domingo, 6 de abril de 2014

La Guardia de Jaén, atalaya de caminos milenarios.

Después de algunos días de mucho trabajo, retomo las rutas por la provincia que ya iba siendo hora!

Hoy me dirijo hacia La Guardia de Jaén.


Pueblo habitado desde hace milenios y por el que han pasado numerosas culturas, al estar siempre asomado al Valle del Guadalbullón y siempre vigilante de los caminos que fueron surgiendo en torno a este, en comunicación con Granada y La Mancha.



Este pueblo fue fundamental durante la reconquista, buena muestra de ello es su soberbio castillo de origen ibero-romano, que fue siendo modificado inicialmente por la invasión árabe y la posterior presencia cristiana que terminó convirtiéndolo en un palacio, desde cuyas torres se puede admirar unas magnificas vistas de Sierra Magina.



Tras la visita al estratégico castillo, que protegió Jaén Capital en no pocas escaramuzas bélicas, bajamos hacia el conjunto histórico del pueblo, cuyo principal referente es la Plaza de Isabel II plagada de monumentos renacentistas.


Por un lado, la Fuente de los 5 caños o de Isabel II, monumental, preside el espacio de la plaza llenando todo con el sonido del agua de sus caños de bronce.


A su lado, un hermoso palacete de fachada de piedra labrada, adornado con escudos nobiliarios, dándole a todo el espacio un aire mas señorial si cabe.


Y cerrando el espacio, una replica de la Fuente de María Magdalena, ya que la original se encuentra en el Patio del Palacio de la Diputación de Jaén.


No muy lejos de allí, encontramos un gran Lavadero Publico construido durante la II República Española y hoy día, transformado en espacio de exposiciones.



Su interior, esta adornado por multitud de materiales que se utilizaban antiguamente, como capachos y cestas de esparto. Un lugar, donde se respira historia. Lastima, que no se encuentre abierto mas a menudo.


Alejado ya, del núcleo urbano encontramos el Antiguo Convento de los Dominicos, actual Parroquia de la Asunción, una hermosa muestra mas del pasado renacentista de esta localidad, que bien merece una parada en la Ruta del Renacimiento de la provincia.



Terminando nuestro periplo por La Guardia de Jaén, dirigimos nuestros pasos hacia el Cerro Salido, a unos metros de distancia del casco urbano.

Sobre este cerro rocoso, se encuentra una necrópolís visigoda que ocupa toda la extensión del mismo.


Aquí podremos observar como todas las rocas que coronan el cerro están talladas formando tumbas antropomorfas ( con la forma del cuerpo ) y aunque algo difíciles de encontrar en ocasiones, debido a la vegetación que crece sin control a su alrededor.


Desde la misma necrópolis, con vistas a la autovía, arcaico camino que comunica desde hace siglos estas tierras, terminamos nuestro camino.


Camino amable y sencillo, pero amplio en cuanto al increíble salto en el tiempo que damos mientras dura nuestra estancia.

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