Saludos amigas y amigos.
Ahora que parece que la climatología empieza a volver a la normalidad
(esperemos que siga así) y las lluvias van calmando la sed de nuestros
campos y ríos, quiero invitaros a conocer uno de los lugares más bellos
de nuestra provincia y que en demasiadas ocasiones pasa desapercibido
para mucha gente que nos visita y para los propios jaeneros/as.
Hoy visitamos el municipio más al norte de Jaén y descubrimos Aldeaquemada.
Este lugar tiene un particular encanto para mí, puesto que fue el
primero, el primer lugar que di a conocer en este mi blog hace ya casi
10 años.
Es un lugar donde reina la paz y habita una naturaleza, que aún guarda
un punto salvaje y puro, que se desata sobre todo en sus ríos y cascadas.
Para llegar a Aldeaquemada, debemos dirigirnos hacia el Paso de
Despeñaperros y coger un desvío, que abandona la moderna autovía y nos
introduce en plena Sierra Morena y en el Parque Natural de
Despeñaperros. La carretera sinuosa escala la sierra entre el bosque mediterráneo, hasta llegar a las inmediaciones de la Cueva de los
Muñecos, cuando el paisaje comienza a cambiar, y el pinar se convierte
en el señor del bosque.
Conforme avanzamos, el bosque se va humanizando y pequeñas zonas de
cultivo van irrumpiendo, avisando de la cercana presencia del hombre. Y
de repente, aparece el pueblo, acostado en una llanura.
Sus calles rectas y cuadriculadas nos hablan de su historia, al igual
que su plaza, construida en la repoblación impulsada por Carlos III en
la que se repobló toda esta zona, hace siglos desierta y en la que
llegaron habitantes centro europeos para ocupar estas tierras salvajes.
La Plaza de la Constitución, es el centro neurálgico de esta pequeña
población, donde se encuentran la mayoría de sus edificios ilustres,
como la Iglesia, la Casa del Gobernador y el Pósito, y forman un espacio
cerrado, que invita a la conversación y a disfrutar de la vida lenta y
sosegada que aquí se respira.
Pero este pequeño pueblo ilustrado guarda muchas sorpresas y tesoros que aún están por descubrir a nuestros ojos.
Para hallarlos, debemos salir de estas hermosas calles y adentrarnos
en sus campos, volviendo a la naturaleza, pero eso sí, no alejándonos
demasiado de la misma, puesto que nuestro próximo objetivo está a tiro
de piedra.
Siguiendo el curso del Río Guarrizas, vamos adentrándonos en el bosque, dejando atrás los olivares que rodean al pueblo, y vamos
acercándonos a uno de los grandes monumentos naturales de Jaén. Ya, a
muchos metros de distancia, nos va llegando un ruido que dependiendo de
la época y de las lluvias puede ser atronador.
Un pequeño sendero, nos lleva hasta la impresionante Cascada de la Cimbarra.
El sendero que nos acerca a ella, se divide en dos, llevándonos por un
lado hasta la llamada Plaza de Armas, donde podremos disfrutar de la
visión de la Cascada desde las alturas, disfrutando de las vistas que
ofrece el Guarrizas precipitándose por esta enorme falla, a los pies de
la cual, el agua a lo largo de los siglos ha ido creando un tremendo foso
natural cuya profundidad hoy sigue siendo un misterio.
La otra bifurcación, nos acerca a los pies de este gigante de agua, y
conforme lo recorremos, encontraremos a nuestro paso, viejas
construcciones hoy ya olvidadas, como los restos de un molino que hace
siglos, alimentó su maquinaria con la fuerza del agua de esta cascada.
Horas podemos pasar ante esta maravilla de la naturaleza sin que nos
demos cuenta y con pena, nos alejamos de ella, puesto que nuestro viaje
aún no ha acabado.
Continuando el camino que nos ha traído hacia la Cimbarra, iremos descendiendo adentrándonos en un bosque adehesado.
Cruzando arroyuelos y pequeños torrentes que hacen nuestro camino
difícil y lo convierten en toda una aventura, nos vamos acercando hasta
la Cascada de la Cimbarrilla.
Escondida, en un recoveco del río, excavado durante milenios por el
agua, esta Cascada escalonada forma un espacio mágico y único, donde el
agua y la roca, son las grandes protagonistas de un espectáculo, que más
de un purista diría que "es imposible que eso esté en Jaén".
Extasiados por tanta belleza, tocará volver sobre nuestros pasos y poner
fin a esta aventura en el norte más al norte de Jaén, sabiendo eso sí,
que muy pronto, sin poder evitarlo, tendremos que volver, puesto que son
miles las sorpresas que aún nos guarda esta sierra y que apenas hoy,
hemos desvelado.
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