lunes, 15 de octubre de 2018

La cerveza es cosa “de modernos”

Saludos, amigas y amigos.

Una terraza, buena compañia y una cerveza bien fría.
Con estos tres ingredientes muchas y muchos somos felices, y tenemos para largos ratos de conversación en cualquier lugar, disfrutando o resistiendo el calor implacable. Cualquiera diría que no existe costumbre más española que esta...y cualquiera que lo dijera se equivocaría.
 


Y es que el beber cerveza y en las cantidades que lo hacemos hoy día, es algo que se puede considerar muy moderno, puesto que es algo que se arraigó en España hace 4 días como quien dice.

Comenzando por el principio, podemos decir que íberos y sobre todo celtas, fueron consumidores de una bebida muy similar a la cerveza, que se obtenía de la fermentación del trigo o la cebada y que se expandió por la Península Ibérica, gracias al mercadeo fenicio.
No obstante, con la llegada de los romanos y el surgimiento de Hispania, esta bebida queda relegada completamente ya que los romanos la consideraban muy inferior al vino, consumido a torrentes en todo el Imperio.


Los romanos y después los visigodos, hicieron del vino una bebida exclusiva que llevó casi al olvido a la cerveza, que se apreciaba en pueblos al norte de Europa. La facilidad del clima ibérico para el cultivo de la vid hizo que el monopolio vinícola se extendiera por siglos. Con el final de la Reconquista y la llegada de los Austrias al trono de España, la situación pudo cambiar a la llegada de Carlos I, que con su corte llegada de Europa, trajo el consumo cervecero que finalmente quedó limitado a la Corte y a escasos círculos de Madrid de nuevo, por siglos; puesto que el vino español y su consumo, estaba demasiado arraigado a España.


Cuando a mediados del siglo XIX comienza la producción industrial de cerveza, su consumo seguía siendo cosa de ricos en España y se limitaba mayormente al verano y en zonas urbanas. A principios del siglo XX, el encarecimiento del vino por la destrucción de buena parte de las viñas por la Plaga de Filoxera que las exterminó en buena parte del país, hace que vayan surgiendo o aumentando su consumo otra serie de bebidas como la zarzaparrilla, el anís, el chocolate o el café. Pero por muchos esfuerzos, la cerveza no arraigaba.


Aún así, a comienzos del siglo XX comienzan a surgir marcas conocidas como Mahou, La Cruz del Campo (Cruzcampo) o San Miguel, esta última curiosamente fundada en Filipinas cuando aún era una colonia española. La guerra civil y la posterior dictadura fascista detuvieron por completo cualquier intento de producir cerveza por la escasez de materia prima hasta bien entrados los años 50... La situación comenzó a cambiar cuando a principios de los 60, la irrupción del turismo comenzó a hacer crecer la demanda cervecera y a expandir el consumo que continuó en las siguientes décadas, surgiendo en la década de los 80 la llamada “cultura” de la litrona.


La entrada en la Unión Europea de España abrió las puertas a la llegada de nuevas marcas extranjeras y en la actualidad, están surgiendo gran cantidad de cervezas artesanales de forma local. Pareciera que la cerveza vive hoy su época dorada...¿se quedará para siempre lo que comenzó como una moda?

¿O regresaremos a las viejas costumbres de vino, risol, aguardiente o anís?

La historia lo dirá.

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