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martes, 14 de noviembre de 2017

La Cueva de los Muñecos, un Santuario a las Puertas de Andalucía

Saludos, amigas y amigos.

Ahora que por fin la climatología se ha adaptado al tiempo que realmente nos pertenece y esperando que llueva tanto o más como necesitamos, ahora que por fin tímidamente el campo de nuevo se viste de verde, nos vamos al norte más norte de la provincia para zambullirnos una vez más en la historia.

Nos vamos al Paso de Despeñaperros para descubrir la Cueva de los Muñecos, a las puertas del Parque Natural de Despeñaperros.


Para llegar a este singular rincón perdido en la sierra, debemos ascender por la empinada y sinuosa carretera que lleva a Aldeaquemada.


A los pocos kilómetros, alcanzando un puerto de montaña donde se encuentra el Centro de Visitantes del Parque; que por cierto, no sé si en algún momento actualmente funciona, (tristemente, como tantas infraestructuras turísticas como tenemos que están cerradas) ya que yo siempre lo he encontrado cerrado.


Este lugar del que surgen muchos senderos turísticos es ideal para dejar el coche y disfrutar de la sierra, como lo hacen los oriundos del lugar; ya sea buscando setas, frutos del bosque, observando la naturaleza o descubriendo la historia. Y es que desde aquí, surgen dos pequeños senderos de corto recorrido.




Uno nos lleva a través del bosque mediterráneo hasta un mirador que corona el cerro, desde donde podemos ver tanto el norte de Jaén, sobre todo La Carolina y los cerros mineros de las Nuevas Poblaciones, como Castilla La Mancha y el paso de Despeñaperros, muy próximos adonde nos encontramos.




Después de disfrutar de las increíbles vistas que nos ofrece este lugar salpicadas por el vuelo de águilas y otras rapaces de la zona, ponemos rumbo hacia la historia; la Cueva de los Muñecos nos espera.


Esta cueva debe su nombre a la cantidad de exvotos hallados en la zona. Se trata del Santuario Ibérico del Collado de los Jardines.


Este Santuario de época ïbera tiene una importante relación con Giribaile y la Cueva de la Lobera en Castellar, formando un conjunto sagrado que entre todos ha proporcionado un número de exvotos enorme, facilitando una valiosa información sobre las deidades que en este lugar se adoraron y sobre los fieles a estos lugares de culto, los cuales son auténticos santuarios primigenios de peregrinación.

 

Lamentablemente, buena parte de los objetos aquí hallados se guardan en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, muy lejos de su lugar de origen.


 

Esta cueva sufrió un tremendo expolio a lo largo del siglo XIX-XX y fruto de ello, en la actualidad es un lugar cerrado al público del que existen muy pocas imágenes. Sí se sabe que tiene unos 50 metros de profundidad y que en su interior existe un manantial que posiblemente ya existiera hace miles de años.

 

En el exterior, encontramos un abrigo en el que apenas se dejan ver las pinturas rupestres que lo adornaban.


Un lugar donde se respira paz y tranquilidad y donde aún parecieran retumbar antiguos cánticos de voces que hace milenios se callaron. Una parada indispensable para conocer la primitiva cultura íbera que aún hoy nos sigue cautivando...

 

sábado, 14 de octubre de 2017

El Oratorio Rupestre de la Veguilla en Rus. En busca del templo perdido

Saludos, amigas y amigos.

Hoy me vais a dejar que me ponga un poco peliculero (con el título del artículo lo digo todo) pero el lugar que hoy os voy a mostrar me ha cautivado tanto y he disfrutado tanto buscándolo e investigando sobre él, que merece ser narrado de la forma más especial posible, para al mismo tiempo que os animo a visitarlo, intentar que la magia que se respira en este lugar llegue hasta vosotros/as.


Yo siempre he sido de la opinión, de que en Jaén tenemos auténticos tesoros patrimoniales que de existir en otros lugares, estarían puestos en valor, visitables y convertidos en minas de oro turísticas. No sé si el abandonar nuestro patrimonio a su suerte es algo solo de Jaén, de Andalucía o de todo el país, pero el hecho es, que es todo un despropósito dejar nuestro rico pasado en manos de expoliadores, vándalos y demás gente de mal vivir.

 

Uno de esos tesoros, sin la más mínima duda, es el Oratorio Rupestre de Valdecanales en Rus. Una auténtica joya, singular, especial e histórica que se encuentra enclavada en mitad del olivar, junto a una carretera medio olvidada, sin ningún tipo de señalización ni protección que hace que se encuentre incluido en la Lista Roja del Patrimonio Español en Peligro.

Más Info:
http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2012/10/oratorio-rupestre-de-valdecanales-un.html

Hoy por hoy, es grande el desconocimiento que se tiene de este lugar. Lo curioso del mismo es, que se encuentra en una zona vecina al Oratorio Rupestre del Giribaile, a pocos kilómetros del lugar, lo que convierte a toda esta zona en una de las más ricas históricamente e interesantes por conservar los pocos ejemplos de este tipo de construcciones que tenemos en la provincia.


Más Info:
http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2013/12/el-castillo-de-giribaile-la-atalaya-de.html

Hasta hace bien poco, yo creía que estos dos lugares eran los únicos de este tipo existentes en Jaén, hasta que encontré otro en la Sierra Sur, en Fuensanta de Martos.


Más Info:
http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2017/06/el-oratorio-rupestre-de-fuensanta-un.html

La sorpresa vino cuando hace pocos días llegó a mis manos la imagen de un nuevo Oratorio que además al parecer se encontraba de nuevo enclavado en Rus.

 

Sin tener muy claro si existía o no, buscando la escasa información en Internet y encontrándome con que Don Sabelotodo se disculpaba por no poder arrojar mucha luz sobre el lugar, sin demasiadas esperanzas de toparme con este antiguo templo sagrado, pero al mismo tiempo con la esperanza de encontrarlo guiado por no sé qué fuerza, puse rumbo una vez más hacia el centro de la provincia.


Al parecer este antiguo santuario visigodo se enclavaba en la actual "costa" del Pantano de Giribaile y en años lluviosos, que desgraciadamente no es el caso, se oculta bajo las aguas.

Puesto que este tipo de recintos estaban retirados de la población y sus habitantes vivían aislados (pero muy posiblemente comunicados entre santuarios) comencé la búsqueda de puntos fundamentales para la vida, como fuentes de agua.



Resulta que dos o tres arroyos aún surcan estas lomas y desembocan en el actual pantano.

Buscando en torno a ellos, comencé por la cabecera del mar artificial de Giribaile. Sin embargo, este lugar no es más que una sucesión de acantilados y bloques de piedra derrumbados por los que caminar es un suplicio imposible de soportar.

Dirigiendo mis pasos pantano abajo, hacia la pared que embalsa las aguas, topándome con bosquetes de taráis y de espinos que han invadido el espacio que durante mucho tiempo perteneció al agua, me encuentro con un pequeño delta surgido de las aguas de un arroyuelo, que llaman del Valdio.

Son ya muchos los kilómetros recorridos en una búsqueda infructuosa y comienzo a pensar que estoy perdiendo el tiempo, que es mejor que me dirija hacia el cercano Oratorio de Valdecanales, a un par de kilómetros de distancia y vuelva a disfrutar de este lugar que aunque también desconocido y oculto, es conocido por mí.

Tras prácticamente 10 kilómetros recorridos en torno a la orilla del pantano, arrasados por la sequía que destroza nuestro país, me encuentro ante una playa cuyas arenas son una auténtica trampa que pareciera fuera artificial y colocada en este lugar a propósito. La arena batida por las constantes y tranquilas olas de este lago artificial hace que uno se hunda casi hasta las rodillas, lo cual es una pésima noticia puesto que bajo este banco de arena, el agua se encuentra muy cercana a la superficie, lo que significa que cuanto más te adentres en la arena, peor será la escapatoria. Prácticamente rodeado de un bosquete de espinos invasores, no sé exactamente cómo, consigo escapar de las arenas, encontrándome al paso con antiguas estructuras realizadas por el hombre, que parecen ser antiguos pozos y acequias.

La orilla destrozada por las constantes subidas y bajadas del agua acumula en este lugar una importante cantidad de escombros, que no parecen haber sido arrastrados por las aguas, sino haber formado parte de una antigua construcción, borrada del mapa por las aguas.


Un pequeño promontorio coronado por más ruinas, apenas despunta entre las arenas del lugar y tan solo una pequeña pared se alza entre ellos. Acercándome al lugar, tratando de escapar de la trampa en la que me había metido, me encuentro súbitamente ante el lugar que llevo buscando toda la tarde.


 

El Templo perdido y nunca mejor dicho, puesto que es imposible localizarlo de no darse de bruces con él, pues se encuentra oculto entre la maleza y los escombros.


El Oratorio Rupestre de la Veguilla es una enorme cueva excavada en la roca. Para acceder, se entra por una pequeña puerta adintelada con una gran roca. En su interior, la cueva está compuesta por un enorme corredor de 20 metros que termina en un pequeño repecho, en el que la cueva gana altura al tiempo que se divide en tres estancias repartidas a modo de cruz.


De hecho, todo el Oratorio en sí está construido en forma de cruz. De este modo, surge un pequeño templo subterráneo, en el que al fondo del oratorio se encontraría el Sancta Sanctorum o presbiterio reservado a los monjes superiores de este lugar sagrado, mientras que el resto de la estancia, podría estar reservada a los asistentes a los cultos.



Lamentablemente, este lugar en la actualidad se encuentra parcialmente enterrado, como podéis ver en las imágenes, ya que o bien parte del techo en algún momento se derrumbó, cayendo los escombros sobre la cueva, o bien probablemente, el hecho de quedar inundada esta estancia propiciara el arrastre de materiales hasta la cueva por la presión del agua.


Como digo, este lugar es una cruz latina excavada en la roca con la excepción de dos estancias que se encuentran al entrar a la misma, que quizás pudieron ser reflectorios donde los fieles del lugar se recogían para sus oraciones.


Uno de los laterales de la cueva se encuentra excavado en 8 lugares diferentes, formando hornacinas que bien parecen también pesebres para animales, lo que lleva a pensar que, o bien ya existían cuando este oratorio estaba en funcionamiento, o bien fueron reutilizados y agrandados siglos más tarde; ocupando este lugar como establo por algún cortijo cuyos restos están esparcidos por los exteriores del lugar.


De ser así, sin duda sería una clara muestra de cuánto daño hace el desconocimiento sobre la historia y sería además, otra afrenta dolorosa hacia este cenobio que muy posiblemente, sea anterior al de Valdecanales, lo que significa que estaríamos hablando de un lugar construido en el Siglo IV-V d.C y que junto al anteriormente citado, serían los únicos oratorios rupestres del sur de España.


Por mi parte, hoy voy a despedir este artículo aquí, sí. Sin dar siquiera una orientación aproximada de este lugar cuyo desconocimiento, lo ha preservado de ataques y expolios que serían sin duda, el oprobio final de un lugar que indudablemente, merece mucho más.


Cuánta historia esconden nuestros viejos y callados olivares...

martes, 13 de junio de 2017

¿El Oratorio Rupestre de Fuensanta? Un tesoro en la Sierra Sur de Jaén.

Saludo amigas y amigos!

Ahora que se va acercando el verano y muchos ya sueñan con las vacaciones, os voy a mostrar un lugar muy especial escondido en la sierra sur de Jaén.

Al contrario que la mayoría de las ocasiones en mi blog, hoy no voy a enseñaros la ubicación del lugar, puesto que además de ser un gran desconocido del que por cierto, ni don sabelotodo Internet tiene datos, es un lugar desprotegido y amenazado sobre todo por la ignorancia (que en muchas ocasiones ha destruido grandiosos yacimientos históricos y arqueológicos).

Por esta misma razón, por qué no quiero ver convertido este lugar en la cueva de los soles de Otiñar cuyas pinturas rupestres han sido destruidas al intentar arrancarlas, ni ver este yacimiento arqueológico cubierto con graffitis modernos por algún lumbrera, no voy a dar la ubicación.

Pero tampoco quiero guardarme la existencia de este lugar para mí solo, porque lo que no sabemos qué existe no lo podemos valorar ni proteger.


Sirva pues este pequeño artículo, como una llamada de atención para las/los Fuensanteños/as sobre todo, (y para los amantes y defensores de la Sierra Sur de Jaén y del patrimonio histórico también) para que tomen consciencia de lo que tienen en su pueblo y que deberían preservar pues es algo único prácticamente en la provincia.


A kilómetros de la hermosa pedanía fuensanteña de Las Veletas, perdido entre los cerros y sierras donde olivares y bosques conviven, entre cortijadas algunas habitadas y otras olvidadas, encontramos un territorio que hace siglos, formó parte de la antigua Tucci y de la Sede Episcopal Visigoda tuccitana, una sede por cierto de las pioneras de España en la llegada del cristianismo y su propagación, que ya en época romana (año 290) en los albores del cristianismo en Hispania, ya tenía sus propios obispos que llegaron a asistir a los importantes Concilios de Toledo y Sevilla, entre el año 578 al 693, convocados y presididos por los  Reyes Visigodos.

 


En aquellos tiempos, comenzó a extenderse la costumbre del eremitismo o de los ermitaños, que eran personas que elegían profesar una vida solitaria, sin contacto permanente con la sociedad, viviendo una vida cuya finalidad era alcanzar una relación con Dios perfecta, basada en la penitencia, el alejamiento de la sociedad, el silencio, la oración y el trabajo.


Y fueron varios los eremitorios y oratorios que surgieron en la provincia, de los cuales algunos por fortuna han llegado conservados hasta nuestros días.



El de Valdecanales en Rus y el de Giribaile en Vilches nos hablan de comunidades de monjes que vivían apartados del mundo en cuevas, donde con el paso de los siglos, construyeron auténticos templos bajo tierra, lugares santos casi iniciáticos.

Oratorio de Valdecanales en Rus
Oratorio de Giribaile
El lugar que hoy os muestro es diferente. Muy probablemente en este lugar no vivía una comunidad, sino solo en ermitaño, cuya fe en Dios quedó reflejada en las piedras que le sirvieron de hogar.

 

Ese hogar se encuentra en un Peñón de piedra roja que se alza en mitad del campo, con paredes casi verticales y rodeado de varios riachuelos que seguro abastecieron de agua al ermitaño. El Peñón guarda varios abrigos, hoy convertidos en corrales para el ganado.

 



Los abrigos se encuentran decorados con varios grabados que consultado con arqueólogos, se estima que podrían ser pre romanos o visigodos.



Una especie de Indalo comparte espacio con una cuidada representación de las tres Cruces presentes en la crucifixión de Cristo.



Como si de una capilla católica primitiva se tratara. Un lugar apartado de todo e ignorado por todos que bien merece un estudio que aporte más información sobre lo que aquí se esconde desde hace siglos.


Por hoy, aquí queda mi visita. Todo aquella y aquel que esté interesado el descubrir este mágico lugar, no tiene más que decirlo y con gusto yo mismo se lo enseñaré.