martes, 16 de abril de 2013

Segura de la Sierra, sueño medieval y serrano

Desde muy pequeño cuando por mis manos comenzaron a pasar folletos turísticos de lo que poco tiempo después fue llamado el Paraíso Interior, me llamó poderosamente la atención la imagen de Segura de la Sierra, un pueblo que me sonaba muy lejano y a la misma vez atrayente.


Un pueblo encaramado a un altozano coronado por un castillo medieval, rodeado del vergel que es el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, demasiadas cosas reunidas en un mismo punto, llamándome para que las descubriera...



Aún así han pasado demasiados años hasta que me atreví a visitar esta hermosa villa serrana, más que nada, por la considerable distancia por recorrer desde la otra punta de la provincia, aunque la distancia bien mereció la pena.



Lo que llama la atención nada más llegar a Segura de la Sierra, es su altura, sus cuestas. Para alcanzar el pueblo habrá que escalar una carretera sinuosa, hasta darnos de bruces con el, nada más salir de la umbría de los pinares. Tenía Segura, algo que me hacia sentirme como en casa y es que este lugar como mi querido Martos, era un lugar plagado de callejas empinadas, donde a cada instante, nos sorprende un mirador, otra foto sugerente, una nueva estampa por conocer.

Destacaba también su monumentalidad, cada calle tenia su casa histórica, su recóndita plazuela, donde nos sorprendía encontrarnos con la Fuente de Carlos V, emperador de España.




 Junto a su iglesia de Nuestra Señora del Collado o la casa de Jorge Manrique, poeta inmortal.




Virgen con mucho aire íbero
Entre las murallas, arcos, puertas y torreones, todos con su escudo nobiliario, te encuentras de repente con unos baños árabes de los pocos que se conservan en la provincia, que aunque no pude visitar su interior, si que llamaban mucho la atención por las explicaciones que dan los paneles turisticos, además de las muchas acequias y albercas que rodean el lugar, donde se respira cierto aire moruno y medieval.






Entre sus calles, todas de piedra, me topo con un indio, el rostro que parece formar el pico de El Yelmo, donde todos los años tiene lugar el Festival Internacional Del Aire, gran cita del parapente que me esta llamando ya, para regresar cuanto antes por estos lares.





Y como colofón, la visita al impresionante castillo. Ya en los alrededores, aparecen vestigios de los edificios que rodeaban el lugar.




La cuesta que conduce hasta las puertas de la fortaleza, es una autentica rompe piernas, como llamarían algunos, pero una vez mas, merece y mucho la pena, este pequeño esfuerzo.En la recepción guiados por las amables palabras de "las guardianas del castillo", las guias turísticas de este, nos conducen hacia unos nuevos baños árabes y el castillo de armas. 



Una vez aquí encontramos una autentica sorpresa, una maquina del tiempo, que nos transportara miles de años atrás, para recorrer toda la historia del pueblo.



Conforme subimos por la torre del homenaje, para ir descubriendo aquellos templarios y castellanos que habitaron este fortín, podremos descubrir las impresionantes vistas que disfrutaron aquellos moradores, unas vistas infinitas, de un castillo y pueblo que dominan toda esta parte de la sierra.



Una visita, que quita el sentio, y nunca mejor dicho.

 

Vistas de Orcera, desde el castillo

Un pueblo, que cuando uno lo deja atrás, solo puede desear una cosa: volver.

3 comentarios:

  1. Tiene que, ser muy bonito el pueblo y sus sierras.No tengo el placer de conocer esa parte de la sierra, hasta hora siempre me he quedado en Cazorla, pero tengo que visitar la sierra de Segura.Un abrazo.

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  2. Es una pasada de lugar, cuando me instale por tus tierras ya tengo pendientes algunas escapadas que has publicado en ti blog. Enhorabuena por el trabajo que haces. Un saludo desde Córdoba la llana.

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