sábado, 22 de agosto de 2015

Mata Begid, la aldea serrana detenida en el tiempo.

Sierra Mágina es una de las comarcas de nuestro Paraíso Interior más desconocida e inexplorada por el público general.

Quizás la Sierra de Cazorla acapare casi todas las miradas de propios y extraños y a ello se le sume, las visitas a Sierra Morena dirigidas sobre todo al Santuario de la Morenita...

Y así, quedan olvidados a cada extremo de la provincia, el Parque Natural de Despeñaperros (próximamente escribiré sobre este) y el Parque Natural de Sierra Mágina, ignorando así el tremendo potencial que atesora la serranía de Mágina.


Una sierra que guarda multitud de secretos y que invita a conocerla sosegada y pausadamente, ya que de lo contrario, terminaremos dejando atrás en nuestras visitas multitud de detalles. Y lo digo con conocimiento de causa, puesto que tras no pocas visitas a esta comarca visitando sus senderos, pueblos, castillos y parajes singulares, me sorprendo al darme cuenta de que llevaba mucho tiempo pasando de largo por lugares tan especiales como las Fuentes de Hutar o la Aldea de Mata Begid, ignorando completamente la existencia de estos sitios tan impresionantes.

Pues hoy os quiero mostrar uno de esos tesoros. Nos vamos a Mata Begid.


Por mucho que lo he buscado, no he conseguido dar con el origen tan particular del nombre de este enclave, quizás algunos de los que me leéis podéis darme alguna pista.


Llegar hasta aquí, no es fácil. Esta finca rústica se encuentra camuflada y enclavada entre la frontera de los olivares y los pinares que pueblan este Parque Natural. No existen señalizaciones tampoco que ayuden a orientarnos para llegar hasta aquí. Quizás como ligera localización podría decir que se encuentra cercana a la población de Huelma, aunque en el término municipal de Cambil.


Esta aldea o cortijada, es muy llamativa. Podría decirse que el tiempo se ha detenido en este espacio romántico, decimonónico y sus ilustres edificios más son propios de antiguas fotografías color sepia o blanco y negro que del siglo XXI. Y es precisamente esta particularidad la que atrae a tanta gente hasta aquí.


Nada más llegar, nos sorprende el formidable bosque que protege de los calores todo el entorno y además oculta casi en su totalidad la visión desde lejos de esta aldea. Enormes plátanos de sombra pueblan el lugar con sus enormes troncos y su gran porte, que animan a disfrutar sosegadamente de sus sombras, invitando a sentarse en los muchos bancos encalados que encontramos a nuestro paso.


Presidiendo el lugar, encontramos dos mansiones llamadas la "Casa Vieja" y la "Casa Nueva" decoradas con el tradicional blanco de la cal y el azul, que le dan gran vistosidad, acompañadas por hermosas rejas, puertas de madera y unos hermosos jardines, a los que no se pueden acceder por ser privados.


Además, una soberbia escalinata parece abrazar un hermoso pilón donde dos leones escondidos bajo varias capas de cal siguen surtiendo el líquido elemento, llenando con su relajante canto todo el espacio circundante. Un espacio donde el murmullo del agua es constante, ya que en las inmediaciones de estas casonas discurre el Río Oviedo dando vida a una pequeña central hidroeléctrica, que antaño llegó a abastecer de electricidad no solo a este lugar sino a varios municipios aledaños.



Mata Begid fue siempre un lugar vinculado al bosque y en menor medida a la agricultura. Siglos atrás, el carboneo explotó todo el bosque que rodea la zona, realizando a veces auténticos atentados medioambientales que sobreexplotaron los bosques, hoy felizmente recuperados.


Cuando concluimos nuestro caminar junto a las nobles viviendas de este sitio...creyendo que no tenemos nada más que ver y podemos poner  fin a la visita...observamos escondido entre el frondoso bosque, una Ermita.



Hacia ella dirigimos nuestros pasos. Lamentablemente en la actualidad se encuentra abandonada, pero aún así sigue resaltando el blanco de la cal en su fachada. Cuentan que esta ermita fue abandonada tras la Desamortización de Mendizábal y que en ella se encontraba el Convento de Santa María de Oviedo.


Pero lo que más sorprende de este lugar si cabe, es su fuente. La fuente que preside esta antigua plaza, que hoy está medio perdida entre la maleza y que sigue surtiendo agua a pesar de encontrarse invadida por multitud de plantas invasoras.


Escondidas entre las hierbas, aparecen pequeñas esculturas adornando todo el entorno, haciendo volar nuestra imaginación, soñando en este lugar cuando estaba en su máximo esplendor.



Y el agua, el murmullo del agua es constante y nos envuelve a cada paso que vamos dando. No importa la época del año que sea, en el lugar más inesperado nos espera una cascada o una surgencia de agua, que refresca aún más todo el entorno y nos regala multitud de mágicas instantáneas.


Y para terminar, el Estanque

En la zona alta de la aldea, muy cercana a la Ermita se encuentra este estanque que recibe las aguas de una cascada del Río Oviedo.


Tiene una forma circular y se encuentra adornado por una pequeña escultura en la zona central, que surte agua de forma vertical añadiéndole vistosidad y un plus de magia a este espacio.


Varios bancos de piedra y el esqueleto de unos antiguos columpios nos recuerdan de nuevo que estamos en un lugar donde pareciera que el tiempo se ha detenido o quizás aquí corriera más lento.



Disfrutando, bajo la agradable sombra del bosque de ribera que abraza a este estanque y soñando con tiempos pasados, donde este lugar estuvo lleno de vida, ponemos fin a nuestra visita por hoy.

Teniendo presente, que próximamente hablaremos del Castillo de Mata Begid.

martes, 11 de agosto de 2015

Martos, Ayer y Hoy. Viajando en el tiempo por la ciudad de los Olivares

Me encuentro hoy ante la difícil empresa de unir en este espacio que es mi blog, diferentes periodos de la historia reciente de mi ciudad, Martos, para comparar cómo y cuánto hemos cambiado.

Contrastando fotografías antiguas con actuales, utilizando imágenes en blanco y negro, formando así un artículo peculiar en la corta historia de este mi blog, pues siempre había querido utilizar estas imágenes antiguas que tanto me llaman la atención pero nunca hasta hoy me había atrevido.

Pero quisiera ir más allá...


Quisiera además mostrar cómo con el paso de los siglos, nuestra ciudad ha ido transformándose al tiempo que arrasando una parte importante de nuestro legado histórico, poniendo como ejemplo, lo que no debemos seguir haciendo en nuestra ciudad.

Seguro estoy de que no soy el más indicado para realizar esta comparativa, puesto que mi memoria solo alcanza a conocer esta ciudad desde hoy, hacia 25 años atrás...

Seguro que otros podrían hacer una mejor ubicación y explicación de las imágenes que aquí muestro, pero igualmente me voy a permitir ser un viajero del tiempo e intentaré desencriptar los secretos de estas imágenes en blanco y negro, siguiendo los pasos de los antiguos fotógrafos que se atrevieron a retratar esta milenaria ciudad.

Quisiera además que este artículo quede como un pequeño homenaje al grupo de Facebook, Martos en el Recuerdo, de donde proceden varias de las imágenes y que se ha convertido en una enorme enciclopedia digital de la antigua Tucci, donde no pasa un día sin que aprendamos algo nuevo.

Hoy vamos a conocer a Martos Ayer y Hoy.


El "Nuevo" Martos. Finales del siglo XIX

Una imagen cuyo fondo permanece inalterado, aunque la forma esté totalmente cambiada.

Aquí podemos ver, cómo fue nuestra ciudad cuando el Casco Histórico, esa parte de nuestra ciudad tan olvidada y maltratada hoy día, era el único Martos que existía y todo lo demás, no eran más que tierras de cultivo que alimentaban tanto a la población marteña como a la importante cabaña ganadera que antaño existía.

Podemos apreciar las laderas de la Peña, completamente limpias de vegetación, ya que hasta hace unas décadas eran roturadas y cultivadas, aprovechando al máximo el terreno hasta límites insospechados.
Parece que las tierras de labor llegaban hasta el conocido Peñón Cocido y todos aquellos que hemos ascendido hasta esta formación rocosa, sabemos de lo empinado y dificultoso del terreno.

Se aprecia lo que fue el inicial Paseo del Calvario, con sus cipreses centenarios despuntando ya en la silueta de la peña y unas grandes casonas, de las que hoy no queda ni rastro.


El Santuario de Santa María de la Villa, antes de 1936

No, no he podido realizar una fotografía  similar. Que alguien me corrija si me equivoco, pero esta instantánea fue realizada casi con toda probabilidad, desde la Torre Albarrana que se encuentra en la Calle Real y después de varios intentos no he podido entrar en ella.


A pesar de los años transcurridos, esta imagen no ha perdido su esencia. Afortunadamente, muchas de las casas que aparecen en la imagen continúan con sus fachadas encaladas de blanco y sus tejados tradicionales.

Solo se echa en falta dos elementos fundamentales. El primero, el Santuario de la Virgen de la Villa, obra antiquísima que contó en su construcción con el papel fundamental del famoso cantero Francisco del Castillo (en cuyo santuario descansaron sus restos mortales hasta la destrucción del mismo) y que contaba con un hermoso conjunto con su campanario asentado sobre las murallas, separado del resto del templo.

Una maravilla, desaparecida tristemente al comienzo de la Guerra Civil Española.

Por otro lado, falta el antiguo edificio ambulatorio de la Seguridad Social y la antigua Escuela de Primaria, que desaparecieron hace décadas, dejando paso a la enorme plazoleta adornada por las grandes palmeras visibles desde cualquier punto de nuestra ciudad.


Calle Campiña (Antigua calle Calvo Sotelo) Años 1940-50

Las antiguas calles empedradas donde se respiraba una tranquilidad solo alterada por el paso de algún animal de carga, han desaparecido.

Hoy, el asfalto y en ocasiones, los adoquines han ganado la batalla de la modernidad, arrebatándole a nuestra ciudad gran parte de su esencia tradicional. Las casas unifamiliares blanqueadas con cal, cayeron y dieron paso a los bloques de pisos, que ocultaban las maravillosas vistas que en esta imagen podemos contemplar.

Y allí en las alturas, el Santuario de la Virgen de la Villa siendo reconstruido, pues parece que ya le faltaba la techumbre, arrasada en el incendio de 1936.


Calle Córdoba. ¿1936-39?

Haciendo un poco de detective del tiempo, fijándome en los detalles de la imagen y desconociendo al tiempo cuál fue la fecha original de esta instantánea, puedo deducir que se trata de una imagen de la guerra civil o quizás, inmediatamente posterior.

Llama poderosamente la atención en primer lugar, el Campanario de Santa Marta con los arcos del primer cuerpo de campanas cegados, impidiendo así que las campanas cumplieran su sonora labor. ¿Para qué este despropósito? Solo se me ocurre pensar en la guerra civil, cuando este templo perdió su función religiosa, para convertirse en el Mercado-Refugio Antiaéreo Municipal. Algunas de sus campanas, si no me equivoco, fueron fundidas para la guerra y al perder el campanario su elemento fundamental, se tapió protegiendo así al edificio de las bombas que la aviación fascista arrojaba sobre Martos y produciendo una caja de resonancia ideal, para aumentar el efecto alarma de las sirenas antiaéreas que se colocaron en este campanario.

Vemos en la imagen, escombros en la calle que quizás fueron producidos por las bombas que cayeron en la plaza o quizás por la construcción de algún refugio antiaéreo, cuya premura en la construcción hacía que en muchas ocasiones, estos escombros quedasen abandonados en plena calle.


Vistas del Casco Histórico. Década de 1930

Una imagen curiosísima.

 El callejero urbano poco o nada se ha modificado. Quizás podemos observar, la ausencia de las últimas casas de la calle Ogazonas y la reducción en el tamaño del huerto de las RR.MM  Trinitarias, que antaño seguramente estuvo comunicado con el de las RR.MM Clarisas. Comprobamos cómo el convento de las Trinitarias estaba encalado completamente hasta el  tejado y en una imagen singular, vemos otra espadaña de campanas hoy desaparecida, que debió formar parte del Convento de las Claras, destruido en la Guerra civil por la Aviación Nacional.

En lo alto de la Peña vemos el poderoso castillo, mucho más esbelto y formado de lo que queda en la actualidad, tristemente.


La Fuente de la Villa, finales del siglo XIX

Aunque la forma de este barrio, el primero que surgió de nuestra ciudad a extramuros, permanece el fondo claramente se encuentra muy cambiado.

El antiguo Palacio de los Marqueses de Blanco Hermoso continúa presidiendo esta parte de la Plaza, aunque hoy se encuentra dividido en varias viviendas y la magnífica portada que podemos ver en la foto inicial ha perdido mucho. Las casas adyacentes continúan respetando sus alturas y la Peña de Martos sigue vigilando esta parte de la ciudad.

Del resto, poco bien y mucho mal. El arroyo fue encauzado hace ya varias décadas y su antiguo recorrido hoy está convertido en la Avenida de la Fuente de la Villa. El puente que lo cruzaba, desapareció con él junto a la monumental Fuente de la Villa, del siglo XVI dedicada al emperador Carlos I de España y V de Alemania. Enterrada en los últimos años de la dictadura franquista se intentó recuperar en 2014 aunque francamente, el engendro creado de los restos de la misma...mejor hubiera continuado enterrado, puesto que no tiene nada en absoluto de parecido a la fuente monumental que dio vida a la ciudad.


El Correo. 1910-1920

Imágenes en blanco y negro que nos muestran una ciudad adormecida en el tiempo, atrasada...o quizás eso es lo que queramos creer...

Importantes adelantos venidos en nuestra ciudad hacía ya siglos podemos encontrar en estas imágenes de las que hoy, algunos solo conservan el recuerdo. El telégrafo, hoy desaparecido y en desuso, siempre acompañaba al Tren, poderosa máquina que traía y llevaba a los habitantes de nuestra ciudad hacia otros lugares, quizás otras vidas, junto a las materias primas, principalmente el Aceite de Oliva que salían de nuestras almazaras.

La vía ferroviaria de Martos, el Ferrocarril Linares-Puente Genil del que hoy solo nos queda el espacio, transformado en Vía Verde del Aceite con el recuerdo de lo que fue.

Y el Edificio del Matadero. Otro elemento fundamental de nuestra historia, perdido por siempre.


La Torre del Homenaje. Anterior a 1940

No es posible  saber con exactitud cuál fue la fecha de realización de esta imagen.

Podemos ver cómo era la Fortaleza Baja de Martos, hasta probablemente mediados del siglo XX cuando comenzaron a construirse casas particulares en el enorme patio de armas que durante siglos había permanecido vacío.

Hoy día, no nos podemos imaginar una imagen semejante y solo podemos llegar a soñar, en la cantidad de restos arqueológicos que deben existir aún bajo las casas construidas en este castillo.


Plaza de la Fuente Nueva: 1924

Aquí podemos observar una hermosa instantánea de la populosa Plaza de la Fuente Nueva acompañada como debe ser, con su monumental Fuente lamentablemente perdida.

Hoy esta imagen es prácticamente imposible de reproducir. Las señoriales casas que se ocultan tras el pilar con sus negocios cayeron y fueron sustituidas por bloques de viviendas.

El enorme espacio de la plaza fue adornado, por jardinillos que ocultan parte de la visión del entorno hoy...un tanto enturbiado por la masificación de automóviles aparcados.

Y la ausencia del pilar...con su enorme pilón, con su monumentalidad, hace que esta Plaza, que llegó a ser una de las más hermosas de Jaén, sufra hoy la ausencia de todos sus encantos...


Vistas desde el Castillo de la Peña de Martos. Años 1960-70

La existencia de este tipo de fotografías, me hace pensar que deben de existir sí o sí, imágenes antiguas del Castillo de la Peña de Martos que aún no se conocen. Uno normalmente no sube a la Peña para retratar la ciudad desde este inexpugnable mirador natural y se le resiste una fotografía hacia el Castillo-Convento Calatravo.

Aún así, esta imagen nos muestra cómo se ha desarrollado el "Martos Nuevo".

La imagen nos muestra a la izquierda, el barrio de Regiones Devastadas, con sus pequeñas viviendas unifamiliares de las que hoy día ya existen muy pocas, al ocupar su espacio bloques de pisos.

Justo encima, comprobamos cómo los alrededores de la Cooperativa Virgen de la Villa eran un erial que no se urbanizaría hasta los albores del siglo XXI.

En el centro, las Avenidas Moris y de los Aceituneros, totalmente vacías y solitarias junto a la Estación de Autobuses, donde empezaban a despuntar algunos bloques de pisos. E igualmente, la Avenida Pierre Cibié, con un emergente Parque Municipal donde los árboles apenas llamaban la atención y la sensación de vacío lo llena todo, puesto que tan solo resalta en el espacio el Hotelito.

Para los que conocimos este lugar urbanizado casi en la totalidad, nos resulta cuanto menos sorprendente esta imagen de Martos y solo podemos imaginar cómo fue la vida de los atrevidos que se fueron a vivir a esta parte de la ciudad, tan vacía y rodeada de campo.

La Estación de FF.CC que en aquellos tiempos aún continuaría en funcionamiento, queda muy lejana de todo el casco urbano y el bosque de pinos que se alza frente a ella, apenas pareciera haber sido plantado.


Convento de las Claras en la Plaza de la Constitución. Anterior a la Guerra Civil

Otro edificio de nuestra localidad perdido. El antiguo Convento de las Claras que se encontraba en el centro histórico de nuestra ciudad, en la Plaza de la Constitución.

Reducido a escombros durante los bombardeos franquistas que soportó nuestra ciudad. Al término de la misma, el solar fue vendido por las reverendas madres al Ayuntamiento, donde construyó el Mercado de Abastos, hoy completamente modificado igualmente, cuya fachada además choca con el histórico entorno que la rodea.

Modificar dicha fachada y adecuarla al marco de nuestra ciudad, sería una importante mejora para la misma.


Martos en los tiempos de la Restauración. 1880


Martos, en los tiempos de la resaca del Sexenio Democrático. Años convulsos, de monarquías y repúblicas efímeras, de golpes de estado, levantamientos y de reyes que mueren jóvenes no se sabe si por mala suerte o por su afición a "yacer" en cama ajena.

Un tiempo difícil y también, una de las fotografías que más quebraderos de cabeza me ha traído. Vale, sí, está claro que el fotógrafo se situó para realizar en la imagen, casi con toda probabilidad, en los terrenos que actualmente ocupan las dependencias del Juzgado. Y al tiempo, la proliferación de edificios, bloques de pisos y parques en esta zona, hace que (al menos para mí) me resulte imposible realizar una fotografía donde al menos aparezca lo más importante de la imagen, el Castillo de la Villa, el Santuario de la Virgen de la Villa y la Peña.

Solo puedo añadir, que es una imagen cautivadora. El Castillo se muestra lejano y altanero, con sus murallas libres de gran parte de las viviendas que se construyeron agarradas a las laderas de este cerro. La Peña aparece escondida, tras las humaredas de las chimeneas que calentaban los hogares de este Martos atrasado y en el centro, el antiguo Santuario de la Virgen de la Villa, cuyas paredes llaman la atención por su oscuridad, que parecieran querer confundirse con el terreno y su planta, antigua que se perdió en la última guerra civil sufrida por los españoles.

La huerta que encontramos en primer término, se encuentra hoy desaparecida, ocupada por los edificios vecinales de la Plaza Maestro Álvarez.

Plaza de la Cruz del Lloro. Los Felices años 20

Hace apenas 80 años, nuestra ciudad terminaba en lo que hoy es uno de los nudos de comunicación más concurridos y poblados de la ciudad.

De nuevo a lo lejos, podemos ver el antiguo Santuario de la Virgen de la Villa acompañado por la Torre del Homenaje y comprobamos cómo eran las calles La Teja y Príncipe Felipe, donde los carriles y calles de tierra daban paso a pequeños negocios y cuadras de animales.

No aparece en la imagen, uno de los símbolos por excelencia de nuestra ciudad como es la Cruz del Lloro puesto que parece que quedó al margen de la fotografía y que además, se ha modificado su ubicación en varias ocasiones.


Calle Real y Calle Porcuna. 1880

Un auténtico espejo en el tiempo. Ya han pasado casi 150 años desde que se realizase esta imagen.

Las modas han cambiado, como queda en evidencia. El pavimento de canto rodado hace décadas que desapareció. Y sin embargo, la esencia permanece intacta. Las viviendas, los patines, la cruz que preside esta histórica vía de entrada a Martos persisten.

Pareciera que los años no pasan, para nuestra calle Real de San Fernando.


Real Iglesia de Santa Marta. 1914

Una fotografía  (¿o es un dibujo?) cuanto menos sorprendente para los que nos topamos con ella por primera vez.

Realmente, no parece la misma Iglesia que hoy conocemos, si no fuera por las grandiosas columnas realizadas por Francisco del Castillo que aquí parece ser que se encuentran pintadas y por la distribución del templo.

El Altar hoy es un desconocido total, al igual que la capilla contigua. Aunque sí permanece inalterable, la Tumba de los Hermanos Carvajales.

La distribución de los bancos también aparece muy distinta ¿quizás estuviesen preparando la salida de algún paso procesional y habían dejado despejado el espacio central?


Torre del Homenaje

De nuevo, otra imagen de la fortaleza baja de nuestra ciudad presidida por la majestuosa Torre del Homenaje.

Podemos apreciar el deficiente estado de conservación de la misma, cuando se convirtió en vivienda y sorprende además ver cómo varias de las edificaciones que crecían a sus pies han ido desapareciendo.

En la imagen podemos comprobar cómo aún quedan restos en una de las fachadas de la torre, de un antiguo frontón.


Antigua Cárcel Y Cabildo. Ayuntamiento de Martos.

Aunque realmente, la fachada de nuestro ilustre Ayuntamiento no ha cambiado mucho con los años, sí me gustaría hacer una comparativa en el tiempo.

La imagen lo merece. Descubrimos cómo el antiguo mercado se hacía en la Plaza y ocupaba hasta las puertas del histórico edificio marteño.

Descubrimos los ropajes de la época, probablemente de inicios del Siglo XX y de los recelos de los marteños y marteñas que miraban a uno de los nuevos ingenios de aquel tiempo, como es la Cámara Fotográfica.

Los arcos superiores de la fachada aparecen tapiados y podemos descubrir cómo las figuras que sujetan el escudo de armas de la ciudad, aún tenían cabeza y rostro, lo que nos lleva a pensar que pudieron perderse también, en nuestra incivil guerra.

El Café Alhambra. 1880

Otro ejemplo de atentado hacia nuestro patrimonio.

Sinceramente, si este impresionante edificio hubiera sobrevivido a los tiempos de la Dictadura Franquista y con él hubiera permanecido el antiguo Templo de San Francisco y la monumental Fuente Nueva, podríamos estar hablando de una de las plazas más hermosas y monumentales de toda España.

Pero queda claro que en esta ciudad estamos a otras cosas. Ejemplos de cultura andalusí no abundan en nuestra tierra y con la constante desaparición de nuestro patrimonio, solo estamos fomentando la pérdida de nuestra propia identidad.

De este edificio al menos, nos quedan algunas imágenes para recordar lo que fuimos y ya nunca volveremos a ser.

Castillo y murallas de la Fortaleza Baja de Martos. 

Realmente, de todo el esquilmado patrimonio histórico de la ciudad de Martos, quizás el mas maltratado sea su patrimonio defensivo.

En el pasado, no solo se perdió la oportunidad de conservar al menos la Fortaleza Baja (ya que el de la Peña sigue esperando su salvación) si no que se permitió que fuera colonizado, haciendo que se llenase de casas toda la plaza amurallada del castillo, al tiempo que desaparecían antiguas dependencias calatravas, que destacan en la imagen en blanco y negro.

Con la construcción de todas estas edificaciones, perdimos una enorme cantidad de información sobre la Villa Calatrava de Martos, una información y un legado que deben recuperarse, ya que la mayor parte de las murallas de esta ciudad siguen en pie, integradas en el caserío y su puesta en valor, pondría a la Villa de Martos en un lugar preferente a nivel nacional, turística, patrimonial y culturalmente hablando. 


La "Cuna de Martos" Siglo XIX

Y digo bien. La Cuna de Martos es lo que aparece en la imagen. 

Que no le cuelgue nadie el cartel de "Antiguo" puesto que si tenemos (y más nos vale tenerlos) dos dedos de frente, sabremos que de este rincón llamado por algunos "modelnos" antiguo, depende el futuro de nuestra ciudad.

Que hoy somos una ciudad industriosa que da de comer a miles de personas, pero que solo hace falta una ligera brisa para que cambien las cosas, dios no lo quiera y entendamos que antes de apoyar a unos señores capitalistas que se instalaron en la ciudad de la Peña al ver oportunidad de negocio, debimos apoyarnos a nosotros mismos...o al menos...repartir un poquito, mitad para lo nuestro y mitad para que esos industriales se mantuvieran contentos.

Que no se me enfade nadie por estas palabras. Pero es que aun resuenan en mi mente los gritos de ELDON NO SE CIERRA y uno es mal pensado por naturaleza.

En la imagen podemos ver como los actuales campos de olivos marteños, antaño fueron campos de cultivo cerealista. Comprobamos como era la moda de aquellos años y de nuevo, comprobamos como se encontraba la fortaleza baja de nuestra ciudad, antes de ser poblada.


Aqui concluye nuestro viaje en el tiempo en la Ciudad de la Peña, comprobando cuanto hemos perdido...y esperando entender, que aun nos queda mucho por perder y debemos proteger.

Depende de nosotros.