sábado, 1 de abril de 2017

Ruta por la Historia: Tras las Huellas de los Íberos

Ahora que se van acercando las anheladas vacaciones de Semana Santa y muchos ya andáis buscando plan, os invito a pasar esos días que se avecinan de un modo diferente, descubriendo la historia, la cultura y el patrimonio que tenemos muy cerca, sin tener que recorrer grandes distancias.

Hoy os invito a una ruta diferente, que traspasará las fronteras en las que normalmente me muevo en este blog (que son las fronteras políticas de Jaén) para adentrarnos en un mundo antiguo donde dichas fronteras no significaban nada y un pueblo común dominaba el territorio.

Vamos a seguir las huellas de los íberos moviéndonos entre Córdoba y Jaén para descubrir los vestigios de esos antepasados íberos, que se encuentran muy cerca los unos de los otros, ignorándose a sí mismos, por el simple hecho de estar a un lado u otro de las fronteras provinciales.

Viajaremos en cortas distancias, descubriendo yacimientos arqueológicos puestos en valor hace tiempo y otros que acaban de ser descubiertos, nos adentraremos en museos que guardan tesoros milenarios al tiempo que pasaremos por auténticos diamantes en bruto que continúan a la espera de ser excavados desde hace mucho tiempo, incomprensiblemente.

Hoy nos vamos, Tras las Huellas de los Íberos.






Linares, Capital Oretana: Cástulo y el Museo Monográfico

En nuestra primera parada, ponemos rumbo a la antigua Ciudad Íbero-romana de Cástulo a unos 7 kilómetros de Linares, donde desde hace unas décadas comienza a resurgir esta ciudad que llegó a ser una de las más poderosas de la época.

 

Las imponentes murallas que hace dos milenios protegían este lugar y que se alzaron como muestra de poder contra Cartago, estuvieron defendidas desde los siglos II-I a.C por dos imponentes leones de roca, de los cuales, uno ha llegado hasta nuestros días, descubierto en fechas recientes junto a las puertas y murallas construidas con materiales de antiguos templos púnicos.


Junto a antiguas termas, edificios públicos, letrinas, cisternas y viviendas romanas, podremos deleitarnos también con la visita a los famosos Mosaicos de los Amores y de los Octógonos, que han atraído a periodistas de todo el mundo, para admirar uno de los mosaicos mejor conservados de toda España (el de los Amores), que llegó hasta nuestros días por la buena (o mala) suerte de quedar sepultado por el edificio a medio construir que iba a adornar.


Las varias décadas de excavaciones y puesta en valor han conseguido formar una gran colección de piezas arqueológicas que se encuentra atesorada y expuesta en el Museo Monográfico de Cástulo, en el corazón del Linares histórico, donde se encuentran expuestos al público grandes maravillas como el León de Cástulo o la Patena de Cristo en su Majestad, un tesoro sin igual en el que aparece una de las primeras representaciones de Cristo en la historia.



Jaén, Guardián de la cultura Íbera: Museo Provincial, Marroquíes Bajos y Puente Tablas

A la espera de que por fin, el Museo de Arte Íbero, tras la finalización de sus obras, sea inaugurado y abierto al público, Jaén guarda una buena muestra del mundo de los íberos en su Museo Arqueológico Provincial, en el cual se encuentran numerosos vestigios de muchos yacimientos íberos hallados en la provincia.


Una muestra muy rica e interesante donde primero encontramos los objetos que han ido aportando numerosas excavaciones puntuales que no se han conservado ni se han puesto en valor para la visita, bien por desinterés, falta de fondos o porque alguna obra las sepultó, y que aquí sobreviven como testigo viviente del inmensamente rico pasado patrimonial de la provincia de Jaén.


A estos, se le suman los importantes vestigios de los grandes yacimientos como los del Pajarillo (Huelma) que fueron descubiertos en los años treinta del siglo XX y excavados a finales del mismo, en los que surgieron varias esculturas humanas y de animales mitológicos, en lo que fue una antigua ciudad íbero-romana.


El conjunto escultórico de Cerrillo Blanco (Porcuna) tiene un lugar privilegiado en el Museo, puesto que el gran número de piezas halladas en los años 70, llena toda una sala del mismo, en el que podemos pasear conociendo toda una serie de escenas escultóricas que cuentan la vida de un príncipe íbero, desde su niñez, a la madurez y muerte. Dicho conjunto constituye uno de los más importantes grupos escultóricos íberos de España, que debió ser espectacular en el corto espacio de tiempo en el que formó el monumento funerario para el que fue creado en Obulco (Porcuna).


Para terminar, el Oppidum de Puente Tablas, un yacimiento de reciente apertura que ha conseguido atraer a miles de personas en torno a sus antiguas murallas, donde resalta la Puerta del Sol y todo el conjunto sagrado que la acompaña, junto a las incipientes ruinas de la antigua ciudad romana que comienzan a ser descubiertas.


Por no hablar del yacimiento de Marroquíes Bajos (de reciente actualidad tras su aparición en el canal National Geographic relacionándolo con el mito de la Atlántida) que tras casi 20 años de olvido, en los que se ha perdido una buena parte del que fuera uno de los yacimientos de ocupación calcolítica-íbera y romana más grandes de la provincia, aún no se ha puesto en valor, ignorando así aquella promesa muchas veces incumplida, de construir un Parque Arqueológico en este interesante lugar.


Martos, el Oppidum olvidado: Museo de los Franciscanos y Yacimientos perdidos

Nunca un lugar tan rico en historia se valoró tan poco.

A lo largo de los siglos, han sido numerosos los descubrimientos arqueológicos surgidos en esta ciudad que han dado para muchos libros (Historia y Antigüedades de la Peña de Martos-1579) y para atraer la atención de grandes estudiosos (Alejandro Recio, Diego de Villalta) con descubrimientos sonados (Sarcófagos y Esculturas marmóreas siglo XVI, Sarcófago Paleocristiano de Martos-1896, Villa Romana-1960, Oppidum de Bora-1980, Foro Romano de Tucci- siglos XIX-XX, Zona Arqueológica del Polideportivo Años 90-00) sin que por el momento, ningún yacimiento se encuentre puesto en valor y con una enorme cantidad de piezas arqueológicas dispersas por multitud de colecciones museográficas públicas y privadas, de las cuales solo una pequeña porción de las mismas se encuentra en la ciudad.


En el Colegio de los Franciscanos de Martos, podemos encontrar a día de hoy, el único espacio dedicado al ingente patrimonio arqueológico marteño, fruto del trabajo del Padre Alejandro Recio que durante muchos años fue de las pocas personas que se preocupó por excavar los muchos lugares donde reposa la historia.


Es totalmente chocante, que una ciudad que dice enorgullecerse de su historia, que cuenta su pasado desde los tiempos del Oppidum de Tucci y su posterior Colonia Augusta Gemella Tuccitana y que cuenta en su haber con demasiados yacimientos sepultados, destruidos y con otros muchos a la espera de ser excavados, siga ignorando el floreciente turismo cultural y arqueológico que en otros lugares (muy cercanos, como veremos a continuación) se encuentra arraigado y arrojando grandes resultados.



Castillo de Locubín y el Cerro de Cabeza Baja: una apuesta de futuro.


(Imágenes gentileza de Asociación de Estudios Culturales de Castillo de Locubín)
A pocos kilómetros de la pedanía Castillera de Ventas del Carrizal, se encuentra este gran yacimiento.

Conocido desde hace siglos y lamentablemente expoliado durante muchos años, fue excavado en los años 80 del pasado siglo en el que surgió un impresionante yacimiento con origen en la Edad del Cobre Final, aunque el periodo de mayor presencia en el mismo es el periodo íbero-romano.


Este Oppidum o recinto amurallado fortificado, construido sobre una meseta que domina el paisaje, muy cercana a fuentes de agua, resalta por el hallazgo de varias Domus o viviendas romanas, junto a varias Tabernae y junto a los restos de un foro, un mercado e incluso unas termas.


Un grandioso yacimiento, que en los últimos meses está siendo noticia al iniciarse los primeros movimientos para una nueva excavación que arroje luz sobre la extensión e importancia del mismo, y que ponga la primera piedra de una puesta en valor que atraiga la atención del gran público interesado en la historia y en la arqueología. Una gran esperanza que,  sin duda, muy pronto comenzará a arrojar sus frutos.



Almedinilla y el Cerro de la Cruz: El Palacio de la Subbética

(Imágenes gentileza de Excavación Cerro de la Merced Córdoba)
El Oppidum del Cerro de la Merced es uno de los más suroccidentales de toda la Campiña y de la Subbética Cordobesa, además de ser uno de los más grandes y mejor conservados de la región, que partiendo de la Edad del Bronce, llega a ser un gran recinto fortificado en época íbera de la que se conservan grandes muros ciclópeos de más de dos metros de altura y, la joya de la corona: el imponente Palacio íbero de los siglos II-I a.C.


Excavado en varias campañas, que resaltan el interés de la ciudad de Cabra por poner en valor su patrimonio arqueológico, este palacio que forma un complejo palacial de gran relevancia, formaría un edificio de dos plantas con 10 estancias de planta regular, en el que se conservan gran cantidad de estructuras; algunas con más de 4 metros de altura y murallas de gran espesor.


Este lugar, que aún no se encuentra preparado para recibir visitantes y en el que quedan pendientes varias campañas de excavación, forma uno de los lugares que en los próximos años acaparará las miradas y los focos de historiadores y de aficionados a la arqueología, que deseando estamos ya de poder acercarnos a caminar por estos lugares, donde reposa la historia.



Almedinilla y el Cerro de la Cruz: el Poblado del tiempo
 
Visitar Almedinilla es acercarse a la constatación plena de que el turismo arqueológico es una gran oportunidad de desarrollo económico, que puede convertirse en sostén de ayuntamientos, empresas y familias que vivan de la historia y del pasado de un determinado lugar.


Esta pequeña población de la Subbética, guarda con orgullo dos grandes yacimientos arqueológicos que atraen diariamente a una importante cantidad de turistas, nacionales y extranjeros, ávidos de conocer tanto la Villa Romana El Ruedo, como el yacimiento íbero del Cerro de la Cruz.

 

Dos lugares que se encuentran muy cerca de la localidad y se alzan, curiosamente, entre trincheras de la Guerra Civil Española. En estos, podemos encontrar desde un poblado íbero que data del siglo II-III a.C,  hasta una Villa Romana (siglos I- VII d.C) con gran riqueza en mosaicos, pavimentos y pinturas en los que coexisten las estructuras dedicadas a los señores romanos y a trabajadores agrícolas.


El ejemplo más claro y palpable de lo que puede representar un hallazgo arqueológico para cualquier localidad que sepa apreciar el valor de un yacimiento.


Baena, Torreparedones y Museo Arqueológico, la Pompeya del Olivar

En plena campiña cordobesa, en la divisoria entre Baena y Castro del Río, surge una ciudad íbera y romana, presidida por un castillo medieval.


Tras el hallazgo de los primeros restos arqueológicos a primeros del siglo XX, han sido muchas las campañas arqueológicas que han estudiado esta ciudad perdida en el tiempo, que desde hace algunas décadas está siendo puesta en valor, consiguiendo una gran fama que va en aumento, conforme crecen los actos de promoción y turísticos en el lugar, como recreaciones, rutas ciclistas, etc.


Cruzar las formidables puertas que hace milenios guardaron la ciudad supone adentrarse en un viaje en el tiempo, en el que podemos asombrarnos con un Foro Romano bien conservado y presidido por esculturas de antiguos dioses o emperadores, al tiempo que visitamos un santuario íbero o nos adentramos en su castillo medieval que ofrece unas impresionantes vistas de muchos kilómetros a la redonda.


Un yacimiento enorme que apenas se encuentra excavado y que anualmente crece y sorprende con nuevos espacios, como las recién descubiertas Termas Romanas y el Teatro Romano recientemente localizado en un lugar contiguo al parque arqueológico.


Esta ciudad que fue poblada como mínimo desde la Edad del Cobre hasta la Edad Media, es un formidable cofre del tesoro que no deja de aportar datos y elementos que llenan constantemente el Museo Arqueológico de Baena, donde el arte escultórico íbero (Leona de Baena) compite en magnificencia con el romano (grupo de esculturas sedentes de Torreparedones) y en el que destaca un gran tesoro de monedas que abarca una gran historia de esta ciudad monumental.



Porcuna, San Benito y San Marcos: Reliquias por descubrir
 
En la década de los 70, la Villa de Porcuna sorprendió al mundo de la arqueología con el descubrimiento de Cerrillo Blanco y del conjunto escultórico que contenía el mismo, en el que aparecieron más de 60 esculturas del siglo IV a.C, enterradas en un túmulo funerario. No era el primer descubrimiento arqueológico famoso en la localidad, puesto que años atrás ya había surgido una imponente escultura bautizada como el Oso de Porcuna, ni tampoco sería el último.

 

Pocos años más tarde, muy cerca de la Iglesia de San Benito, surgía parte de lo que fue la histórica Villa Romana de Obulco, ciudad aliada de Roma, cuya riqueza y poderío quedaron marcadas en su propia ceca o moneda y cuya estratégica situación fue aprovechada en la guerra civil que Roma mantuvo contra Pompeyo y utilizada como base de operaciones, siendo visitada incluso por el César que la nombró Municipium Pontificiensis Obulco, como Ciudad Vencedora y Noble.


Un yacimiento donde aún se conservan viviendas romanas, el antiguo entramado de callejuelas, cisternas e incluso bancos de la época, que tristemente junto a otros varios yacimientos en torno al pueblo, se encuentra abandonado, sin una pertinente puesta en valor y a expensas de expoliadores.



Arjona y la Cámara de Piquía: la tumba del Guerrero

El siglo XX comenzó en Arjona con el descubrimiento del Toro de Arjona en las proximidades de la localidad. Una escultura magnífica, que no tardó en formar parte de una colección arqueológica que finalmente acabó en el Museo Arqueológico de Granada.


Aquel descubrimiento forzoso, tan solo fue el primero de los muchos que guardaba el antiguo Oppidum de Urgavo. En los primeros años del siglo XXI, Arjona volvería a cautivar a propios y extraños con el hallazgo de una Cámara Sepulcral, propiedad de una poderosa familia íbera, que entre otras cosas podía permitirse la tenencia entre su ajuar funerario de cráteras áticas griegas que datan del siglo IV a.C.


Un lugar que deparó muchas sorpresas, con la aparición de la Caja de los Guerreros y de toda una Necrópolis, que a pesar de estar sepultada en la actualidad, se ha convertido en todo un referente y símbolo de identidad para toda esta población de la campiña jiennense.



Aquí termina este singular viaje por el tiempo sumergidos en el mundo de los íberos y romanos, en el tiempo de aquellos ancestros que tanto arte e historia nos dejaron y que nos siguen cautivando miles de años más tarde.

El viaje, sin duda, no termina aquí; puesto que son muchos los lugares que aún aguardan a ser descubiertos y sobre todo, a ser puestos en valor para el engrandecimiento de la historia y del turismo de esta parte de Andalucía.

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