralla que aún están esperando ser restaurados.


Recorriendo el patio de armas llego hacia la Torre Nueva, que fue la que vigiló durante siglos la entrada original al castillo y que además fue la estancia donde el señor del castillo vivía.

El acceso se encuentra elevado varios metros del suelo para dificultar al máximo la entrada de posibles invasores al mismo.


La torre ofrece unas increíbles vistas de todo Jódar y del valle que rodea al mismo, regalando una panorámica de muchos kilómetros a la redonda con una visión privilegiada de la Iglesia de la Asunción.


En el interior de la torre se encuentra un Centro de Interpretación de la Villa de Jódar, donde pasear por la extensa historia del municipio al tiempo que se recorren las estancias que antaño ocuparon los amos del castillo.


Adornado con mobiliario de época y con numerosos documentos históricos, sumergirse en esta estancia supone adentrarse en una enciclopedia viva de la vida en Jódar.



Entre versos de viejos y nuevos poetas que escribieron del lugar, descubro que este castillo fue fundamental para la defensa de los antiguos reinos, primero de Granada y después de Castilla, soportando no pocos asedios y ataques, como buena plaza fuerte que fue.


El Castillo fue parte del señorío de la Familia Carvajal hasta que llegado el siglo XVII comenzó su abandono y ruina, acrecentada tras el paso de las tropas francesas que invadieron España en el siglo XIX.


Aún así, fue habilitado en varias ocasiones tanto como Cárcel, como Pósito e incluso como Hospital tras los brotes de cólera que asolaron esta parte de Andalucía en el siglo XIX.


Ante el serio riesgo de ruina y llegando a plantearse incluso demolerlo, fue afortunadamente recuperado por el pueblo de Jódar a finales del pasado siglo, comenzando así una lenta pero necesaria restauración que posiblemente se prolongue varias décadas más. Como ejemplo, la Torre Nueva que hace tan solo unos pocos años ha sido restaurada como podéis ver en las imágenes y aún son muchas las partes del castillo, que esperan seguir su camino.

Aspecto de la Torre Nueva hoy

Aspecto de la Torre Nueva antes de su restauración
Abandonando ya el castillo vuelvo a perderme por las callejuelas buscando la Plaza de España, centro neurálgico de la localidad.


Pasando bajo los poderosos contrafuertes que sujetan los laterales de la Iglesia de la Asunción, me encuentro ante la hermosa imagen que muestra la portada de este edificio barroco.


El interior guarda su esencia renacentista donde la presencia de Andrés de Vandelvira, que fue quien supervisó las obras de este templo, sigue patente aunque el templo haya sufrido numerosas remodelaciones a lo largo de su historia.


El exterior forma un hermoso conjunto adornado por la esbelta imagen del castillo y por la Fuente de los 3 caños, o Fontana de Jódar como algunos la llaman, confundiendo esta fuente con otra anterior, ya desaparecida.


Los caños de la fuente están divididos por usos según la creencia popular. El caño central, El Caño del Señor se encuentra bajo una gran cruz. Los dos aledaños, son los Caños de los Judíos destinados al abastecimiento de estos y se encuentran decorados por mascarones. La fuente además se encuentra escoltada por efigies de pensadores ilustres.


Y frente a ella, el edificio del Ayuntamiento o Casas Consistoriales. Un edificio decimonónico, donde pongo fin a la visita a este Conjunto Histórico-Artístico.


Pero no será la última. Me quedo con las ganas de que muy pronto, comiencen de nuevo las obras de restauración del castillo y que esta fabulosa fortaleza serrana siga creciendo y retornando al bello pasado, que nunca debió perder.

sábado, 9 de enero de 2016

La Ruta de los Calatravos de Jaén. La necesaria Marca Turística

Queridas/os seguidores de mi blog.

Antes de nada, por enésima vez debo pedir disculpas. Sé que últimamente las publicaciones en mi blog se han visto dilatadas en el tiempo...y probablemente en este 2016 en el que entre otras cosas, la más importante es que me toca pasar por la vicaría, tendré aún menos tiempo y las publicaciones serán aún menos numerosas...


Pero...aprovechando que estamos en tiempo electoral me gustaría hacer una promesa. Y es que prometo retomar con todas las fuerzas posibles el pulso de este blog y no pienso detener mi particular campaña de promoción de nuestra provincia, al menos hasta que tenga publicados un artículo de cada uno de los 97 pueblos de nuestra provincia.

Por tanto, queda un vasto trabajo por delante en el que me gustaría que me siguierais acompañando como lo habéis hecho a lo largo de los 6 años de vida de este blog, y como lo habéis hecho en este 2015 donde se han registrado más de 60.000 visitas, provenientes de 49 países y hemos superado las 110.000 visitas, además de superar los 5.300 seguidores en Twitter.

Gracias por todo ello y gracias por seguir a este humilde jaenero, que solo ansía ver cómo su tierra cada día es más conocida, tanto por los propios jiennenses como por todas aquellas personas que se interesen por esta tierra fuera de la misma.

Quisiera despedir este gran año 2015, dedicándoos esta entrada a todos vosotros.

Hoy os quiero invitar a conocer el territorio del antiguo Maestrazgo Calatravo de Jaén, la Marca Calatrava Jiennense que fue muy importante en época medieval y de la que hoy nos quedan importantes muestras. Lo hago por orgullo por esa parte de la historia de Jaén de la que forma parte mi ciudad, pero lo hago también con la total seguridad de que esta parte de nuestra historia debería ser potenciada y promocionada.

De igual modo que existe la Ruta de los Nazaríes, de los Castillos y de las batallas y tantas rutas temáticas, debería trabajarse para realizar una ruta de los calatravos. Estamos hablando del legado de una de las Órdenes Militares más antiguas e importantes de toda España, cuyos símbolos ondean orgullosamente en muchas ferias y recintos medievales, que en más de una ocasión no tienen nada que ver con las mismas.

En la mayoría de los pueblos que incluyo en esta ruta se celebran Fiestas Medievales, actos culturales en torno a esta orden, se restauran y recuperan castillos y otros edificios, pero todo se hace de un modo dispar olvidando que la unión hace la fuerza y que todas estas poblaciones tienen una historia interconectada a la que se debe sacar partido.


Por tanto, ¡CALATRAVOS DE JAÉN, UNÍOS! Hacedlo como lo hicísteis en el pasado, que entre vecinos, entre amigos, todo se puede.

Amigas y amigos,¡feliz 2016! ¡Gracias y espero que os guste!


 Breve Historia de la Orden de Calatrava:

La Orden de Calatrava es una Orden heredera de los Caballeros de la Orden del Temple. Fue fundada en 1158 y es la primera orden hispana. Pese a que sus posesiones más importantes se encuentran en La Mancha, en el llamado Campo de Calatrava donde situaron sus dos conventos principales, primero en Calatrava la Vieja que fue abandonada tras la Batalla de Alarcos y años después en Calatrava la Nueva, también tuvieron importantes posesiones al sur de Sierra Morena.

Tras la Batalla de las Navas de Tolosa, se extendieron rápidamente por Jaén controlando las estratégicas poblaciones de Andújar y Martos. Esta última fundamental, pues su control constituía un puesto avanzado y una punta de lanza que se adentraba en el interior del territorio musulmán. El temprano control de este territorio dejó en evidencia la deficiente defensa del mismo que inmediatamente fue atacado por los árabes y supuso la lenta pero continua expansión de los calatravos y la fortificación de cuantos castillos caían en sus manos.

Conforme la frontera granadina se fue alejando y el peligro pasando, su poder aumentó y también el número de propiedades de la orden, que les llevó a crear el Priorato de San Benito para administrarlas.

En 1489 al morir el último maestre de la Orden, el Papa Inocencio VIII promulgó la cesión y dominio de la Orden a Fernando el Católico.

En el mapa se aprecia la punta de lanza que constituyó Martos hasta 1236 en verde


Lopera, la Perla de la Frontera:

Esta hermosa población olivarera fue desde siempre guardiana de fronteras y hoy lo sigue siendo al estar en los límites provinciales de Jaén con Córdoba.

Bandera Calatrava de Lopera
Dicha Villa surgió en torno a una iglesia visigoda, que con el paso de los siglos y de las diferentes culturas, se transformó en el gran castillo de hoy día.


Un castillo que no solo es seña y orgullo para los habitantes de Lopera. Es toda una forma de sentir la vida en la misma puesto que en este castillo los Loperanos y Loperanas han visto cine, han celebrado bodas, producido vino y se han refugiado de batallas, antiguas algunas y otras más recientes. Y fueron los propios vecinos y vecinas los que financiaron la adquisición y parte de las obras de restauración del castillo.


Un castillo inicialmente árabe, sobre el que se construyó el actual tras la Reconquista por parte de Fernando III el Santo en el que se constituyó la Encomienda Calatrava de Lopera, que controlaba esta parte de la campiña y del cercano Guadalquivir. Un castillo singular que tiene la peculiaridad de tener dos Torres del Homenaje. En el interior de una de ellas existió una capilla que nos recuerda que la Orden Militar de Calatrava no solo fue una Orden guerrera, también fue religiosa.


Su impresionante Patio de Armas regala un amplio espacio para realizar todo tipo de actividades y entre todas ellas, tiene un lugar destacado el Mercado Medieval, que suele atraer a cientos de visitantes hacia esta fortaleza calatrava que en los últimos tiempos acapara las miradas de cineastas, turistas y un número cada vez mayor de visitantes.


 Porcuna: la famosa Cárcel almenada

La antigua Obulco, íbera y romana que creció en esplendor bajo las órdenes de Alhamar, rey de Arjona, sigue cautivando con su belleza y atrayendo la atención del visitante, sobre todo por el conjunto escultórico de Cerrillo Blanco que aún hoy sigue siendo uno de los mayores hallazgos de la cultura íbera.

La Cruz Calatrava y su castillo, en el escudo de Porcuna
Además este pueblo reconquistado por Fernando III el Santo, llegó a ser una plaza fundamental para los Calatravos. En él crearon la Encomienda Calatrava de Porcuna, que fue a su vez, Priorato, Mesa Maestral y Alcaidía durante muchos siglos.



La ubicación privilegiada de la Villa de Porcuna enclavada en lo alto de una meseta escarpada, sirvió para levantar un sólido castillo acorde con el prestigio de esta villa. Lamentablemente, parte del mismo se perdió a lo largo de la historia. Como elemento más representativo queda la Torre del Homenaje, conocida por todos como la Torre de Boabdil, puesto que se cree que en ella estuvo cautivo el último rey de Granada capturado tras la Batalla de Lucena.


La Torre, más propia de un palacio que de un castillo, ofrece unas impresionantes vistas de toda la población y también de la Iglesia Parroquial que antiguamente también fue obra de los Calatravos, aunque irremediablemente se perdió. En el interior de la Torre se encuentran cantidad de vestigios arqueológicos que han sido hallados a lo largo del Término Municipal.


En este pueblo podemos encontrar la Iglesia de San Benito, una de las muestras importantes de la antigua encomienda calatrava en la localidad. Se cree que pudo ser mandada construir por algún Prior Calatravo como recinto religioso y como alojamiento de transeúntes.


Con la llegada del verano se realiza un Mercado Medieval en torno al alcázar que llena de animación este pueblo, que no solo atesora una parte importante de la historia de Jaén, también tiene uno de los mejores miradores de toda la provincia donde historia, olivar y naturaleza se dan la mano.


 Santiago de Calatrava: El Protectorado Militar


El Escudo santiagueño, un pendón calatravo en sí.
Pocos datos existen sobre el Castillo que existió en Santiago de Calatrava. Se sabe que en el siglo XVII aún existía puesto que fue visitado por Jimena Jurado, entre otros muchos castillos de la provincia.


Es  muy probable que también existiera una antigua parroquia, administrada por los monjes calatravos pero al igual que el castillo fue borrada de la historia.


No obstante, esta pequeña población que durante muchos siglos dependió de la Villa de Martos y formó parte de la Encomienda Calatrava Marteña, sigue guardando el orgullo calatravo que aún muestra orgullosa en su escudo y varios murales de cerámica aguardan al visitante a la entrada del pueblo, mostrando que esa historia que lamentablemente se perdió, sigue latente en esta humilde y hermosa población de la campiña.



Higuera de Calatrava, orgullo calatravo.

La Cruz Calatrava, marca el escudo de Higuera
Este pequeño municipio fronterizo con Córdoba, fue conocido en la antigüedad como la Higuera de Martos. Entregado en 1228 por Fernando III el Santo a la Orden de Calatrava, fue integrado en la Encomienda Calatrava de Martos.


En época medieval debió ser un pequeño pero muy fuerte castillo del que hoy solo queda la Torre del Homenaje, que tenía 4 plantas incluyendo la azotea desde donde se puede observar una panorámica de muchos kilómetros a la redonda con una visión directa con la ciudad de Martos.


Al entrar en la Torre cuya puerta se encuentra elevada del nivel de la calle, se aprecian los huecos donde antaño se encontraría la fortísima puerta que protegió a los habitantes del lugar durante no pocos ataques, puesto que esta pequeña población ocupó un lugar estratégico fundamental para la época, no solo para la vigilancia, sino también para la recaudación de impuestos y la explotación de la tierra.


La guerra civil española, causó estragos ocasionando graves pérdidas materiales en su patrimonio que ya estaba maltratado anteriormente, puesto que el castillo ya se encontraba en ruinas en el siglo XIX. Aún así, conscientes de la importancia que el turismo medieval está tomando en los últimos tiempos, se están realizando Fiestas Medievales donde muestran con todo orgullo y esplendor, los símbolos del pasado Calatravo de esta pequeña población que dicho sea de paso, merecería una parada también, en la Ruta de los Castillos y las Batallas.


 Torredonjimeno: el Guardián de los Tesoros

El Castillo que Don Jimeno de la Raya conquistó a los árabes (y que le dio nombre al actual pueblo) fue una  antigua alquería árabe construida para controlar los caminos entre Yayyan (Jaén) y Tuss o Martus (Martos).

Forma parte del territorio que en época romana fue constituido como la Colonia Augusta Gemella Tuccitana y en época medieval formó también la Encomienda Calatrava de Martos, junto a la citada ciudad y Jamilena.

La Cruz Calatrava, abraza al castillo tosiriano
Un castillo que sufrió importantes ataques y batallas como la Batalla de las Celadas, (que ocurrió muy cerca del núcleo urbano) y que fue dotado con poderosas murallas y fosos que en no pocas ocasiones protegieron a la población en el interior del castillo.


Se trata de un castillo urbano profundamente modificado, puesto que se transformó en un palacio para la Familia Guzmán, del que quedan importantes muestras sobre todo de su artesonado mudéjar . Tras siglos de olvido y abandono, a finales del siglo XX fue adquirido por el pueblo de Torredonjimeno y lenta pero paulatinamente fue restaurado.


En la actualidad guarda en su interior el tesoro visigodo de Torredonjimeno en el Museo y Sala del Tesoro, una reliquia hallada en un olivar del municipio, que muy probablemente procede de la antigua y cercana Sede Episcopal Tuccitana Visigoda y que lamentablemente fue dispersado en el siglo XX por el territorio nacional. Igualmente guarda un Museo de los Fósiles, el único de la provincia.


A finales del verano, tanto en el interior del Castillo como en los alrededores del mismo se lleva a cabo una fiesta medieval visigoda, donde propios y extraños disfrutan de este patrimonio calatravo hoy felizmente recuperado.



 Molino Fortificado del Cubo: El Granero Calatravo

A unos dos kilómetros de Torredonjimeno, escondido en una hondonada a la orilla del Arroyo del Cubo, podemos encontrar este Molino Fortificado que desde el siglo XIV fue fundamental para abastecer de harina a toda la Encomienda Calatrava de Martos.


En su fachada aún podemos observar una lápida fundacional aunque se encuentra ya ilegible. A pesar de encontrarse en estado de abandono, sus fuertes muros aún se alzan altaneros haciendo frente a los elementos y a cuantos descerebrados se acercan a él para destruir parte de su rico pasado.


El canal que derivaba las aguas desde el arroyo hasta el pozo, desde donde el agua se precipitaba y movía el molino, sigue prácticamente intacto. De hecho, todo el edificio se encuentra en un relativo buen estado, aunque la antigua maquinaria hace décadas que desapareció. Por su importancia y por su nivel de conservación, hace mucha falta que se plantee realmente una restauración a fondo para devolver a la vida, esta maravilla de la ingeniería hidráulica medieval.

 


Torre Alcázar: de atalaya a mansión rural.

De camino a Porcuna, podemos encontrar los restos de lo que fue un castillo construido sobre un poblado neolítico. Pese a que el castillo desapareció hace siglos, aún sobrevive desafiante su Torre del homenaje, hoy transformada e integrada en un cortijo rural.


Levantada sobre una pequeña elevación del terreno, sigue presidiendo el territorio que durante muchos siglos guardó, donde la agricultura y ganadería fueron las actividades fundamentales que dieron vida al lugar.


Torre Juan Cubierta, el gigante con pies íberos.

Levantada sobre un oppidum o recinto fortificado íbero-romano, que aún es visible en la base de este castillo, esta torre continúa vigilando los caminos que llevan hacia Higuera Santiago de Calatrava.


Ubicada en el interior de una finca privada, mantiene conexión visual con los castillos de Martos y Higuera de Calatrava. Llaman la atención sobre todo sus almenas, puesto que reformas posteriores modificaron su aspecto original. Eso no quita que siga guardando todo el encanto y pureza de las fortificaciones, atalayas y estructuras modificadas que en época medieval, llenaron los campos de la Marca Calatrava de Jaén.



Torre Benzalá: la Gran Olvidada

Otro oppidum íbero-romano que en la actualidad se encuentra en un estado calamitoso irreversible causado por la estupidez de la "modernidad" puesto que el principal motivo de su ruina fue la extracción de roca en el siglo XX para la construcción de cortijos.



Ubicada en un altozano, en dirección a Escañuela y escondida entre los olivares que la rodean, es tan solo el espectro del gran poblado fortificado que fue. Antaño la población de este castillo fue grande y todo el entorno guarda vestigios arqueológicos de aquella época de esplendor.



Importante población visigoda, fue reformada en tiempo de los árabes para hacer frente a los calatravos tras la conquista de Martos, puesto que el control de esta ciudad resultaba una seria amenaza para las ciudades de Yayyan (Jaén) y Aryuna (Arjona). Tras la toma de este castillo por los Calatravos, lo reedificaron, construyendo varias torres y un patio de armas...de los que solo queda en pie una torre y los cimientos de otra hoy reutilizada como vértice geodésico.


Jamilena: la guardia de las Sierras


Jamilena y su emblema Calatravo
A los pies de la Sierra de Susana, hoy llamada La Grana y Jabalcuz, encontramos este pueblo muy ligado a la Villa de Martos, puesto que en época romana formó parte territorial de la Colonia Augusta Gemella Tuccitana y en época medieval formó parte igualmente del territorio de la Encomienda de Martos.


Regada por las abundantes aguas que bajan de sus sierras, su huerta fue muy valorada y reconocida y su población fue defendida por un reducido castillo, que desapareció en 1525 para la construcción de un convento. Algunas de sus murallas sobrevivieron hasta los años 50 del pasado siglo.


No obstante, el orgullo por el rico pasado de esta población queda muy patente en su escudo, donde la cruz calatrava prevalece sobre todo.


Martos, Ciudad Fuerte y Capital Calatrava.

La ciudad de Martos, la bimilenaria ciudad de Tuss o Tucci íbera, la Colonia Augusta Gemella Tuccitana, la Martus árabe y el Martos Calatravo, guarda aún hoy el 90% de sus murallas en pie, aunque la mayoría se encuentran ocultas tras el caserío de esta ciudad fuerte y estratégica.


Fue una de las primeras poblaciones jiennenses en pasar a manos cristianas tras la Batalla de las Navas de Tolosa y un ariete contra el Reino de Granada que le costó no pocos asedios, asaltos y cercos.
Cuentan antiguos textos que en ella estaban puestos los ojos de los Reyes de Granada y estaban apostados los mejores y más valerosos soldados de la Orden de Calatrava, a la que se le concedió su defensa y guarda.




Desde aquí partieron expediciones que terminaron con la rendición de capitales, como Córdoba o Jaén. Las murallas que rodean toda la ciudad histórica, guardan muestras no solo de la Marca Calatrava, también conservan paños de murallas romanas e íberas.

La Cruz Calatrava, ocupa el primer espacio del escudo marteño, junto al castillo.
Unas murallas que poco a poco van siendo recuperadas, como muestra de la defensa y poder de esta ciudad, cabeza de partido de la Orden Calatrava en el Sur de España y que debería mostrar mayor respeto y al tiempo orgullo, por el rico y portentoso pasado que antaño poseyó.





El Castillo de Víboras: la Encomienda de Bib Bora

El Bib de Bora, o puerta de Bora, el castillo que en tiempos romanos guardaba la villa íberoromana de Bora (en la actualidad, Las Casillas de Martos) da nombre a todo este territorio y al río que corre a los pies de este castillo.

Pese al pequeño tamaño de este castillo encaramado a un cerro rocoso de origen volcánico, su importancia estratégica fue fundamental, puesto que fue un fuerte reducto avanzado en la frontera cristiana. Entregado junto a Martos a Fernando III, los Calatravos lo reforzaron dándole el aspecto que tiene hoy día.


Desde su Torre del Homenaje, se observan decenas de kilómetros a la redonda y tiene por puerta un enorme ventanal en la segunda planta, que dificultaba al máximo la entrada al castillo. Dotado además de varios aljibes, llegó a tener Encomienda propia, la Encomienda de Víboras aunque su comendador jamás llegó a dormir en las estancias del castillo y decidió construirse un palacio mucho más cómodo en el centro de Martos, en la Calle Albollón.


Llegó a tener por Comendador al todopoderoso Conde Duque de Olivares. Dada la importancia histórica de este enclave calatravo, no estaría de más que en un futuro lo más cercano posible, se excavara y restaurara este enclave privilegiado a las puertas de la Sierra Sur que seguro, atraería a multitud de visitantes.



La Peña de Martos: El Castillo-Convento Calatravo


En la cima de la Peña de Martos, a 1003 metros de altura, dominando una extensa panorámica que abarca desde el valle del Guadalquivir a la Cordillera Bética, se alza la Fortaleza de la Peña de Martos, sobre los restos de un antiguo castillo árabe que fue plaza fuerte y sobre los restos de antiguas fortificaciones visigodas, romanas e íberas.

El humanista Diego de Villalta la describió como una inexpugnable fortaleza cercada de fuertes y altas murallas, torres y cubos y de la más dura materia que con gran pena y dificultad se pueden minar y tan altas e inaccesibles que un hombre apenas puede subir fácilmente a ellas.


Para llegar hasta el castillo se debe ascender un largo sendero zigzagueante que dificulta la subida al castillo. En su interior existen dos recintos, uno inferior donde se refugiaría la antigua población del castillo en el que existe una alberca y un aljibe, y otro superior protegido por un foso y la Torre del Homenaje.


Tras la participación de este castillo en no pocas escaramuzas que enfrentaron a diversos bandos árabes entre sí, terminó siendo liberado en 1219 tras el Pacto de las Navas de Tolosa y en 1228 pasó a manos de la Orden de Calatrava que convirtió a este castillo y a la ciudad de Martos en el Centro de la Encomienda Calatrava en el Reino de Jaén.


Los sucesivos intentos de reconquistar este castillo por parte de los árabes, llevaron a que esta ciudad estuviera defendida por los mejores y más aguerridos soldados de la orden y a construir en ella, un Convento Calatravo entre numerosas dependencias que hoy, descansan enterradas en la poderosa cima de la peña, que espera desde hace siglos que las maltratadas murallas que la coronan, sean recuperadas y puestas en valor, como uno de los castillos más importantes de todo el Alto Guadalquivir.


El Castillo de la Villa: la Ciudadela Urbana

Al igual que su vecino Castillo de la Peña, este castillo se alza sobre los cimientos de antiguas fortificaciones de culturas anteriores.En su interior se cree que pudo existir un convento calatravo y una iglesia, dedicada a Santa Catalina de Alejandría.




Sobresale por encima de sus torres y murallas la Torre del Homenaje, restaurada a finales del siglo XX que guarda en su interior el Centro de Interpretación del Castillo de Martos. La azotea superior ofrece una visión total de toda la ciudad y de gran parte de los antiguos dominios de la Encomienda de Martos.



A su vez la Torre Almedina, que guardaba el acceso al castillo, está siendo restaurada junto a varios paños de murallas donde han sido halladas murallas ciclópeas de origen íberorromano.



Todas las noches de San Juan, esta parte de la ciudad amurallada viaja al pasado para celebrar el Viaje al Mundo Medieval, que llena de vida toda la Fortaleza Urbana y que poco a poco, va cobrando la importancia que merece este segundo castillo del recinto fortificado marteño.



 Fuensanta de Martos: la Fuente Santa Calatrava

Al igual que Jamilena y Torredonjimeno, Fuensanta de Martos constituye una parte de los que fueron los antiguos territorios marteños tanto en tiempo de los romanos con la Colonia Augusta Gemella Tuccitana, como en tiempos medievales con la Encomienda Calatrava Marteña.

La Fuentesanta Calatrava preside el escudo.
Esta población, al formar parte del término municipal marteño hasta bien entrado el siglo XIX, queda totalmente en la órbita marteña y de igual modo sus fortificaciones.


En la actualidad, una torre vigía cuya construcción y tipo de mampostería podemos considerar como un calco del tipo que se utilizó en las murallas tuccitanas, marca la división de términos municipales. Muy modificada, al ser utilizada como cortijo hasta tiempos muy recientes, conserva las saeteras y algunos elementos característicos de esta torre que vigilaba el camino entre Fuensanta y Martos.


Ya en el pueblo, que se encuentra a unos 5 kilómetros encontramos la iglesia, que fue una de las 10 parroquias con las que contaba la Villa de Martos y es uno de los edificios con más solera de Fuensanta.
No cabe duda que el pródigo pasado de esta pequeña población calatrava no tardará en despuntar y la importancia de su historia atraerá al floreciente turismo en el que la Marca Calatrava también debería estar presente.



 Alcaudete: La Fortaleza Señorial

Se dice que Alcaudete significa la ciudad de los manantiales, nombre dado por los árabes debido a las riqueza en aguas del lugar, que antaño fue romano y anteriormente íbero.


El castillo se alza a 714 metros de altura. Domina toda la visión de Alcaudete y todo el territorio que le rodea y forma una magnífica panorámica al estar acompañado por la efigie de la Iglesia de Santa María.

El Castillo Calatravo.
Codiciada por todos por su posición entre Córdoba, Granada y Jaén, fue un poderoso castillo árabe dependiente de Alcalá la Real y tiempo después, cristiano.


Conquistado por Fernando III y Alfonso X, volvió a ser territorio árabe a cambio de Tarifa. En 1312 volvió a ser sitiado y conquistado por Fernando IV y Pedro I lo entregó a la Orden de Calatrava que reforzó sus defensas y le dio el aspecto actual.


Un siglo después, asediado por los Nazaríes, fue defendido por Alonso de Montemayor y desde entonces pasó a manos de esta familia que lo convirtió en su castillo-palacio. Abandonado a su suerte y severamente dañado por el gran terremoto de Portugal, fue reconstruido en el siglo XX, siendo todo un ejemplo de preocupación por el patrimonio de un pueblo y por su historia.

En el interior de su Torre del Homenaje se esconde el Centro de Interpretación de la Orden de Calatrava, donde se puede conocer como era en parte la vida de estos monjes guerreros. Al mismo tiempo, sus Fiestas Medievales Calatravas están encontrando grandes cotas de popularidad, haciendo que los alrededores del castillo se llenen de vida y actividades todos los veranos.

Toda una exhibición de orgullo calatravo para una población cuya presencia calatrava no fue excesivamente larga, pero que sí ha sabido ver la importancia capital de este periodo histórico y de esta orden.



 Castillo de Locubín: la Última Frontera

Castillo de Locubín 
debe su nombre al antiguo castillo árabe His al Uqlin, aunque también existe la leyenda de que fue Isabel la Católica, al visitar el lugar  y ver que el castillo y el pueblo se encontraban mucho más bajos que las sierras que rodean al pueblo proclamó: "Castillo de locos vi". 



Sea como fuere, este castillo, guarda de fronteras desde tiempos inmemoriales siempre estuvo sujeto a la influencia de poblaciones mayores, ya fuera Priego de Córdoba, Alcalá la Real o bajo la influencia de la Encomienda de Martos.

La influencia de Alcalá la Real también se aprecia en el escudo
donde no aparece la Cruz Calatrava, al ser muy parecido al de Alcalá.
Fue un castillo fundamental para la defensa de Granada, por el que se guerreó intensamente y fueron muchas las manos que lo controlaron y perdieron.


En la actualidad se encuentra convertido en una vivienda privada y su antiguo trazado ha sido modificado profundamente.


En torno a este castillo existen varias atalayas de vigilancia y observación del territorio, algunas que os muestro son la Torre de la aldea de Ventas del Carrizal o la Torre Marroquí, cerca del Castillo.


Un sistema de vigilancia muy parecido al que existe en la vecina población de Alcalá la Real, que fue creado por los Nazaríes aunque fue profusamente utilizado posteriormente por los cristianos que siguieron utilizando estas pequeñas torres cilíndricas, abandonadas en mitad del territorio rural.


Arjona: la gran desconocida

Y digo bien, la gran desconocida puesto que por más que he buscado información sobre el pasado Calatravo de esta villa, no he sabido aclarar con exactitud su vinculación a la Orden.


Sí, todos los autores afirman que Arjona y su castillo perdido pertenecieron a la Orden de Calatrava y estuvieron bajo la órbita de la Encomienda de Martos. Pero mientras que unos aseveran que esa pertenencia a la Orden fue circunstancial, otros afirman que el peso de esta villa fue muy importante en el territorio Calatravo, hasta el punto de convertirse en Cabeza de Distrito Calatrava al dividirse el Maestrazgo Calatravo en dos partidos administrativos: el de Martos y el de Arjona.

Triplete Calatravo, que demuestra el poderío de la Orden en tierras de Arjona.
 Parece ser que bajo control de Arjona quedaron las poblaciones de Lopera, Porcuna, Arjonilla y Lahiguera. Puesto que como digo, ni los propios autores de los muy diversos libros consultados llegan a contar la misma historia, dejo esta explicación aquí, con idea de que en un futuro y con ayuda de mayores entendidos en el tema, pueda ampliarla o modificarla.



Otras poblaciones: 

Lahiguera: la antigua Higuera de Arjona, guardó los caminos que comunicaron Andújar, Martos, Jaén y Porcuna. Durante varias décadas, perteneció a la Orden de Calatrava y su antigua Torre de la Tercia sirvió de vigía del territorio, además de almacén para la Orden, aunque siempre estuvo bajo la influencia de Andújar.


Alcalá la Real: Fue por un breve periodo de tiempo administrada por la Orden Calatrava, apenas unos años, aunque los pendones de la Orden aún ondean en alguno de los edificios de la Fortaleza de la Mota.


Arjonilla: Tras la reconquista de Arjonilla en 1282, el rey Sancho IV la convirtió en señorío y estuvo bajo la influencia de Úbeda y Arjona, pero fue la Orden de Calatrava quien la fortificó y repobló, quedando como muestra el Castillo de Macías el enamorado.


Sabiote: Tras la Toma de Baeza por Fernando III, este tomó Sabiote con idea de aislar a la ciudad de Úbeda. Alfonso X constituyó la Encomienda Calatrava de Sabiote que durante un corto periodo de tiempo perteneció a la Orden, para tiempo más tarde pasar a manos de la Orden de Santiago y finalmente convertirse en señorío. Aún así, el pendón calatravo ondea con profusión por todo el castillo y adorna sus multitudinarias fiestas medievales.





Al igual que ocurre con la Ruta de los Castillos y de las Batallas, podría realizarse un trazado turístico desde La Mancha, donde se encuentran las fortalezas más importantes de toda la Orden y también el denominado Campo de Calatrava, que terminase en Jaén, formando así un valioso recurso turístico que pusiera aún más en valor, estos territorios que hace siglos fueron hermanos y que aún hoy, lo siguen siendo.

Lo dicho. Herederos y Herederas de los Calatravos: ¡UNÍOS!