Ventas del Carrizal, hermosa vega del San Juan. Por la Protección de la Sierra Sur de Jaén

Saludos amigos y amigas!

Después de varios meses hablando de nuestra Sierra Sur de Jaén y de ese proyecto para constituir una Plataforma para su protección llega el momento...

Este próximo sábado en Valdepeñas de Jaén se constituye la Plataforma para la Protección de la Sierra Sur de Jaén.

Estáis todo/as invitados a este evento tan importante para toda nuestra comarca que estoy seguro traerá un despertar para muchas personas que tomaran conciencia del tesoro medioambiental en el que vivimos y seguro que en un futuro próximo, se conseguirá una figura de protección muy necesaria en toda esta Sierra.

Así que hoy, una vez mas os voy a hablar de la Sierra Sur.

Nos vamos de nuevo a Castillo de Locubín, para conocer una de sus pedanías: Ventas del Carrizal.

A medio camino entre Alcaudete y Alcala la Real, enclavado junto a la misma carretera que comunica dichos municipios, encontramos este pequeño pueblo rodeado de olivares junto a la orilla del Río San Juan, que da vida a sus huertas y arboledas.

Si por algo es conocida esta pequeña población sin duda es por la tumba del Santo Manuel, otro de los santos que habitaron estas sierras en el pasado siglo, que curaban males y enfermedades con la imposición de sus manos o soplando ( Dios querrá, Dios querrá siempre decía ) y remediaba la situación de miles de personas que no podían acceder a la sanidad, algo que ocurría muy frecuentemente por estas tierras, hasta la implantación de la sanidad universal con la llegada de la democracia.

En el pequeño cementerio de esta aldea se encuentra la tumba, a la que acuden muchos peregrinos a lo largo de todo el año y en la que nunca faltan velas y flores para adornar el lugar, que forma una nueva parada en la Ruta de los Milagros que cruza toda la comarca.

El cerro donde se encuentra el cementerio, ofrece unas vistas de toda la aldea y de muchas sierras que rodean la zona, que invitan a conocer esta pequeña población plagada de fuentes y de puestos de venta donde abundan las cerezas, muy abundantes y ricas en toda la zona.

Paseando por Ventas del Carrizal, llama la atención la tranquilidad y el sosiego que se respira en cada rincón de sus calles, donde el trinar de los pájaros inunda todo y sus habitantes siempre reciben con una sonrisa al forastero que descubre sus calles.

Unas calles que siempre conducen a los olivares y a las huertas que dan vida al pueblo convirtiendo al bosque de olivos de Jaén en un vecino mas, en otro miembro mas de la familia.

En sus calles también podemos encontrar la hermosa Ermita de San Antón muy cerca del parque y como no, de la Almazara, que nunca puede faltar en tierras de Jaén.

Muy cerca queda ya, la rivera del Río San Juan habitada por muchas aves acuáticas que hacen su vida ajenas a la civilización que se desarrolla junto a ellas.

Detalle de un ave acuática disfrutando del río

Y desde este punto, cruzando el citado río podemos conocer dos de las maravillas históricas que tiene esta población.

La primera, gobernando el horizonte desde hace siglos, la Torre Vigía de origen probablemente árabe de unos 7 metros de altura y que tiene una ventana-puerta, como suelen tener estas antiquísimas construcciones para dificultar el acceso en caso de ataque.

Desde la cima del cerro en el que se encuentra, se pueden ver muchas mas por los alrededores, que formaban una red de vigilancia y comunicación en tiempos de la reconquista.

Y a pocos kilómetros de distancia, el Yacimiento Arqueológico de Encina Hermosa, en el cerro de Cabeza Baja de Encina Hermosa, que se divisa desde la población y en el que podemos encontrar un poblado íbero con numerosas construcciones entre las que estarían unas termas, una cisterna y como no un pequeño molino de aceite. De tan importante yacimiento os hablare en próximas entradas de este blog.

Cerro de Cabeza Baja de Encina Hermosa

Y así, llegamos al final de la visita a este pequeño rincón de la Sierra Sur de Jaén, una aldea desconocida para muchos y que yo animo a visitar, pues siempre es un buen remedio para cuerpo y mente, relajarse y disfrutar de las pequeñas cosas que nos regala la vida y que quedan mas en evidencia en estos lugares privilegiados.