sábado, 15 de septiembre de 2018

Caminando por tus calles: El Origen de la Calle La Fuente

Saludos, amigas y amigos.

Una vez más, vamos a recorrer otra de las hermosas calles de nuestra ciudad, con el objetivo de descubrir su origen, sus curiosidades y el origen de su denominación, que como siempre guarda una historia que pasa desaparecida de tanto nombrarla.


 

Hoy vamos a conocer la Calle la Fuente.
Esta vía, es una de las más antiguas de la localidad y comunica La Plaza (porque en Martos tenemos muchas plazas, pero la Plaza de la Constitución es LA PLAZA) con la Plaza de la Fuente de la Villa.

Hasta hace unos años, esta calle era denominada oficialmente como Calle General Canis, en honor al marteño Emilio Canis Martínez, gran héroe militar que participó activamente en la defensa de los últimos retazos del Imperio Español. En 1895, viajó a Cuba donde luchó por la pacificación de la antigua Colonia Española, que durante sus últimos años llegó a ser provincia autónoma. Tras el desastre del 98, en el que España perdía Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guam y las Islas Carolinas; el General Canis fue enviado al Protectorado Español de Marruecos, donde tuvo que luchar sin descanso contra los rifeños siendo herido en varias ocasiones, hasta la pacificación del territorio tras el desembarco de Alhucemas; donde tuvo una importante participación.

No obstante, los marteños desde siempre siguieron utilizando el coloquial nombre de Calle de la Fuente para citar esta calle.


Si la recorremos de forma descendente, antes de nada nos encontramos con El Rincón. Se trata de un pequeño callejón que permite acceder a varias casas escondidas en las traseras de La Plaza. Fue este lugar antaño famoso, por encontrarse en él una famosa posada, bautizada como la Posada del Rincón y que era conocida además por la escasa limpieza de la misma.

De ella surge la famosa coletilla marteña de “tiene más mierda que la Posada el Rincón”.

La Calle la Fuente hace siglos, tuvo una puerta de muralla desde la cual se salía del recinto amurallado a las afueras de la ciudad. Dicha puerta se encontraría en el punto en el que la calle se bifurca entre La Fuente y Puerta de Jaén.


La muralla continuaría paralela a la calle, manteniéndola constantemente vigilada y lo más probable es que dicha muralla siga intacta; aunque hoy se encuentre oculta tras las casas que se construyeron ante ella y que acabaron formando una simbiosis entre viviendas y murallas.


Conforme vamos descendiendo, llegamos al Antiguo Hospital de San Juan de Dios.

Un edificio de finales del siglo XVI, que fue fundamental en la vida de toda la Villa de Martos, de igual modo que hoy la medicina y la sanidad siguen siendo vitales en nuestra sociedad.


Este edificio, lleva en funcionamiento prácticamente cuatro siglos, aunque los usos del mismo han ido variando con el tiempo. Durante siglos, fue el hospital de la Orden de San Juan de Dios el que auxilió a todos los ciudadanos de Martos a lo largo de los avatares de la historia, entre epidemias, tumultos, revueltas y guerras. Además, fue lugar de reuniones clandestinas, tanto de grupos políticos perseguidos (republicanos) como lugar de tenidas secretas de las Logias Masónicas que existieron en la ciudad, como los Hijos de Hiram.

 

Tras la guerra civil española (la última), cuando el tiempo ya lo había deteriorado y dejado totalmente anticuado; fue convirtiéndose en un taller de costura hasta que finalmente quedó abandonado en los años setenta del pasado siglo.


Unas cuantas décadas más tarde, ya estaba en situación de ruina con varias estructuras empezando por el techo derrumbadas.


A principios de la década de los noventa, comenzó un largo proceso de restauración que culminó años más tarde, devolviendo a la vida este austero edificio presidido por una portada de pilastras, coronada por el escudo de San Juan de Dios y en cuyo interior se esconde un hermoso claustro de galerías.


Adherida al hospital, la antigua Iglesia de San Juan de Dios, que corrió igual suerte que el hospital. Del siglo XVII, hoy se encuentra restaurada y convertida en sala cultural, sobreviviendo mucha de la decoración que originariamente tenía.


La imagen principal de San Juan de Dios, junto a varios retablos, fueron trasladados a la Real Parroquia de Santa Marta y la parroquia de San Juan de Dios, resurgió en la zona nueva de Martos. Frente a él, hoy completamente anónimo, encontramos un gran edificio de vecinos, que antaño, fue casino para las grandes personalidades marteñas, donde existía tanto una sala de juegos, como una biblioteca y donde se realizaban actuaciones culturales.


Le sigue el antiguo edificio de los “parvulitos” donde más de uno, comenzamos nuestra educación primaria y que hoy es un edificio municipal. 


Si seguimos descendiendo, podemos encontrar varios palacetes decimonónicos de gran porte; algunos de ellos lamentablemente abandonados, ya que hoy día, aunque seas dueño de un palacio, la moda es vivir en una caja de zapatos, en un insulso bloque de pisos.


Finalmente, casi al final de la calle se encuentra la casa donde nació Manuel Chamorro Martínez, militar africanista que siendo Capitán del Estado Mayor del Ejército de la República, formó parte de la conspiración y posterior rebelión que el 18 de Julio de 1936, dio paso al fracasado golpe de estado que desencadenó la guerra civil española. Como Jefe del Estado mayor de las sanguinarias Columnas de África, participó en el asalto y la ocupación de Badajoz, al tiempo que participó en varias acciones durante la guerra. Fue el artífice de la ejecución y asesinato público y por garrote vil, del último alcalde democrático de Martos, hasta la restauración de la democracia.


Frente a esta vivienda, el olvidado Callejón del Espino; la única calle de Martos hoy día despoblada, ejemplo de una antigua vía de servicio que utilizaban los criados de las casonas y palacetes de esta calle para acceder a las casas por las puertas de atrás.



Al finalizar la calle, llegamos a la Iglesia de San Amador; santo patrón de la ciudad, primer santo de la diócesis de Jaén, e Ilustre Hijo de Martos.


Su templo del siglo XVI-XVII guarda no pocas singularidades de las que ya tendré ocasión de hablar largo y tendido.

No obstante, la más curiosa de todas, es la referencia histórica a que esta iglesia se levantó en el lugar donde durante siglos, existió una Torre de Vigilancia medieval, que se alzaría cuando la población marteña fue creciendo durante el medievo y se vio necesitada de una generosa fuente de agua, que fue hallada aquí, en la FUENTE DE LA VILLA.


Puesto que el lugar, quedaba apartado y alejado de las murallas y la importancia de esta fuente fue fundamental para la vida en la ciudad, se alzó esta torre; que parece ser que fue bautizada como Torre de la Coracha y que vigilaría y protegería el lugar de posibles celadas y asaltos.

Parece que finalmente tras la finalización de la Reconquista, esta torre se desmontó y su solar, junto a los materiales que la componían, fueron reutilizados en la iglesia.

Y así llegamos al último punto: el origen de la Calle La Fuente.

Y es que esta histórica calle, era la vía principal para bajar “a la fuente”; una calle que como hemos visto, o estaba custodiada constantemente por las cercanas murallas anteriormente citadas, o finalmente fue utilizada como paso franco amurallado, que llevaba a La Fuente, lugar como ya hemos dicho de importancia capital en épocas pasadas.


Hoy, tantos siglos después y sin que la arqueología pueda actuar al estar toda la zona poblada, es difícil dilucidar esta duda histórica de esta hermosa calle; que guarda aún infinidad de secretos e historias.

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