viernes, 25 de octubre de 2013

Torredelcampo, el bosque encantado. Por la Protección de la Sierra Sur de Jaén

A un kilómetro de Torredelcampo, en la transición entre el olivar y el bosque que corona esta parte de la Sierra Sur de Jaén, que encuentra en el Pico Jabalcuz su cumbre, nos encontramos con el entorno de Santa Ana y el Bosque de la Bañizuela.


Un precioso lugar para disfrutar de una tarde en familia, empapándonos de historia y naturaleza.


El entorno de la Ermita de Santa Ana esta rodeado de restos de antiguas culturas. Así podemos encontrar el Oppidum de Cerro Miguelico que conserva una muralla ciclópea (es decir, paredes de piedra unidas sin argamasa) de origen íbero-romano, que siglos más tarde fue transformada en una pequeña alquería árabe. 



Frente a esta impresionante muralla, podemos ver una Necrópolis Visigoda con numerosas tumbas excavadas en la roca. Muchas conservan aún su forma adaptada al difunto y están orientadas en su mayoría hacia el sur probablemente por la dureza de la roca en la que se excavaron y aparecen como un campo santo caótico.




Esta zona, muy querida por los torrecampeños donde anualmente celebran la Romería de Santa Ana, es un buen punto de partida para realizar rutas senderistas, de poco esfuerzo y muy vistosas, descubriendo el Bosque de la Bañizuela, un monumento natural declarado recientemente, que forma otra de las joyas de la Sierra Sur y demuestra una vez más, la necesidad de protección que necesita nuestra comarca.


Es muy fácil dejarse llevar e internarse el bosque.



Inicialmente, los pinos serán los protagonistas al rodear completamente el cerro de Santa Ana, un pinar que por cierto guarda todavia importantes muestras de la mano del hombre, formando terrazas y corrales hoy perdidos entre los fornidos troncos, pero al poco que ascendamos nos toparemos con una Selva Mediterránea, donde abundan los quejigos, coscojas y madreselvas.



El bosque nos rodea y nos hace sentir, como si estuviésemos a muchísima distancia de la civilización y solo nos acordaremos de ella cuando aparezcan momentáneamente, imágenes de Torredelcampo entre la vegetación.



Conforme ganamos altura, la campiña olivarera va surgiendo imponente y en el horizonte las siluetas de pueblos cercanos se van dibujando, recreándonos la vista desde esta maravillosa atalaya natural.



Ya desde el área recreativa, se pueden ver muchos riscos y crestas que nos regalan nuevas panorámicas y van sumando nuevos pueblos a nuestro horizonte, cuando apenas llevemos andando media hora.

Vistas de Torredonjimeno

Si continuamos ascendiendo hasta coronar el cerro, nos sorprenderá un fabuloso precipicio que tiene a sus pies la localidad de Jamilena y la Peña de Martos tras ella.



Y así, sin apenas esfuerzo, y andando poco más de una hora, podremos disfrutar de una ruta recomendable para todos los públicos, que quieran pasar un día conociendo este Paraíso que es, la Sierra Sur de Jaén.

 Pero si la ruta se nos queda corta, este hermoso lugar guarda algunos secretos aún.


A pocos metros de la Ermita de Santa Ana, se encuentra el Monumento Natural del Bosque de la Bañizuela. Dicho bosque sorprende a cuantos se acercan hasta él, formando una isla natural rodeada de jóvenes olivares.


En el interior de este bosque, podremos encontrar una enorme cantidad de especies vegetales que dan cobijo a otra importante cantidad de animales que quizás descubriremos, mientras que circulamos por los senderos habilitados en el interior, que están señalizados y preparados para todas las edades.



Igualmente, las especies vegetales están señalizadas para que este museo vivo sea una hermosa y selvática aula de naturaleza, que al tiempo nos abriga, nos enseña curiosidades de nuestro entorno.



Un bosque que algunos cuentan que esta encantando y que recurrentes son las extrañas apariciones de fantasmas, almas en pena u otros hechos paranormales o de difícil explicación.



Casi siempre suelen ocurrir, según dicen en la próxima ermita de la Virgen del Carmen y en las casas abandonadas de su entorno, que han atraído bastantes aficionados a la parapsicología e incluso programas de Tv.


Realidad o no, yo os animo a adentraros en este hermoso espacio natural y a dejaros abrazar por la madre naturaleza, que en este espacio se muestra ante nosotros más bella y mágica que nunca.

sábado, 19 de octubre de 2013

Martos. La Grana, una Sierra Humanizada I . Por la Protección de la Sierra Sur de Jaén

Hacia ya mucho tiempo que estaba reservando esta ruta, reivindicada por muchos de los seguidores de este blog, pero debido a la enorme extensión de esta sierra y a los infinitos lugares por fotografiar, me a costado un tiempo poder realizar este reportaje y aun así, lo he dividido en varias partes pues hay mucho por contar de la Sierra de la Grana: una Sierra Humanizada, I Parte.


Hoy tan solo os voy a contar una parte pequeña, para también informar a los muchos marteños comprometidos con el cuidado del medio ambiente y la protección de la naturaleza, de ese gran proyecto bautizado ya por muchos como "Movimiento24N" para dotar de nuestra comarca de una figura de protección ambiental, ya sea Zona de Especial Protección para las Aves, ZEPA o cualquier otra como la Red Natura 2000.

Motivos sobran para ello, y desde este blog ya son muchas semanas hablando de tantísimos tesoros ambientales de los que disfrutamos en la Sierra Sur de Jaén

Hoy recalo en Martos y os invito a venir de ruta senderista, a conocer seguramente una de las zonas olvidadas de nuestra ciudad, pues muchas veces es tal la admiración de los marteños y marteñas por ese símbolo nuestro por excelencia que es la Peña de Martos, que nos olvidamos de las demás alturas de nuestra ciudad.

Vamos a conocer tan solo una de las múltiples formas de ascender a la Sierra de la Grana, ya que esta montaña habitada y explotada por el hombre desde hace milenios a sido moldeada, modificada y esta totalmente surcada por sendas, veredas y caminos, vestigios de la actividad agrícola y ganadera que aquí se desarrollo.



Comenzamos en el hermoso Barrio de la Cornacha y tomamos la carretera de Los Villares. Pocos metros después de salir del casco urbano, con la imagen de las ultimas casas a nuestras espaldas nos topamos con el Pilar del Sapillo, antiguo abrevadero de ganado donde surge una pista asfaltada y señalizada a la izquierda.

Vamos subiendo...
Mientras vamos ganando altura, caminamos junto a novísimos olivares que ocupan lo que hasta hace pocos años eran zonas de cultivo de cereal, del que se alimentaba a la población de Martos y a su cabaña ganadera, antaño muy numerosa. 

Martos, siempre presente en nuestra ruta
Los olivos van quedando atrás conforme nos vamos acercando al entorno de La Maleza,  donde se recogen las aguas subterráneas acumuladas en toda esta montaña para el consumo de una parte de el pueblo  Marteño.



En este punto, el liviano camino asfaltado desaparece y nos toca "escalar" el primer tramo del Sendero de la Raspa, que inicialmente podrá ser calificado hasta por el mas experto senderista, como un rompe piernas, por su considerable inclinación.

El Sendero de la Raspa en sus primeros metros
Pero la subida merece la pena. Poco a poco nos adentramos en el bosque y en el matorral, mientras la panorámica que va surgiendo tras nuestros pasos se va engrandeciendo.



Podremos realizar un alto en el camino, para recuperar aire y fuerzas en la Era de los Jimenes, donde se construyo hace unos años un pequeño refugio para el descanso del caminante y donde encontramos una muestra palpable de la ocupación tradicional que aquí tuvo lugar, donde se limpiaba y recogía grano cultivado en estas laderas.

Era de los Jimenes

Laderas que en algún momento de la historia estuvieron pobladas por bosque mediterráneo, que desapareció hace siglos aprovechado o explotado por el hombre y que hoy están convertidas en un gran  pinar de repoblación que nos acompaña en nuestra subida, junto a antiguas cabrerizas y chozas ganaderas, con manchas de matorral propio de nuestra zona.



Casi toda la senda señalizada, aunque varias señales son actualmente ilegibles por el deterioro del sol y de las inclemencias meteorológicas que soportan en estas alturas.



A mitad del ascenso, nos topamos con un carril, que circunda toda la sierra. Se trata del Sendero de la Grana. En este punto abandono el Sendero de la Raspa que había seguido hasta el momento ( y que continuare en una próxima edición ) para seguir por este camino a veces rocoso y otras terrero para seguir a la izquierda, hacia el Pilar del Marchante, histórico abrevadero donde el paisaje cambia momentáneamente.




El bosque cede espacio a olivares, que en esta zona se convierten en un obstinado capricho del ser humano de cultivar una zona tan complicada. Junto al pilar, surgen también almendros, higueras, majoletos y nogueras, para que el caminante que por aquí pasase, pudiera echarse algo al estomago mientras, quizás sus ganados bebían agua y reponían fuerzas.




En nuestro caminar por La Grana, disfrutaremos de unas inmejorables vistas de Martos, Jamilena, Torredonjimeno y de toda la campiña olivarera jienense.




Entre los pinares podremos comprobar de nuevo, como el hombre adapto completamente esta sierra, pues entre los troncos aun aparecen claramente las terrazas que allanaron terreno para facilitar el acceso y el cultivo.

Antiguas terrazas
Algunas encinas que han sobrevivido al paso del tiempo nos acompañaran hasta las estribaciones de la Bermeja, ya en el termino municipal de Jamilena, donde recientemente se construyo un sendero que conecta la antigua cantera y dicho municipio con esta sierra eterna: http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2013/10/jamilena-el-sendero-de-sierra-bermeja.html



Y aquí terminan nuestros pasos. Con la solemne promesa de volver a La Grana y continuar contando todo cuanto esconde, llenando también un hueco importante en Internet, que apenas si enseña lo que realmente es...


La Sierra de la Grana