Muchas
veces acostumbrados a los callejeros de nuestros pueblos y ciudades,
contemplamos absortos los nombres de nuestras calles y avenidas sin
pararnos a pensar ni un momento, en que los nombres de los mismos muchas
veces esconden historias singulares que no debieran pasar inadvertidos
para nadie.
Un ejemplo de ello lo encontramos
en la vecina Córdoba Capital, donde en la orilla misma del gran río
andaluz, encontramos la Puerta de Martos y el Molino de Martos.
Es
curioso que a más de cien kilómetros de distancia, encontremos toda una
capital de provincia nada menos, con calles y edificios que hablen de
la Ciudad de la Peña.
Si nos interesamos del
por qué de este nombre podremos descubrir que la Puerta de Martos en
Córdoba formaba parte de la muralla de la ciudad, muy cerca de la
Axerquía, (arrabales de la Córdoba musulmana) y que fue llamada así,
tras la conquista de Córdoba por el Rey Fernando III el Santo y entrar por allí los soldados y milicias del concejo de Martos: "llamada así porque por ella entró Álvar Pérez de Castro y demás valerosos cristianos de aquella población que concurrieron con San Fernando a la conquista de Córdoba".
Esta
puerta estuvo situada en un rincón de la muralla, frente al Molino de
su mismo nombre, por lo que era una puerta de bastante tráfico. Fue casi
destruida por el terremoto del Lisboa, y demolida posteriormente.
Y
así, aquel singular rincón de la Córdoba de los omeyas, quedo marcado
por siempre, por el paso de aquellos infantes venidos de una lejana
ciudad por entonces, que había sido reconquistada décadas antes y que
precisamente por su paso a manos cristianas y posición estratégica,
ayudó tanto a la caída de la ciudad de Córdoba y de Jaén.
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