sábado, 17 de mayo de 2014

Pegalajar, el pueblo del agua

El calor llega este año con prisa y en plena primavera, estamos soportando unas temperaturas mas veraniegas que otra cosa.


Toca ir buscando la sombra e ir acercándonos al agua, a nuestros nacimientos y manantiales que nos quitan la sed al mismo tiempo que regalan hermosas imágenes, que disfrutamos mas que nunca en esta tierra interior, en nuestro Jaén.


Hoy vamos a conocer un pueblo, donde el agua ha sido mas importante si cabe para su desarrollo que cualquier pueblo de nuestra provincia.


Nos vamos a Pegalajar.


Este pueblo, cercano a Jaén Capital  y a los antiguos caminos que conectaban con Granada, se fue en torno a un elemento que diferencia este pueblo de todos los demás.


Hablamos de su Charca, la Charca de Pegalajar donde comenzamos la visita


Un enorme almacén de agua, proveniente del manantial de la Fuente de la Reja que preside el gran espacio de la Charca que no solo rebosa vida y alegría, si no que es un espacio muy fotogenico, donde las aguas reflejan las casas y las sierras circundantes.


Desde hace muchos siglos esta Charca y el citado manantial, dieron vida a los habitantes de la localidad, pues sus aguas no solo abastecían a los vecinos y permitían lavar la ropa en los lavaderos públicos, si no que ademas, regaban la Huerta de Pegalajar. Una gran extensión de terreno cercano al pueblo, de cultivos aterrazados y de acequias que conducían el preciado liquido hasta el ultimo rincón para alimentar las cultivos.



Lamentablemente, los últimos años con la dejadez y la sobreexplotacion de los acuíferos, produjeron que los caudales de los manantiales y fuentes disminuyeran enormemente, produciendo que la Charca terminara secándose, al mismo tiempo que cientos de vecinos iniciaban una lucha por la recuperación de ese recurso limitado que es el agua y del espacio.


Algo se ha conseguido y la Charca poco a poco va recuperando su esplendor, aunque no siempre consigue mantenerse llena todo el año.


A un lado de la Charca, un Lema: A quien la vida di, le reclamo en justicia que no me dejen morir.


Para reivindicar la continuidad de la charca por muchos siglos.

Alejándonos ya, de la majestuosa Charca, iniciamos un paseo para conocer la historia de Pegalajar.


Tras pasar por la recoleta Ermita de la Virgen de las Nieves, toda encalada de blanco reluciente como muestra de la arquitectura del S.XVI, nos dirigimos hacia la zona antigua donde antaño existiría un castillo, el castillo de las Peñuelas, que con el paso de los siglos fue perdiéndose hasta la actualidad, cuyo solar esta ocupado por casas, restos de algunas murallas y por la Iglesia.



Tras pasar por viejas casonas adornadas por sus elegantes portadas y escudos nobiliarios, vamos ascendiendo.


Nos adentramos en el antiguo recinto fortificado pasando por la Puerta o Arco de la Encarnación, adornado por piedras y escudos labrados con textos en castellano antiguo.



Las calles de esta zona, son estrechas y tortuosas y en la actualidad se están llenando de establecimientos rurales. Y es que estos barrios antiguos que son maltratados por los españoles, son enormemente apreciados por los ciudadanos extranjeros que visitan nuestra tierra.



Acercándonos ya a la Iglesia de la Santa Cruz que corona el antiguo cerro del castillo, podemos disfrutar de las vistas de los muchos miradores que rodean al edificio que proporcionan unas vistas espectaculares de parte del pueblo y de la cercana Serrezuela.



La plaza de la Constitución esta presidida por un lado, por las Casas Consistoriales, el actual ayuntamiento por un lado y por la citada serrezuela por cuyas cumbres vuelan no solo numerosas rapaces, ya que estamos muy cerca del Parque Natural de Sierra Magina, si no también el hombre ya que en esta sierra existe un área recreativa especial para los aficionados al parapente.



Terminamos nuestro recorrido, bajo tierra.

Y es que en esta tierra abundan las cuevas. No solo casas cueva, convertidas en casas rurales, si no ademas, tremendas catedrales de roca con enormes espacios abiertos, como la cueva del Majuelo, hoy transformada en restaurante.


Sobran pues los motivos para descubrir este lugar. No os lo perdais!

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