Hacia ya mucho tiempo que estaba reservando esta ruta, reivindicada por muchos de los seguidores de este blog, pero debido a la enorme extensión de esta sierra y a los infinitos lugares por fotografiar, me a costado un tiempo poder realizar este reportaje y aun así, lo he dividido en varias partes pues hay mucho por contar de la Sierra de la Grana: una Sierra Humanizada, I Parte.
Hoy tan solo os voy a contar una parte pequeña, para también informar a los muchos marteños comprometidos con el cuidado del medio ambiente y la protección de la naturaleza, de ese gran proyecto bautizado ya por muchos como "Movimiento24N" para dotar de nuestra comarca de una figura de protección ambiental, ya sea Zona de Especial Protección para las Aves, ZEPA o cualquier otra como la Red Natura 2000.
Motivos sobran para ello, y desde este blog ya son muchas semanas hablando de tantísimos tesoros ambientales de los que disfrutamos en la Sierra Sur de Jaén.
Hoy recalo en Martos y os invito a venir de ruta senderista, a conocer seguramente una de las zonas olvidadas de nuestra ciudad, pues muchas veces es tal la admiración de los marteños y marteñas por ese símbolo nuestro por excelencia que es la Peña de Martos, que nos olvidamos de las demás alturas de nuestra ciudad.
Vamos a conocer tan solo una de las múltiples formas de ascender a la Sierra de la Grana, ya que esta montaña habitada y explotada por el hombre desde hace milenios a sido moldeada, modificada y esta totalmente surcada por sendas, veredas y caminos, vestigios de la actividad agrícola y ganadera que aquí se desarrollo.
Comenzamos en el hermoso Barrio de la Cornacha y tomamos la carretera de Los Villares. Pocos metros después de salir del casco urbano, con la imagen de las ultimas casas a nuestras espaldas nos topamos con el Pilar del Sapillo, antiguo abrevadero de ganado donde surge una pista asfaltada y señalizada a la izquierda.
Vamos subiendo... |
Mientras vamos ganando altura, caminamos junto a novísimos olivares que ocupan lo que hasta hace pocos años eran zonas de cultivo de cereal, del que se alimentaba a la población de Martos y a su cabaña ganadera, antaño muy numerosa.
Martos, siempre presente en nuestra ruta |
Los olivos van quedando atrás conforme nos vamos acercando al entorno de La Maleza, donde se recogen las aguas subterráneas acumuladas en toda esta montaña para el consumo de una parte de el pueblo Marteño.
En este punto, el liviano camino asfaltado desaparece y nos toca "escalar" el primer tramo del Sendero de la Raspa, que inicialmente podrá ser calificado hasta por el mas experto senderista, como un rompe piernas, por su considerable inclinación.
El Sendero de la Raspa en sus primeros metros |
Pero la subida merece la pena. Poco a poco nos adentramos en el bosque y en el matorral, mientras la panorámica que va surgiendo tras nuestros pasos se va engrandeciendo.
Podremos realizar un alto en el camino, para recuperar aire y fuerzas en la Era de los Jimenes, donde se construyo hace unos años un pequeño refugio para el descanso del caminante y donde encontramos una muestra palpable de la ocupación tradicional que aquí tuvo lugar, donde se limpiaba y recogía grano cultivado en estas laderas.
Era de los Jimenes |
Laderas que en algún momento de la historia estuvieron pobladas por bosque mediterráneo, que desapareció hace siglos aprovechado o explotado por el hombre y que hoy están convertidas en un gran pinar de repoblación que nos acompaña en nuestra subida, junto a antiguas cabrerizas y chozas ganaderas, con manchas de matorral propio de nuestra zona.
Casi toda la senda señalizada, aunque varias señales son actualmente ilegibles por el deterioro del sol y de las inclemencias meteorológicas que soportan en estas alturas.
A mitad del ascenso, nos topamos con un carril, que circunda toda la sierra. Se trata del Sendero de la Grana. En este punto abandono el Sendero de la Raspa que había seguido hasta el momento ( y que continuare en una próxima edición ) para seguir por este camino a veces rocoso y otras terrero para seguir a la izquierda, hacia el Pilar del Marchante, histórico abrevadero donde el paisaje cambia momentáneamente.
El bosque cede espacio a olivares, que en esta zona se convierten en un obstinado capricho del ser humano de cultivar una zona tan complicada. Junto al pilar, surgen también almendros, higueras, majoletos y nogueras, para que el caminante que por aquí pasase, pudiera echarse algo al estomago mientras, quizás sus ganados bebían agua y reponían fuerzas.
En nuestro caminar por La Grana, disfrutaremos de unas inmejorables vistas de Martos, Jamilena, Torredonjimeno y de toda la campiña olivarera jienense.
Entre los pinares podremos comprobar de nuevo, como el hombre adapto completamente esta sierra, pues entre los troncos aun aparecen claramente las terrazas que allanaron terreno para facilitar el acceso y el cultivo.
Antiguas terrazas |
Algunas encinas que han sobrevivido al paso del tiempo nos acompañaran hasta las estribaciones de la Bermeja, ya en el termino municipal de Jamilena, donde recientemente se construyo un sendero que conecta la antigua cantera y dicho municipio con esta sierra eterna: http://mangelcaballero.blogspot.com.es/2013/10/jamilena-el-sendero-de-sierra-bermeja.html
Y aquí terminan nuestros pasos. Con la solemne promesa de volver a La Grana y continuar contando todo cuanto esconde, llenando también un hueco importante en Internet, que apenas si enseña lo que realmente es...
La Sierra de la Grana
Buenos dias,bonitas imagenes de esa sierra Marteña.Saludos
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