sábado, 27 de febrero de 2016

Ruta por el Martos Rural: Las Casillas de Martos, tras las huellas de Bora.

Ya se va aproximando la primavera, un tanto extraña tras el cálido invierno que hemos soportado este año y el campo comienza poco a poco a despertar (aunque quizás, ni tan siquiera estuviera echando la siesta) al tiempo que los seres humanos nos volvemos mucho más activos y vamos escapando de nuestras casas donde nos hemos estado refugiando tanto de la lluvia, como del frío.

Los eventos deportivos, culturales, medioambientales comienzan a resurgir y de nuevo, miramos a la madre naturaleza buscando escapar de la monotonía de nuestras ciudades y pueblos, de ruidos y tráfico, buscando volver a lo que fuimos, esos animales que hace algunos miles de años comenzaron a descubrir el planeta en el que se encontraban.

Así, sin darnos cuenta, nos convertimos en pequeños descubridores de nuestro entorno cada vez que salimos a nuestros campos en busca de aventura. Nuestros caminos centenarios siempre guardan alguna sorpresa para quien la busca. Sorpresas en forma de espárragos, setas, puentes centenarios, restos arqueológicos o panorámicas de impresión.

Clubs de senderismo, de bicicleta, parapente, pesca y un amplio etc, irrumpen con ímpetu con calendarios plagados de actividades en estas fechas y nos invitan a descubrir nuestro entorno en grupo, llenando en ocasiones de vida, pequeños núcleos rurales donde casi nunca pasa nada, como se suele decir.


Algo parecido está a punto de ocurrir en una de las pequeñas y queridas pedanías de Martos.
Las Casillas prepara ya el I Cross del Víboras, donde nada menos que 700 deportistas participarán en una carrera donde deporte y naturaleza se dan la mano, recorriendo el entorno del Río Víboras y su pantano.


Puesto que una carrera con 700 participantes, tendrá una repercusión excepcional en una población como Las Casillas estimada en 300 habitantes, por no hablar ya de la repercusión para su economía, quiero aportar desde aquí, mi granito de arena para ofrecer desde este mi humilde blog un pequeño escaparate de tanto como uno puede encontrar en este pequeño Paraíso Singular llamado, Las Casillas de Martos.

Las posibilidades que para el Turismo ofrece este hermoso rincón marteño son excepcionales y en demasiadas ocasiones, ni los propios marteños y marteñas llegamos a valorarlo. No ocurre así fuera de nuestras fronteras, puesto que son muchos los extranjeros que se están afincando en esta pequeña población.


Un buen lugar para comenzar nuestra visita es sin duda el Castillo del Víboras, que se encuentra señalizado en la carretera que nos lleva hacia Las Casillas a unos dos kilómetros del pueblo.


Incluido en la Ruta de los Castillos y de las Batallas, este Castillo Calatravo se encuentra construido sobre un promontorio rocoso de origen volcánico, puesto que en esta zona el magma ascendió sin lograr fracturar la corteza terrestre, deformando todos los estratos sedimentarios que se encontraban encima formando este escarpado cerro, que forma una muralla natural en sí.


Nada más acercarse al recinto fortificado uno puede disfrutar de unas preciosas vistas de toda la vega del Río Víboras, del pantano que embalsa sus aguas y sobre todo, de la Sierra de la Caracolera que se encuentra frente a nosotros protagonizando con sus bosques y olivares, gran parte de la panorámica.


Para acceder a este castillo debemos dirigirnos al extremo izquierdo del mismo, a la zona más baja del cerro donde medio escondido entre la vegetación encontraremos el acceso.


La muralla que hace siglos guardaba el acceso apenas se puede apreciar hoy y el empinado camino que nos lleva hasta el castillo se encuentra guardado por una fuerte muralla que guarda el recinto interior del mismo. Al acceder nos encontramos con un pequeño aljibe, cuya bóveda se conserva parcialmente, al igual que las pinturas que recubrían sus recios muros que conservaban el agua que en ella se recogía.


Presidiendo el espacio, la Torre del Homenaje con sus 12 metros de altura, debe ofrecer una impresionante vista de todo el entorno. Y digo debe, puesto que un servidor lamentablemente no ha pasado de la primera planta.


El acceso original a la Torre se encuentra en la segunda planta y siglos más tarde, se excavó una entrada en la planta baja y el acceso a las plantas superiores en la actualidad es prácticamente imposible, a no ser que seas un aficionado de la escalada y del riesgo, puesto que para llegar a él, debes llegar a una apertura en el suelo de la segunda planta y desde allí, subir a la terraza.



La Torre ocupa casi todo el espacio del estrecho cerro donde aún quedan restos de pequeños parapetos y de la plaza de armas, adornada con extraños símbolos que son famosos al haber atraído la atención de escritores como Juan Eslava Galán que en su libro Los Templarios y la Mesa de Salomón, nos cuenta que este castillo que en la Reconquista tuvo un valor secundario, fue visitado y atacado por los Caballeros de la Orden de Calatrava y se cree que de él, sacaron un importante tesoro.



Sea como fuere, sí sabemos que este castillo fue entregado a Martos por el Rey de Baeza al-Bayyasi, en el Pacto de las Navas y formó una defensa avanzada del territorio cristiano de Jaén.


Junto al castillo, se encuentra una estancia subterránea parcialmente excavada en la roca, que se cree que fueron las caballerizas, hoy muy transformada al haber sido utilizada como refugio de pastores y al haber sido profusamente excavada en busca de restos arqueológicos.


Para finalizar la visita, queda señalar también la existencia de otro aljibe de grandes dimensiones, que es un auténtico desconocido para la mayoría de los visitantes de este castillo, puesto que se encuentra situado en la parte más baja de la muralla.


Llegados a este punto, se puede terminar la visita a este castillo que durante siglos perteneció a la Encomienda Calatrava de Víboras.


Pero en más de una ocasión al visitar este castillo, uno puede tener la sensación de sentirse observado. Como si los antiguos defensores del castillo se resistieran a marcharse del mismo y aún hoy deambularan por sus murallas como hicieran en vida. Y es que, este castillo como podéis ver en las fotos, sigue habitado.


Desde aquí podemos poner rumbo a Las Casillas, caminando por los senderos que discurren junto al cauce del Víboras. Un nombre curioso, que más de uno malinterpreta creyendo que en las aguas de este río abundan las víboras, cuando el origen de este nombre es mucho más interesante e histórico.


El Río Víboras, la antigua Encomienda de Calatrava de Víboras y el Castillo del Víboras deben su nombre a una antigua ciudad íbero-romana que existió en lo que actualmente conocemos como Las Casillas. La Ciudad Íbera de Bora se encontró situada en un cerro cercano llamado Cerro de San Cristóbal, que lamentablemente ha sufrido expolio desde hace muchos siglos.

Presa de Víboras con el Cerro de San Cristóbal al fondo
De este cerro han surgido cantidad de monedas acuñadas entre el siglo II-I antes de Cristo, en las que aparece representado un toro con la leyenda BORA. Se encuentra vinculada a numerosas necrópolis cercanas que tras la llegada de los romanos fueron incluidos en los territorios de la Colonia Augusta Gemella Tuccitana y que si algún día fueran excavadas, colocarían a esta pequeña población en un lugar destacado de la arqueología andaluza. Se cree que el nombre de Víboras proviene de una castellanización de Bi-bora como pudieron ser denominados estos emplazamientos aunque otros estudiosos apuntan a que tal nombre proviene del árabe Bab al Bora o Puerta de Bora. Parte del rico patrimonio arqueológico quedó sumergido bajo las aguas del Pantano de las Casillas adonde nos dirigimos.


El Embalse del Río Víboras es una construcción hidráulica que tiene bastante historia a pesar de ser una construcción reciente. Ya en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera se intentó construir e incluso fueron incautadas varias propiedades para realizar su construcción. Finalmente no fue hasta la década de los 90 del pasado siglo cuando se llevó a cabo esta obra, que transformó un fértil valle olivarero en una enorme zona húmeda artificial, transformando también a Las Casillas, en un pueblo de costa podríamos decir.


Este pequeño pantano (pequeño comparado con otros de nuestra provincia) forma un hermoso hábitat de gran variedad de especies piscícolas y avícolas, convirtiéndose en una delicia para la observación de aves y también para la pesca, cada vez más popular en la zona


También ofrece unas magníficas posibilidades de atraer turismo y de realizar deportes acuáticos, siempre y cuando se consiga convertir el pantano en navegable, que sin duda potenciaría el sector turístico en la zona.
Uno de los mejores alicientes de este lugar es el paisajístico. Los atardeceres son impresionantes, la luz solar reflejada en el agua, unida a la silueta del pueblo, a la del castillo, a las frondosas sierras circundantes y a la avifauna afincada allí, forman una hermosa estampa que sorprende que no sea famosa ni conocida.



Dirigiéndonos ya hasta Las Casillas nos adentramos en esta pequeña población olivarera, donde el olivar ecológico va ganándole terreno a grandes pasos al olivar tradicional. 


Este pueblo sufrió una importante crisis tras la Reconquista que forzó prácticamente su total despoblación. En el siglo XIX comenzó de nuevo a repoblarse asentándose los primeros habitantes en un extremo de la población bautizado como las 12 casas.

Las 12 Casas desde el pantano
Desde ese momento comenzaron a construirse varios molinos harineros al tiempo que comenzaron a surgir varias explotaciones mineras, que fueron compartidas con otra pedanía cercana, La Carrasca.

La Carrasca vista desde Las Casillas
Comenzó también la construcción de la Iglesia del pueblo y poco a poco se fue extendiendo adaptándose al terreno y formando hoy día junto al pantano, un entorno singular.


Un entorno que invita al sosiego, al paseo, a disfrutar de las maravillosas vistas que ofrecen sus calles tanto al propio pueblo, como al entorno natural que le rodea.



No es de extrañar, que los extranjeros afincados en este lugar cada día sean más y es que levantarse y disfrutar de estas vistas desde la ventana de casa no tiene precio. Además, la cercanía del agua al pueblo, junto a la altanera Sierra de la Caracolera hace que las altas temperaturas estivales, en esta zona sean mucho más llevaderas, atrayendo en verano a una creciente población.


Las orillas del pantano, son un lugar excepcional para realizar acampadas y para relajarse disfrutando del entorno que invita al senderismo y al turismo de naturaleza. En la zona se ubican varios alojamientos rurales que irán en auge a poco que este hermoso paraíso natural sea dado a conocer.


Por tanto, esta pequeña pedanía ofrece un sinnúmero de posibilidades para disfrutar de los placeres del bautizado Slow Life o Pueblos de Vida Lenta, que no es otra cosa que volver a lo de siempre, a la vida tranquila, sosegada y placentera que desde siempre vivimos en esta parte del mundo...hasta que las prisas, la tecnología y el agitado ritmo de vida que llevamos irrumpieran para quedarse.

Las Casillas les esperan amigos...disfruten y por supuesto, volveremos para visitar la hermosa Sierra de la Caracolera.

viernes, 12 de febrero de 2016

Marmolejo, manantial de salud a los pies de Sierra Morena

A los pies de Sierra Morena, a la orilla del Río Guadalquivir y guardando la frontera de Jaén con Córdoba, se encuentra Marmolejo, una localidad que siempre me había llamado la atención por su nombre que guarda cierta similitud con mi ciudad natal, Martos.

Durante mucho tiempo estuve planteándome visitar este pueblo y cuando por fin lo hice, me di cuenta de la profunda riqueza patrimonial y natural que tiene nuestra provincia y que apenas conocemos.

Tras aquella primera visita he realizado unas cuantas más a este pueblo, donde el líquido elemento vital para la vida, el agua, tiene una importancia capital superior al de la mayoría de los municipios de la provincia, puesto que el agua en Marmolejo, además de ser vital para la vida misma, es una fuente de salud, de riqueza y de orgullo para los habitantes del mismo.


Hoy os invito a conocer Marmolejo, pero quizás de un modo diferente, puesto que parte de las fotografías que vais a poder ver aquí ya tienen algunos años y otras son mucho más recientes, apareciendo en las imágenes elementos desaparecidos lamentablemente del mobiliario urbano y otros que han ido surgiendo.

Lo primero que llama la atención al llegar a la localidad, es el palmeral que escolta el paso de aquellos visitantes que llegan y su Iglesia que se asoma entre el caserío y engalana el centro de la localidad.


La iglesia está construida con sillares de rocas que con total seguridad procederán de alguna cantera cercana, puesto que predomina el color rojo de la roca característico de esta parte de Jaén, pero que nos sorprende a los que procedemos de otros territorios donde estos materiales apenas son visibles.


Esta es la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz construida inicialmente en el Siglo XIV, aunque fue creciendo y modificándose a lo largo de los siglos XV y XVIII.

Una iglesia relativamente moderna como casi todo el pueblo, cosa curiosa puesto que estamos hablando de una de las localidades jiennenses con mayor historia, que es enormemente rica en yacimientos arqueológicos y que además fue uno de los pueblos que atrajo a cantidad de culturas interesadas tanto en sus aguas medicinales, como en la riqueza de minerales de su subsuelo.


Junto a la Iglesia, se encuentra el edificio del Ayuntamiento que aunque relativamente moderno, se alza como recordatorio de una fecha histórica de este pueblo, puesto que fue aquí en unas elecciones para elegir el juez de paz del 26 de Marzo de 1933, en la II República Española, cuando las mujeres marmolejeñas se adelantaron 8 meses a las del resto del estado español y pudieron participar por primera vez en la historia en una votación democrática.


Callejeando por Marmolejo, me encuentro con el Monumento a la Constitución Española que saluda a propios y extraños en uno de los extremos del pueblo, constitución en mano, mostrando el amor y compromiso por la libertad que desde hace muchos años muestran los marmolejeños y marmolejeñas y que queda de nuevo en evidencia al toparme con el Paseo de la Libertad que se encuentra justo al lado del monumento constitucional.


Este parque comenzó a ser construido (al igual que el voto femenino) en la II República Española, concretamente en 1933, cuando el paro acuciaba nuestra provincia y muchos municipios pusieron en marcha planes de trabajo para ayudar a los obreros en paro. Este parque ha ido creciendo y ampliándose al tiempo que Marmolejo crecía y terminó siendo adornado con la Fuente de la Libertad, todo un símbolo para el pueblo que inexplicablemente fue arrasado hace un par de años. En la actualidad, ya se está organizando su reconstrucción.


Pero si algo hace realmente famoso a Marmolejo y es un orgullo de todos sus habitantes, es sin duda el Balneario de Marmolejo.


Construido a orillas del Río Guadalquivir, sus aguas fueron conocidas por sus beneficiosos efectos para la salud desde hace muchos siglos, aunque realmente no cobraron importancia hasta finales del siglo XIX cuando comenzó la construcción del Balneario y se inició así su época más dorada, donde la afluencia de público traspasó nuestras fronteras y atrajo a personajes muy famosos e influyentes, como Ramón y Cajal o Charles Chaplin, entre muchos otros e incluso, se llegaron a realizar películas en este elegante lugar en los años 30 del pasado siglo.


Lamentablemente, su emplazamiento muy cercano a la orilla del Río, provocó que este fuera invadido por las aguas del Guadalquivir y esta situación, agravada por la dejadez de las autoridades locales inició su abandono y expolio. Afortunadamente, tras las elecciones locales del pasado 2015 el nuevo gobierno local ya se está planteando su puesta en valor y recuperación.


Junto al Balneario, se alza el conocido como Puente Romano que realmente es un Puente Renacentista construido al igual que la iglesia, con sillares de roca rojiza que junto al entorno natural que forma la ribera del río, crea un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza. No es de extrañar que pocos metros más abajo del mismo, exista un área recreativa bautizada como la Fuente de los Socialistas.


Un lugar del que no incluyo fotografías, puesto que también se encontraba sepultado por el lodo del Guadalquivir en mi visita, aunque me consta que también está siendo recuperado en la actualidad y que  guarda una curiosa historia. Resulta que esta fuente y su entorno fueron proclamados en los años 30 del pasado siglo como el Primer Balneario Popular de la República, que fue bautizado igualmente como la Fuente de la República.

Dicha fuente fue descubierta por obreros en paro en los años de la II República y sus aguas muy probablemente relacionadas con las aguas que surgían en el Balneario, vinieron a dotar de un balneario popular a las clases más desfavorecidas. Fue administrada por el Ayuntamiento de mayoría socialista en aquel tiempo, junto a organizaciones obreras vinculadas al socialismo, que le llevaron a ser bautizada finalmente como Fuente de los Socialistas. Un lugar lleno de historia y que sin duda, volverá a ser muy popular como lo fue en tiempos pasados.


Algunos metros más arriba del Puente Renacentista se encuentra la Presa de Marmolejo que embalsa las aguas del Guadalquivir y que forma una zona húmeda artificial donde abundan especies vegetales y animales que forman una hermosa zona de avistamiento para los amantes de la naturaleza.


Y es que Marmolejo  además de ser un municipio de gran riqueza en aguas minero-medicinales, en olivar y aceite (como buen municipio jiennense que es) también guarda una importante parcela boscosa que forma parte de las primeras estribaciones de Sierra Morena y que incluso, una pequeña parte de la misma se encuentra incluida en el Parque Natural de las Sierras de Andújar.


Los encinares, ya sea en su estado natural o transformados en dehesas pueblan toda la zona norte de este municipio y conservan una enorme riqueza ecológica, paisajística y cinegética, además de dar cabida y cobijo ocasionalmente al Lince ibérico nada menos. Una de las fincas municipales ubicadas en esta zona, La Dehesilla, se encuentra a orillas del Pantano de las Yeguas y ofrece un sin número de oportunidades para el disfrute de la naturaleza, puesto que el pantano se encuentra plagado de istmos, islas y playas artificiales donde se encuentra la Aldeilla Turística de la Dehesilla de Marmolejo, lamentablemente en un estado de abandono total a la espera de que en el futuro, sea recuperada.

La zona también ofrece cantidad de vestigios históricos, donde llaman la atención los restos de trincheras de la guerra civil que aún se conservan, además de refugios y abrigos. 

Pero esto, es cosa de futuras entradas. Por hoy, me despido esperando y deseando, que muy pronto disfrutéis como yo, de esta hermosa localidad, a caballo entre la sierra y la campiña.

domingo, 7 de febrero de 2016

El Refugio Antiaéreo de Arjonilla, ese Gran Desconocido. La Ruta de la Guerra Civil en Jaén.

Nos despedimos ya del primer mes de 2016 ansiando aún la llegada de las deseadas lluvias. Hoy os invito a descubrir uno de los lugares más increíbles y desconocidos de toda nuestra provincia.

Nos vamos a adentrar en las entrañas de la tierra para volver atrás en el tiempo, a los dramáticos años de la Guerra Civil en nuestra provincia, para descubrir un patrimonio que en Jaén y también en Andalucía, mantenemos ignorado pero que en otros lugares de España y en otros países de Europa, tiene un extraordinario valor tanto histórico, como patrimonial y turístico.

Con la esperanza de una vez más, mostrar una parte de nuestro patrimonio que aguarda a la espera de ser descubierto, hoy os invito a viajar conmigo a Arjonilla.


Este pequeño municipio olivarero y ceramista, asentado en las lomas cercanas al Guadalquivir y frente a las estribaciones de Sierra Morena, guarda un singular tesoro en su subsuelo, desconocido por la mayoría de los jiennenses y de los visitantes a nuestra provincia curiosamente, puesto que otros Refugios Antiaéreos como este, son multitudinariamente visitados como así lo reflejan las visitas al Refugio de la Plaza de Santiago en Jaén o la extensa lista de espera que tiene el Refugio de Almería, con prácticamente dos semanas de espera.


El refugio del que hoy os voy a hablar se encuentra a los pies de la Iglesia de la Encarnación, en la Plaza del mismo nombre, en el centro mismo de la localidad. 


La situación del mismo no es casual, puesto que se construyó cerca de la iglesia con la creencia de que la aviación nacional no bombardeaba iglesias (creencia que después se mostró errónea). Como podréis suponer,  Arjonilla durante la Guerra Civil estuvo en el lado Republicano durante toda la guerra, aunque su situación era muy próxima al frente que se encontraba en la cercana localidad de Lopera, en manos de los nacionales y a las trincheras republicanas construidas en la vecina Marmolejo


Además se encuentra muy próxima a Andújar, uno de los municipios fundamentales para la defensa del frente de Jaén donde se encontraba uno de los aeródromos republicanos más activos de la provincia.


Este hecho condujo a que Arjonilla, pese a su escaso tamaño y limitada población, sufriera los ataques de la aviación nacional provenientes de Córdoba. Además estos aviones contaban con cierta ayuda, sobre todo en los primeros meses de la guerra puesto que  Arjonilla se encuentra semioculta entre varios cerros de olivares, pero tiene en su haber un elemento que la hace visible desde muchos kilómetros de distancia como es el alto campanario de la Iglesia de la Encarnación, que sirvió como orientación para los aviadores nacionales y tuvo que ser desmontado durante la guerra.


Arjonilla sufrió al menos 5 ataques aéreos durante la guerra y la población recibía el aviso de alarma por ataque aéreo al toque de las campanas. Este refugio se construyó gracias al ayuntamiento de la época, ante la inexistencia de refugios en las pobres viviendas de la mayoría de los arjonilleros.



El refugio fue descubierto en 1998 y fue el primero de toda la provincia en ser recuperado y musealizado. Tiene más de 100 metros de longitud y se encuentra adecuado con materiales de época, tanto en la iluminación, como en barandas y asientos.



Las paredes de este refugio están formadas por el propio subsuelo de la localidad, reforzado en algunos lugares con hierro y cemento. En este agobiante y claustrofóbico lugar, tuvieron que pasar los habitantes de Arjonilla muchos momentos de pánico y terror ocultos bajo varios metros de tierra, mientras que en el exterior caían las bombas y se producía la destrucción.



Para hacernos una idea de cómo fueron aquellos aterradores momentos, podemos ver dos pequeños documentales que nos hablan de la vida en Arjonilla muy dependiente de la agricultura y la alfarería, y de cómo la vida se vio truncada por la irrupción del golpe de estado de 1936 y la guerra civil subsiguiente, al tiempo que nos cuentan cómo fue la construcción del refugio mismo.


El refugio está plagado de huecos dedicados al almacenamiento de enseres y también de comida en previsión de largos ataques de la aviación. También existen pasadizos cegados, que antaño comunicaron con las viviendas de personas acaudaladas que podían financiarse una entrada propia a los refugios.



También llaman la atención la aparición de numerosas firmas labradas en las paredes que bien podrían pertenecer a las personas que se ocultaron en dicho refugio, o que muy probablemente pertenecerían a los obreros que trabajaron en el mismo.


Estamos por tanto, en uno de los elementos patrimoniales más singulares de toda Arjonilla y de toda la provincia, que permite una nueva forma de hacer turismo, que en Jaén y en Andalucía apenas existe, pero que alcanza una enorme importancia en el norte de España y en Europa.


 Por tanto, tratamos de un nuevo filón para el turismo, que más pronto que tarde debería abrirse un merecido hueco en el turismo autonómico, complementado con la oferta patrimonial y turística que ofrece esta pequeña población, incluida en la Ruta de los Castillos y las Batallas, donde su castillo, el Castillo de Macías el Enamorado, tiene una parada obligada realizándose multitud de actividades y ferias medievales en torno a este.


Pero eso ya, es algo que tendremos ocasión de descubrir. El refugio antiaéreo de Arjonilla, os espera.