¡Por fin, llegan las lluvias para saciar la sed de nuestros campos y acuíferos! El buen tiempo (para mí, que llueva es realmente el buen tiempo) vestirá muy pronto nuestros campos de verde y de color con la llegada de la próxima primavera y muchos ya se preparan para salir al campo de ruta y conocer las maravillas que esconde nuestra provincia.
Hoy os propongo una, accesible para todos los públicos, que no solo nos permitirá disfrutar de nuestros campos olivareros, sino que además nos dirigirá hacia uno de los castillos más hermosos y singulares de la provincia.
Hoy nos vamos al Castillo del Berrueco.
Este castillo es el más importante de los castillos rurales del alfoz o concejo de Jaén. Guardaba los pasos que comunicaban zonas altamente estratégicas como Arjona, Martos, Jaén y Andújar.
De origen islámico, aunque los restos íberos, romanos y visigodos indican una ocupación anterior, fue reforzado tras su reconquista en 1243 y los cristianos potenciaron sus murallas y construyeron almenas.
Construido sobre un cerro rocoso, que marca la forma del castillo y su emplazamiento, se encuentra dividido en dos zonas: la superior donde estaba la plaza de armas, y el recinto inferior, protegido por defensas naturales.
Sus murallas se reforzaron con la construcción de varias torres, algunas macizas y otras cubiertas con bóvedas de cañón que se sumaban a las paredes rocosas naturales del cerro, que hacían muy difícil el asalto.
En torno al castillo, existen muchas leyendas como la historia surgida en el siglo XV, cuando el castillo fue conquistado por el maestre de la Orden de Calatrava, Pedro Girón, en el marco de la guerra civil entre Enrique IV y la nobleza castellana.
Don Pedro Girón, caudillo del bando rebelde, ofreció al rey el final de la guerra si le entregaba la mano de su hermana, la futura reina Isabel I la católica en matrimonio (aunque le doblaba la edad), a lo que el rey aceptó.
Cuando se dirigía hacia la ceremonia matrimonial, pernoctó en El Berrueco y esa misma noche una bandada de cigüeñas llegó y sobrevoló en círculos el castillo, siendo una señal de mal agüero.
Al continuar su camino, dicho señor acabó muriendo en extrañas circunstancias asociando su muerte al extraño suceso.
Tras estos hechos, el castillo continuó defendiendo el territorio hasta el siglo XVI, cuando fue abandonado.
Aún así, a sus pies siguió existiendo una cortijada que sobrevivió hasta mediados del siglo XX, teniendo su propia ermita y escuela; lamentablemente hoy en ruinas. Aún así, quedan varios cortijos en pie, habitados o como casa de campo.
En el interior del castillo, protegido por sus fuertes murallas, encontramos un patio de armas hoy habitado por vegetación.
Desde él, podemos acceder a las torres, subir al adarve que circunda el castillo sobre las murallas y disfrutar de las hermosas vistas que ofrece de los vecinos Jaén, Martos o Arjona.
Aquí podemos poner punto y final a nuestra visita, siguiendo nuestro camino en la Ruta de los Castillos y de las Batallas y en la Ruta Arqueológica de los Torreones, donde se encuentra este castillo.
¡El territorio con mayor concentración de fortificaciones del mundo nos espera!
Hola Miguel!!!
ResponderEliminarNo conocía la existencia de este castillo pero ahora que he visto lo bonito que es, a través de tus fotos, lo visitaré en cuanto pueda.
Un saludo.
No dudes en hacerlo, es un lugar increíble rodeado de otras pequeñas fortificaciones!
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