viernes, 21 de abril de 2017

La Ruta de la Batalla de Lopera: Cuando los olivares sangraron

¡Saludos, amigas y amigos!

Pasada ya la Semana Santa, que para muchos ha sido un éxito porque este año ha hecho "pleno" y la lluvia no ha interrumpido ni una sola procesión, pero para mí y para muchos supone una preocupación creciente, puesto que este 2017 está siendo un año extremadamente seco que amenaza con una catástrofe para nuestros campos y olivares; os voy a invitar a conocer una singular ruta histórica, para que una vez más nos sumerjamos en la historia e intentemos olvidar aunque sea momentáneamente estos pesares cotidianos.

Hoy, os quiero invitar a una ruta que nos traslada a uno de los periodos más convulsos de nuestra historia reciente, que en este mes de abril es tenida en cuenta por muchas personas, ya que en abril se cumple el aniversario de la Proclamación de la II República Española, al tiempo que se produce el aniversario del final de la Guerra civil y el dramatico aniversario del dantesco bombardeo de Jaén.

Este mes está marcado a fuego en el calendario por la Recreación de la Batalla de Lopera, que tras el éxito rotundo de la primera edición del año pasado, vuelve, seguro que con más fuerza, como un evento único en nuestra provincia, en el que historia, recreacionismo, cultura y turismo, se dan la mano atrayendo a personas de media España.


Hoy, nos vamos a descubrir la Ruta de la Batalla de Lopera.

Antes de nada, quisiera puntualizar algo. Muy posiblemente, en esta larga ruta que hoy vamos a descubrir, me falte algún que otro lugar que conocer y que mostrar. Debo pedir perdón antes de nada por ello y es algo que con el tiempo iré puliendo, pero...es que no me ha quedado otra, puesto que por más puertas que he tocado y llamado, pidiendo ayuda para descubrir cada uno de los lugares importantes que hoy os voy a mostrar...a excepción del Ayuntamiento de Lopera y su alcaldesa, nadie ha querido prestarme ni la más mínima ayuda ni mucho menos atención...como si el patrimonio que hoy os voy a enseñar... fuera propiedad de alguien o como si alguien tuviera la exclusividad del mismo.

Yo que he visitado los escenarios de la Batalla de las Navas, de Bailén, del Campo de Batalla de Baecula y que al hacerlo e informar de que hacía la visita no solo por interés personal, sino que además lo hacía para contarlo y promocionarlo, prácticamente me han llevado de la mano a cada mínimo resquicio interesante, os digo que jamás me había ocurrido lo que os cuento en Lopera... igual hoy día y en este lugar, la historia tiene dueño y señor... 

Entrando ya, en lo importante, sumerjámonos en la historia y comencemos este periplo en esta singular ruta histórica.


-El día de la Infamia: 18 de Julio de 1936.


Este día se inicia en media España un golpe de Estado que rápidamente desencadena una Guerra civil fratricida, en la que participaron varios países europeos de un modo u otro a pesar de que en teoría era una Guerra "civil". La España atrasada hasta entonces, donde el hambre, el analfabetismo y la desigualdad eran problemas de Estado y donde las yuntas de mulos y burros que labraban trabajosamente los campos empobrecidos eran la imagen predominante, se vio convertida en cuestión de días, en un laboratorio de pruebas, donde los más modernos tanques, aviones, fusiles, cañones y demás armamento fueron probados (para tiempo después, ser usados en la II Guerra Mundial).


Ese 18 de Julio convulso, el gobernador de Jaén Luis Rius Zunón, se convierte en el primero de España en enviar un telegrama al gobierno de la nación para informar del fracaso del golpe de Estado en la provincia (debido a la organización del Frente Popular, a la pasividad de las escasas fuerzas golpistas y a la actitud titubeante de la guardia civil) declarando la fidelidad de la provincia a la República.

La provincia de Jaén, quedaba en zona gubernamental hasta el mes de septiembre, cuando los tambores de guerra sublevados llegaban a la provincia y conquistaban parcialmente la población de Alcalá la Real, al tiempo que retumbaban en las estribaciones de Sierra Morena al iniciarse el Asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza, donde un grupo de guardas civiles sublevados y sus familias se habían encerrado, quedando sitiados por las fuerzas de la República.

Aún así, la guerra en sí misma no llegó hasta nuestra provincia con toda su fuerza hasta la sangrienta Navidad de 1936 con el inicio de la llamada "Campaña de la Aceituna", en la que el general golpista Queipo de Llano y sus colaboradores decidieron lanzar una ofensiva para tomar Martos y Jaén y dirigirse al Paso de Despeñaperros que les llevara fácilmente a Madrid, al tiempo que les permitiera apoderarse de la gran cosecha de aceite y romper el cerco en el Santuario de la Virgen de la Cabeza.


En esta ofensiva, se enfrentaron los facciosos al mando del coronel Redondo, con 4000 soldados marroquíes y españoles organizados en grupos como el Tercio Virgen de los Reyes, Isabel la Católica o La Merced, contra milicianos republicanos y miembros de la XIV Brigada Internacional compuesta por voluntarios franceses, británicos y polacos que formaron parte del Ejército del Sur, bajo el mando del general Martínez Monje y después por los coroneles Hernández Saravia y José Villalba Rubio.


-La Guerra en el Olivar: Navidades de Sangre


El 13 de diciembre, con un potente apoyo de la aviación alemana y de la artillería, comenzó la ofensiva que se topó con gran resistencia de las milicias republicanas. Progresivamente, Cañete de las Torres, Valenzuela, Bujalance y Villa del Río, fueron conquistadas (parte de la provincia de Córdoba había ido cayendo en manos rebeldes desde el inicio de la guerra) tras varios combates que se alargaron hasta la pascua de Navidad.


El día de Navidad se inicia el asalto a Lopera y por tanto a la provincia de Jaén, con lo que la posibilidad de que los sublevados se adentraran en Jaén se convierte en real para el mando republicano en la zona.
 

Los militares leales deciden entonces, (con la oposición del ruin coronel Segismundo Casado, quien denodadamente afirmaba que no había peligro) organizar una contraofensiva que reconquistase Lopera y alejar el peligro de los rebeldes en la zona. Para apoyar a los milicianos de la República, se envió a la XIV Brigada Internacional, creada el 1 de diciembre. 

-Llegan los Internacionales:
Tras viajar en tren desde Albacete a Andújar, los internacionales son formados en 6 batallones de unos 600 hombres cada uno, además de un escuadrón de caballería, una batería de artillería y una unidad de ingenieros zapadores liderados por el veterano comunista polaco Karol Świerczewski conocido como ‘general Walter’ y el italiano Riccardo Formica cuyo nombre real era Aldo Morandi, como jefe del Estado Mayor.


Llegan a la estación de tren de Andújar, que en la actualidad muestra una imagen bastante alejada de lo que sería en aquellos años ese lugar, donde la aviación aún estaba en pañales, de igual modo que la automoción sería un lujo para ricos y el ferrocarril era el modo de viajar más rápido y asequible.

 

Hoy, cuando todos disponemos de automóvil, este medio de transporte se encuentra olvidado por muchos y en los andenes reina el silencio, roto en alguna ocasión por el paso de un tren ocasional, en esta provincia en la que ese invento del AVE, sigue siendo un sueño y nada más.

-Camino a la Batalla:
Desde la estación de Andújar que se encuentra a las afueras de la ciudad, muy cercana al puente romano que cruza el Guadalquivir, partieron los brigadistas camino de la cercana localidad de Marmolejo, donde pasarían la noche en el antiguo hostal Los Leones, hoy convertido en residencia de la tercera edad, que se encuentra muy próximo a la plaza del pueblo, al monumento a la Constitución Española y al Paseo de la Libertad, construido tres años antes, en 1933.

 

En el hotel, donde aún rugen dos pequeños leones, pasaron las últimas horas de tranquilidad los brigadistas venidos de media Europa. Para muchos, fue la última noche en paz de sus vidas.




Camino ya de Lopera, por carreteras hoy medio olvidadas, aún encontramos restos que muy probablemente pertenezcan al periodo de la guerra, aunque es posible que pertenezcan a un periodo posterior.



En mitad del olivar, a medio camino entre Marmolejo y Lopera, encontramos los restos de una fortificación de hormigón que esconde lo que parece ser una trinchera subterránea que permitiría cruzar la carretera de un lado a otro bajo la misma. En la actualidad, una de las entradas se encuentra parcialmente enterrada, mientras que la otra se encuentra bastante bien, oculta bajo el matorral bajo. 

 


Si nos adentramos en él, nos encontramos con un pasadizo hoy medio lleno de tierra, al que se accede por un túnel con escaleras. El lugar en sí, se encuentra ignorado por casi todos, sin que se sepa mucha más información del mismo. Aquí, en Marmolejo, también existen varios conjuntos de trincheras que resisten el paso de las décadas estoicamente, contando que en este lugar se estableció una divisoria entre frentes, pero de ellos hablaremos en otra ocasión.

-La Batalla de Navidad:
El 26 de diciembre, mientras los facciosos se atrincheran en Lopera, internacionales y milicianos se agrupan al tiempo que una avanzadilla llega al cercano cerro de san Cristóbal, próximo a Lopera.
La contraofensiva sobre Lopera comenzó el 27 de diciembre y el ataque lo lleva a cabo la infantería apoyada con blindados ligeros, que atacando desde el camino de Marmolejo y la carretera de Andújar, consiguieron llegar al cerro del Calvario, siendo repelidos por los rebeldes, armados con mayor artillería y apoyados por la aviación nacional. 

Uno de los brigadistas que luchó en aquel lugar contaba días más tarde cómo fue el ataque de los brigadistas:

“De las cuatro de la madrugada a las once de la noche luchan por el pueblo. Llega la aviación enemiga en misión exploradora, deja caer su carga de bombas y dispara sus ametralladoras sobre las columnas que avanzan. La compañía inglesa marcha a la cabeza de la brigada. Los jóvenes de Londres y Lancashire llegan hasta las primeras casas del pueblo, pero son obligados a retroceder: cae sobre ellos una tempestad de hierro y fuego. Deben consolidarse en una línea retrasada y excavan refugios improvisados entre los olivos, en la tierra floja, se ocultan entre las gruesas raíces a flor de tierra y detrás de los troncos; resisten durante horas, sin ceder ni titubear.”


El 28 de diciembre empezó con fuego de artillería del Ejército Popular de la República sobre Lopera, a lo que siguió un contraataque rebelde y los ataques y contraataques se fueron sucediendo hasta que los brigadistas llegaron a tomar de nuevo el cerro del Calvario, para finalmente ir replegándose progresivamente.

Entre las numerosas bajas sufridas entre los brigadistas estaban los poetas británicos John Cornford y Ralph Fox, mientras que entre los franquistas, murió uno de sus líderes, el torero falangista El Algabeño, de conocida fama en Sevilla y Córdoba en la represión ejercida por los rebeldes de Queipo.
La batalla del día 29 comenzó con el avance de los rebeldes hacia Porcuna. Se movieron a través de los olivares para provocar una sorpresa entre los soldados de la República y tratando de fortalecer sus posiciones, evitaron la acción que la artillería republicana hacía desde esta localidad. 

Pero en ese momento, los brigadistas atacaron de nuevo Lopera llegando a combatir en el casco urbano, y los franquistas que se encontraban en las proximidades de Porcuna, se vieron obligados a enviar refuerzos para evitar quedar embolsados entre las dos localidades. Este nuevo contraataque finalmente produjo la retirada progresiva de las tropas de la República que se replegaron hacia las cercanas Arjona y Arjonilla

Así se da por finalizada la batalla de Lopera y Porcuna cayó el 1 de enero de 1937. 

Los brigadistas sufrieron unos 400 muertos y cerca de 450 heridos. Los rebeldes por su parte tuvieron 350 muertos y una cifra similar de heridos. Lopera sufrió graves daños en la iglesia, el castillo o el ayuntamiento. La batalla supuso una victoria limitada para los militares franquistas, que no lograron su objetivo de acercarse a la capital de la provincia, ni a Despeñaperros

Por parte republicana, el Ejército de la República no consiguió el objetivo de expulsar a los sublevados de la zona pero con los refuerzos que se enviaron posteriormente a Jaén, Torredonjimeno, Martos y Andújar, evitaron que los rebeldes avanzasen en la provincia, impidiendo la toma del Santuario de la Virgen de la Cabeza, que se rindió el 1 de mayo de 1937.

-Los restos de la Batalla

En la actualidad, Lopera es una hermosa localidad enclavada en la zona más occidental de Jaén, en plena frontera con Córdoba. Su castillo calatravo es una joya recuperada con el esfuerzo de todos los loperanos/as que, junto a sus aceites de oliva y vinos, es un orgullo de los habitantes de esta zona de Jaén.

Los vestigios de la Guerra civil, que durante décadas han estado olvidados y en gran parte de los casos han sido borrados del mapa, siguen en algunos lugares del municipio presentes y no han sido pocas las ocasiones en las que los vestigios de la lucha han ocasionado alguna desgracia personal, puesto que aún hoy siguen apareciendo proyectiles y bombas.

Realmente, en los lugares donde la lucha fue principal: El Saetal, Cerro de San Cristóbal, Cerro del Calvario...en la actualidad, no tienen nada en absoluto de especiales, a excepción del Cerro de las Esperillas, donde aún resiste una pequeña porción de trincheras fronterizas con el olivar, que van camino de ser historia, al estar colapsadas con basuras y escombros.

Realmente, los vestigios de la Guerra en Lopera, son posteriores a la batalla en su mayoría, como el Fortín antitanque, que se encuentra en el llamado Pago de Valcargado junto a la carretera J-2050 que, a pesar de que fue convertido en vivienda y su estructura en parte modificada, sigue conservando la forma con la que fue construido.

Junto a este, se alza una casamata en la que se escondería una ametralladora en muy mal estado ya que está rodeada de árboles y su aspecto es bastante ruinoso.


Más cerca de Lopera, a unos dos kilómetros del pueblo y en la carretera que lleva hacia Bujalance, se localiza un conjunto de casamatas y trincheras en bastante buen estado de conservación junto al cauce del Arroyo Salado.


 

Encontramos primero un reducto en forma de L plagado de troneras para las ametralladoras y huecos para guardar la munición, construido con hormigón armado y acero. Bajo este, probablemente existiera un pasadizo subterráneo al que se accedería por unos huecos en el suelo. A unos metros encontramos otro reducto similar, quizás en peor estado, que guarda algunas muestras de la acción de la aviación republicana, que destruyó parte del mismo.



Desde aquí, veremos también el Puente sobre el Arroyo Salado que fue dinamitado para dificultar la entrada de los franquistas y aún hoy en día muestra una clara diferencia entre su parte antigua y la reconstruida.


Es precisamente en este paraje donde se lleva a cabo la Recreación de la Batalla de Lopera, que el pasado año atrajo a centenares de visitantes.



Son tantos los vestigios de la Guerra civil en Lopera, que desde hace varios años se han ido recogiendo y recopilando en una pequeña colección que se espera forme parte de un Futuro Museo de la Batalla de Lopera, único en Andalucía y en la provincia.



Pero es que además, hace algunos años, Lopera, fue elegida como escenario de parte de la grabación de la película La Mula que transformó el pueblo llevándolo de nuevo a aquellos años de la Guerra civil.


No hace falta decir mucho más...si os gusta la historia, el recreacionismo y disfrutar de estos paisajes olivareros interminables, no os perdáis la II Recreación de la Batalla de Lopera.



¡Seguro que volveréis!

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