Saludos, amigas y amigos.
En esta tierra que constantemente se ve azorada por el fantasma de la
sequía, cuya amenaza va creciendo por culpa del cambio climático, es
siempre un auténtico placer disfrutar de los generosos manantiales,
fuentes, y demás paraísos acuáticos que podemos encontrar a lo largo de
la provincia.
Hoy quisiera acompañaros a descubrir uno de ellos.
Dirigimos nuestros pasos hacia la pequeña pedanía de
Arbuniel, perteneciente a Cambil, vigías ambas poblaciones de una parte
de la Sierra Mágina, que durante siglos fue frontera entre reinos y
lugar de escaramuzas constantes durante la Reconquista.
Pues bien, uno de los grandes reclamos de Arbuniel, que no el único,
está a las afueras del pueblo donde se encuentra el llamado Nacimiento
del Río Arbuniel.
En este lugar, podemos descubrir un hermoso estanque o charca de aguas
frescas y cristalinas a los pies del Monte de Torre Gallerín.
Este enorme embalse de aguas turquesas recoge las aguas abundantes que
nacen en el lugar y las reparte por todo el pueblo en una serie de
canalizaciones que lo llenan de vida.
Además, junto a este enorme lago de agua dulce, se encuentra una antigua
central hidroeléctrica (de cuatro que existían) que utilizaba la
corriente del agua para generar electricidad, siendo una importante
fuente de energía limpia y hoy lamentablemente perdida. También antaño
movieron molinos harineros y de aceite.
Este caudaloso manantial, orgullo de los habitantes de la zona que surge
con fuerza entre las rocas del entorno, forma además del gran estanque
varias pequeñas cascadas que refrescan el ya de por sí fresco lugar, al
tiempo que aquí podemos disfrutar de la tranquilidad y el sosiego que se
respira al estar la zona habilitada para zona de recreo.
Además, aquí viven multitud de especies animales y vegetales
subacuáticas, representadas sobre todo por una hermosa bandada de patos
que hacen las delicias de los visitantes y forman una estampa única que
enamora a cuantos se acercan hasta aquí.
Si no lo habéis hecho ya, tenéis que venir a Arbuniel.
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lunes, 15 de octubre de 2018
sábado, 22 de agosto de 2015
Mata Begid, la aldea serrana detenida en el tiempo.
Sierra Mágina es una de las comarcas de nuestro Paraíso Interior más desconocida e inexplorada por el público general.
Quizás la Sierra de Cazorla acapare casi todas las miradas de propios y extraños y a ello se le sume, las visitas a Sierra Morena dirigidas sobre todo al Santuario de la Morenita...
Y así, quedan olvidados a cada extremo de la provincia, el Parque Natural de Despeñaperros (próximamente escribiré sobre este) y el Parque Natural de Sierra Mágina, ignorando así el tremendo potencial que atesora la serranía de Mágina.
Una sierra que guarda multitud de secretos y que invita a conocerla sosegada y pausadamente, ya que de lo contrario, terminaremos dejando atrás en nuestras visitas multitud de detalles. Y lo digo con conocimiento de causa, puesto que tras no pocas visitas a esta comarca visitando sus senderos, pueblos, castillos y parajes singulares, me sorprendo al darme cuenta de que llevaba mucho tiempo pasando de largo por lugares tan especiales como las Fuentes de Hutar o la Aldea de Mata Begid, ignorando completamente la existencia de estos sitios tan impresionantes.
Pues hoy os quiero mostrar uno de esos tesoros. Nos vamos a Mata Begid.
Por mucho que lo he buscado, no he conseguido dar con el origen tan particular del nombre de este enclave, quizás algunos de los que me leéis podéis darme alguna pista.
Llegar hasta aquí, no es fácil. Esta finca rústica se encuentra camuflada y enclavada entre la frontera de los olivares y los pinares que pueblan este Parque Natural. No existen señalizaciones tampoco que ayuden a orientarnos para llegar hasta aquí. Quizás como ligera localización podría decir que se encuentra cercana a la población de Huelma, aunque en el término municipal de Cambil.
Esta aldea o cortijada, es muy llamativa. Podría decirse que el tiempo se ha detenido en este espacio romántico, decimonónico y sus ilustres edificios más son propios de antiguas fotografías color sepia o blanco y negro que del siglo XXI. Y es precisamente esta particularidad la que atrae a tanta gente hasta aquí.
Nada más llegar, nos sorprende el formidable bosque que protege de los calores todo el entorno y además oculta casi en su totalidad la visión desde lejos de esta aldea. Enormes plátanos de sombra pueblan el lugar con sus enormes troncos y su gran porte, que animan a disfrutar sosegadamente de sus sombras, invitando a sentarse en los muchos bancos encalados que encontramos a nuestro paso.
Presidiendo el lugar, encontramos dos mansiones llamadas la "Casa Vieja" y la "Casa Nueva" decoradas con el tradicional blanco de la cal y el azul, que le dan gran vistosidad, acompañadas por hermosas rejas, puertas de madera y unos hermosos jardines, a los que no se pueden acceder por ser privados.
Además, una soberbia escalinata parece abrazar un hermoso pilón donde dos leones escondidos bajo varias capas de cal siguen surtiendo el líquido elemento, llenando con su relajante canto todo el espacio circundante. Un espacio donde el murmullo del agua es constante, ya que en las inmediaciones de estas casonas discurre el Río Oviedo dando vida a una pequeña central hidroeléctrica, que antaño llegó a abastecer de electricidad no solo a este lugar sino a varios municipios aledaños.
Mata Begid fue siempre un lugar vinculado al bosque y en menor medida a la agricultura. Siglos atrás, el carboneo explotó todo el bosque que rodea la zona, realizando a veces auténticos atentados medioambientales que sobreexplotaron los bosques, hoy felizmente recuperados.
Cuando concluimos nuestro caminar junto a las nobles viviendas de este sitio...creyendo que no tenemos nada más que ver y podemos poner fin a la visita...observamos escondido entre el frondoso bosque, una Ermita.
Hacia ella dirigimos nuestros pasos. Lamentablemente en la actualidad se encuentra abandonada, pero aún así sigue resaltando el blanco de la cal en su fachada. Cuentan que esta ermita fue abandonada tras la Desamortización de Mendizábal y que en ella se encontraba el Convento de Santa María de Oviedo.
Pero lo que más sorprende de este lugar si cabe, es su fuente. La fuente que preside esta antigua plaza, que hoy está medio perdida entre la maleza y que sigue surtiendo agua a pesar de encontrarse invadida por multitud de plantas invasoras.
Escondidas entre las hierbas, aparecen pequeñas esculturas adornando todo el entorno, haciendo volar nuestra imaginación, soñando en este lugar cuando estaba en su máximo esplendor.
Y el agua, el murmullo del agua es constante y nos envuelve a cada paso que vamos dando. No importa la época del año que sea, en el lugar más inesperado nos espera una cascada o una surgencia de agua, que refresca aún más todo el entorno y nos regala multitud de mágicas instantáneas.
Y para terminar, el Estanque.
En la zona alta de la aldea, muy cercana a la Ermita se encuentra este estanque que recibe las aguas de una cascada del Río Oviedo.
Tiene una forma circular y se encuentra adornado por una pequeña escultura en la zona central, que surte agua de forma vertical añadiéndole vistosidad y un plus de magia a este espacio.
Varios bancos de piedra y el esqueleto de unos antiguos columpios nos recuerdan de nuevo que estamos en un lugar donde pareciera que el tiempo se ha detenido o quizás aquí corriera más lento.
Disfrutando, bajo la agradable sombra del bosque de ribera que abraza a este estanque y soñando con tiempos pasados, donde este lugar estuvo lleno de vida, ponemos fin a nuestra visita por hoy.
Teniendo presente, que próximamente hablaremos del Castillo de Mata Begid.
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martes, 12 de febrero de 2013
Cambil y Arbuniel, entre agua y castillos
Vivimos una época histórica. Se dice, que este tiempo y esta grave crisis en la que estamos inmersos pasara a la posteridad probablemente como la Gran Recesión. A pesar de que sea una época difícil llena de sacrificios, siempre es una alegría comprobar que ciertos sectores de nuestra economía siguen avanzando y creciendo pese a la crisis.
Uno de ellos es la industria turística, que continua aguantando el tirón y es bien sabido que es uno de los primeros sectores en recuperarse tras las crisis. El turismo es una industria por así decirlo, universal, con un poco de esfuerzo y dedicación puede ser llevado a cualquier lugar. Por eso siempre me alegra saber que en este Paraíso Interior, tan necesitado esta del esfuerzo conjunto para avanzar turísticamente y conseguir o al menos intentar equiparar nuestra provincia que nada tiene que envidiar a las de el resto de Andalucía, surgen renovados esfuerzos para la promoción de nuestros pueblos.
Uno de esos casos es Cambil, del que os voy a hablar hoy.
Cambil es un pueblo situado a la frontera de la provincia con Granada, que de hecho fue territorio fronterizo con el antiguo Reino de Granada y es además una de las puertas al Parque Natural de Sierra Mágina.
Cambil es sin duda un pueblo como poco pintoresco. Construido entre la confluencia de dos ríos y entre dos enormes cerros rocosos, que forman un entramado urbano con un marcado aire medieval plagado de callejas estrechas y tortuosas, que a cada paso esconden un mirador que nos descubre nuevas caras de este encantador lugar.
Es un lugar donde aún se siente el peso de la historia. Fue en Cambil donde se encontró una de las pocas huellas de dinosaurio halladas en nuestra provincia.
Fue aquí donde durante siglos se dieron constantes escaramuzas entre Castilla y Granada hasta la conquista por parte de los Reyes Católicos.
Para conocer todo cuanto nos aguarda en Cambil, es obligada una visita al novísimo Centro de Interpretación del Turismo, de la Cultura y del Medio Ambiente que se encuentra en el Ayuntamiento de Cambil.
En el encontraremos toda clase de información sobre el municipio ya sea de su patrimonio histórico, natural, biológico y desde aquí nos impulsara a recorrerlo de cabo a rabo de múltiples formas, ya que nos ofrecen muchos itinerarios por el núcleo urbano o por su termino municipal.
Desde aquí yo os invito a pasear por sus calles y plazas, para conocer su iglesia junto a su Olmo centenario
Para poco a poco ir adentrándonos por sus calles encontrándonos el Antiguo Hospital, una joya del Barroco.
E ir cogiendo altura y sin darnos cuenta ascender al castillo que corona el pueblo donde se pueden conseguir unas panorámicas increíbles de todo Cambil.
Allí arriba, en ese impresionante mirador nos encontraremos con los restos del antiguo Castillo de Alhabar y frente a este las ruinas del Castillo de Cambil separados ambos peñones por el cauce del río.
Si tras esto aun seguimos con ganas de más, llega el momento de dirigir nuestra atención hacia Arbuniel.
Arbuniel, es una pedanía de Cambil que se encuentra a unos escasos nueve kilómetros del mismo.
Arbuniel es un remanso de paz. Un pequeño pueblo con vistas a la Sierra Mágina y a la Sierra de Almadén donde encontraremos una curiosidad histórica y natural, un gran manantial que llaman El Nacimiento.
donde surgen aguas cristalinas que son embalsadas y que en el pasado fueron utilizadas para alimentar una "Fabrica de la Luz" de las que fueron muy prodigas por esta parte de la provincia para generar electricidad.
Allí, junto a las aguas que surgen de las entrañas de esta sierra concluirá nuestro paseo por hoy...
Pero Cambil y Arbuniel, guardan aun multitud de sorpresas por descubrir.
Volveremos, no quepa duda.
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