miércoles, 30 de abril de 2014

El Castillo de Torredonjimeno, histórico cofre del tesoro

Saludos, amigas y amigos.

Hoy quiero dirigir mis pasos a un pueblo muy cercano a mi Martos natal que desde hace un año aproximadamente puede presumir de tener una de sus grandes joyas arquitectónicas restaurada y musealizada, que no es poco.

Hoy os invito a descubrir el Castillo de Torredonjimeno.


En otra ocasión más detenidamente hablaremos de este hermoso pueblo, a la sombra de la Sierra de la Grana (de cuyas entrañas hasta hace poco, surgía el material que en esta población se utilizaba para generar materiales de construcción) enclavada en la campiña olivarera jiennense.


Hoy nos dirigimos hacia la zona antigua de la localidad. Paseando junto antiguas casonas que siguen mostrando todo su esplendor, nos acercamos a la Plaza de la Constitución y justo a espaldas de esta, casi llegando al final de la población, nos topamos con la Plaza de Cobos y la hermosa imagen de la Iglesia de San Pedro Apóstol que se encuentra junto a las antiguas murallas del castillo.


Al entrar en este castillo y comenzar a recorrerlo, iniciaremos también un periplo por la historia de Torredonjimeno.

 

Este lugar estuvo poblado desde la antigüedad. No se sabe a ciencia cierta si el nombre del pueblo viene de un maestre de la Orden de Calatrava llamado Jimeno o de Don Jimeno de la Raya, conquistador del lugar, lo que sí sabemos es que este es uno de los muchos pueblos con nombre "Torres" que existen en la comarca y es posible que cada uno de ellos marque con su nombre, no una antigua ciudadela defensiva, sino más bien, repartimientos de tierra donde se alzaban pequeños reductos militares donde fueron surgiendo poblaciones.

Único torreón circular que existe en la actualidad
Se cree que en la antigüedad Torre Don Jimeno tendría murallas perimetrales hoy desaparecidas, pues sabido es que tras la visita de Carlos I de España y V de Alemania al lugar, se procedió a la demolición de las mismas para la construcción de la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Santa María.

 

Desaparecidas las murallas, sólo quedaba el castillo de Torredonjimeno como testigo de los avatares históricos ocurridos en el lugar.


Tras el pacto de las Navas de Tolosa en el que el reyezuelo de Baeza dio a  Fernando III el Santo la Villa de Martos y a partir de 1228, esta ciudad se convirtió en Cabeza de Maestrazgo de Calatrava. El castillo junto al pueblo mismo quedó integrado en el territorio de la Orden (como ya había estado siglos atrás, en los tiempos de la Colonia Augusta Gemella Tuccitana).


Fue dicha Orden militar quien mandó construir este castillo en la segunda mitad del siglo XIII, asentado sobre una antigua alquería árabe. Le dieron forma rectangular y en las esquinas construyeron torreones circulares y para la puerta de acceso, construyeron una barbacana para dificultar en lo posible el acceso.

 


Tras varios ataques nazaríes, las defensas se reforzaron construyendo un muro exterior con un foso y una mina-pasadizo subterránea que comunicaba el castillo con el cercano Arroyo Salado.



Tras la Reconquista y tras desaparecer su función militar, la Familia Guzmán adquirió y transformó el castillo como residencia señorial, decorando su interior con motivos mudéjares vegetales geométricos y heráldicos, hasta que en el siglo XVIII fue abandonado y parte de sus murallas destruidas para construir un molino de aceite.



El estado de abandono se prolongó hasta finales del siglo XX,  cuando fue comprado por el Ayuntamiento para ser recuperado y restaurado. Aunque dicho proceso aún no está concluido, ya podemos disfrutar de una buena parte de este castillo que después de siglos, sigue comunicado directa y visualmente al Castillo de la Peña de Martos.


Como se aprecia en las fotografías, aún queda parte del castillo por restaurar. Pese a ello, sus murallas, jardines y el palacete señorial ya son visitables y se unen a la oferta cultural que ofrece este lugar, materializada en dos Centros de Interpretación:

- El Tesoro Visigodo de Torredonjimeno 
- Fósiles, Testigos de Vida


En el primero, podemos trasladarnos a la época visigoda para descubrir secretos de aquel reino ancestral de reyes electos, que dejó una huella en Torredonjimeno donde hace aproximadamente un siglo, surgió en unos terrenos entre Torredonjimeno Martos, el Tesoro de Torredonjimeno.


Dicho tesoro encontrado por un labrador no recibió la atención que merecía, provocando que terminara como un juguete para niños, siendo muchas de sus piezas dañadas o perdidas. 

Finalmente, el tesoro acabó dividido en varias partes desperdigadas por toda España y aquí podemos conocerlo en una recreación.


Tras conocer y ampliar nuestros conocimientos de esta cultura gracias a varios paneles interactivos, accedemos a una sala donde disfrutaremos de una pequeña película sobre este tesoro, que nos aguarda a continuación en la sala principal, la Sala del Tesoro.


En el interior de la misma, podremos admirar las recreaciones de las piezas de orfebrería y aunque los paneles interpretativos indican que posiblemente, el tesoro procediera de Sevilla y tuviera como destino el  actual Jaén o Martos por ser plazas fuertes de la época y que por algun motivo terminaron escondidas en un paraje en el camino de huida, varios historiadores y yo coincidimos en la creencia de que con toda probabilidad, el Tesoro de Torredonjimeno acabó en el olivar donde fue hallado tras un robo de alguna de las iglesias o en la catedral visigoda de la cercana Martos, cuya importancia en la época fue muy grande al ser Sede Episcopal, contar con su propio obispo, catedral, etc.



Sea como fuere, contemplar este tesoro reproducido genera fascinación por su riqueza, al tiempo que lástima, ya que al ser halladas estas maravillas debieron recibir toda la atención merecida (el no saber, el desconocimiento, es una grave enfermedad) y sobre todo, no deberían seguir dispersas por la geografía española irremediablemente.


En la segunda planta nos encontramos con el Centro de Interpretación sobre la prehistoria: Fósiles, Testigos de Vida.


Nada más llegar, podremos disfrutar de una nueva película que nos situará en el contexto histórico de los inicios de vida en nuestro planeta.


Tras pasar por una "cápsula del tiempo", vamos disfrutando de esta gran colección de fósiles que recorre todas las épocas en las que nuestro planeta fue habitado por multitud de seres vivos que fueron dejando el rastro de su presencia pretérita.


Desde plantas fosilizadas, pasando por algas marinas e insectos atrapados en ámbar, hasta llegar a miembros fosilizados de dinosaurios se pueden contemplar en este paseo en el tiempo, de más de 550 millones de años.



Aquí, entre esta colección de habitantes prehistóricos traídos de muchas regiones del planeta, podemos descubrir restos de auténticos gigantes, como se pueden apreciar en las fotografías.



Nos llamarán mucho la atención dos enormes fósiles de ammonites encontrados en las cercanías de Torredonjimeno, verdaderos testigos del tiempo en esta provincia que estuvo sumergida bajo las aguas del océano prehistórico Tetis, el cual estuvo poblado por gran cantidad de estos seres marinos.



Y tras los vertebrados e invertebrados, llegaremos a un bosque carbonizado donde podremos imaginar lo impresionantes que debieron ser estas plantas exuberantes en aquel periodo de la Tierra.


Para terminar nuestro paseo, podremos relajarnos descubriendo el antiguo Palacio de los Guzmán y disfrutar de todo el lujo que aún rodea este lugar tan repleto de historia.



O si lo preferimos, podremos relajarnos a la sombra de los jardines que se alzan majestuosos como antaño, donde afloran sus fuentes refrescantes formando un lugar mágico donde la historia, la cultura y el turismo se dan la mano, mientras que una parte cada vez más pequeña de este castillo va tomando forma y sigue su proceso de restauración para muy pronto...volver a la vida.

domingo, 20 de abril de 2014

Albanchez de Magina, la pequeña y poderosa atalaya.

Terminamos esta Semana Santa, una de las mas exitosas de los últimos años puesto que casi todos los pasos procesionales han podido recorrer las calles de nuestra provincia sin problema ( excepto los del Domingo de Resurrección, donde la lluvia volvió a aparecer ) y para descontarminarnos de tanta comilona, de esos dulces típicos de la época ( y probablemente, de algún que otro cubata que mas de uno habrá catado...) nos vamos de ruta, para ir cogiendo forma para el próximo verano que cada vez esta mas cerca.

Una vez mas, vamos a realizar una ruta corta pero muy intensa en la que sobretodo vamos a subir bastante altura en muy corto espacio de tiempo.


Nos vamos a Albanchez de Mágina. Al abrigo de Sierra Mágina y en el interior del Parque Natural del mismo nombre para descubrir sobre todo, otro de tantos castillos que se conservan altivos, gobernando desde hace siglos nuestra provincia, un territorio con la mayor concentración de castillos de todo el mundo, junto a Palestina.


Antes de pasear por este pequeño pueblo serrano, nos encaminamos hacia su castillo que nos llama la atención desde la lejanía y que se encuentra encaramado a unos risco a bastantes metros por encima del pueblo.


Encaminándonos hacia este, pasaremos por el Ayuntamiento y al poco, nos toparemos con un sendero señalizado que nos dirige hacia el castillo.


Pero no sera fácil alcanzar este reducto defensivo, que debió producir mas de un quebradero de cabeza para los que intentaran atacarlo.


Para llegar a este en la actualidad, debemos subir un buen trecho de escaleras, unas 300 aproximadamente haciendo de la subida, no apta para quien sufra de vértigo ya que llegar hasta el final de estas y mirar hacia abajo crea una sensación inquietante cuanto menos.


Coronando la pedriza donde se encuentra el castillo, no podremos dejar de pensar en las penalidades que aquí debieron sufrir, tanto los atacantes, ya que en el pasado no existían estas escaleras y la subida estaría aun mas complicada, como para los defensores del castillo, que estarían rodeados y prácticamente solos, sin posibilidad de auxilio.


Es un castillo de pequeñas dimensiones, por tanto, la guarnición que estuviese establecida en la defensa de este castillo debía ser reducida.



Su construcción se distribuye en forma de terrazas a numerosos niveles. Inicialmente nos topamos con un pequeño patio de armas con varias terrazas adyacentes, donde estarían los escasos animales que habitaran el castillo, ya sean caballos para el transporte o cabras para la alimentación.


El acceso a la propia atalaya, seria algún tipo de escalera móvil, que pudiera retirarse en caso de ataque.


En la actualidad, se accede por un pequeño hueco excavado en la roca al que debemos escalar.


Junto a este, aparece un aljibe de extraordinario valor para abastecer de agua este autentico nido de águilas inconquistable.


Seguimos ascendiendo por el interior del castillo, encontrando pequeños habitáculos en donde harían vida los soldados de este castillo cristiano aunque probablemente construido sobre una anterior fortificación árabe.



Finalmente llegaremos al ultimo piso del castillo, coronado por una pequeña terraza de muy pequeñas dimensiones, que forma un lugar agobiante por lo estrecho del lugar y por la considerable altura a la que nos encontramos y al mismo tiempo, especial...por las impresionantes vistas que desde aquí se nos presentan ante nuestros ojos.



No solo de todas las serranías que rodean este castillo, Monte Torcal, el Aznaitín y la Serrezuela de Bedmar con el pueblo de Bedmar a sus pies, si no de unas impresionantes vistas de todo el pueblo de Albanchez.


Este castillo fue restaurado en los años 90, recuperando un espacio impresionante que atrae a numerosos visitantes desde entonces hacia este rincón de Sierra Mágina y que debe ser un orgullo para todos sus habitantes, pues no debió ser fácil recuperar un castillo con un acceso tan singular.




Maravillados por las impresionantes vistas, comenzaremos el camino de regreso, descendiendo de las alturas para pasear por este remanso de paz en mitad de la sierra.


Siempre bajo la majestuosa imagen del castillo, recorreremos sus callejuelas topandonos con caudalosas fuentes, que llenan de vida todos su alrededores con su canto acuático.


No muy lejos encontramos la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción cuya espadaña forma se encuentra escondida tras un gran pino.



En cuyo interior, se respira un silencio acogedor que llama al recogimiento y al sosiego.


Y terminamos la visita junto a la Torre del Reloj, muestra de modernidad en la localidad que llego con la revolución industrial y que fue construida para marcar el pulso de esta pequeña localidad serrana.


Una localidad, que guarda multitud de rutas, senderos, cuevas y numerosas sorpresas mas, que nos esperan un próximas visitas.

Ya estamos deseando volver!