Hace
pocas semanas tuve el honor de poder escribir sobre el Castillo de la
Villa de Martos y pude hacer un recorrido por la historia y las partes
de esta histórica fortaleza.
Lamentablemente,
me quedó un elemento característico de este castillo en el tintero y
por eso, he decidido escribir esta pequeña reseña que hoy sí que estoy
en disposición de describir, puesto que recientemente el Ayuntamiento de
Martos lo ha abierto para una visita cultural.
Construido en un extremo de la Plaza de la Virgen de la Villa,
cerrando lo que hace siglos fuera la muralla de la Fortaleza Baja y
construido sobre un cubo de muralla, se encuentra este campanario exento.
Un campanario que a día de hoy, es el único vestigio que nos queda del antiguo Santuario de la Virgen de la Villa, destruido durante la Guerra civil española.
Este
campanario, como iba diciendo, fue erigido sobre un cubo de muralla medieval
de más de 20 metros de altura, construido con sillares irregulares en su
conjunto y reforzado con sillares regulares en las esquinas que
reforzaban la torre contra la artillería medieval y que cerraban todo el
conjunto amurallado bajo de la Villa Calatrava de Martos.
Tras
el final de la Reconquista, la Villa de Martos sufre un importante
proceso de reforma y transformación que cambia su imagen de ciudad de
frontera fortificada a ciudad renacentista.
El gran artífice de esta transformación fue el maestro cantero Francisco del Castillo el Mozo, que tras formarse en Italia a las órdenes del Papa Julio III, vivió
de forma definitiva en Martos desde 1560, dirigiendo importantes obras
en nuestra ciudad y entre ellas, la reedificación del Santuario de Santa María de la Villa,
donde aportó sus ideas exportadas de Italia en nuestra ciudad. Y como
claro exponente, este Campanile, uno de los pocos ejemplos, sino el
único, de campanario exento en Jaén y de los pocos que existen en
Andalucía.
.Así, como ya había hecho en la Antigua Cárcel y Cabildo (hoy Ayuntamiento)
de Martos, fusionó lo antiguo con lo nuevo, medievo y renacimiento,
fundiendo la Torre defensiva medieval con el Campanario Renacentista.
Adentrarse
en esta torre es algo mágico y que llama mucho la atención. Mientras
que el exterior de la Torre Campanario da un aspecto rudimentario, por
los sillares irregulares de la torre defensiva, el interior nos
sorprende con una magnífica escalera de caracol construida por sillares
regulares de cantería.
Dicha
escalera nos lleva hasta el antiguo habitáculo de las campanas, hoy
vacío, que proporciona unas vistas de vértigo, diferentes de las que
ya estamos acostumbrados desde el mirador de la plaza.
En
esta pequeña estancia, aún se encuentran los antiguos pinetes que
adornaban las esquinas de esta torre cuando estaba rodeada por una
baranda, que proporcionaba seguridad para caminar por el exterior de la
torre y por su terraza, que hoy día no es apta para cardíacos.
Una torre que fue restaurada hace pocos años y que absurdamente se
encuentra cerrada al público, haciendo que este hermoso y singular
recurso de nuestro patrimonio permanezca olvidado y desconocido por la
mayoría de los ciudadanos, ignorando así, la importante labor social, turística y cultural que podría cumplir.
Magnifica exposición Miguel Ángel, cómo se nota que adoras a tu pueblo y te gusta lo que haces. Enhorabuena
ResponderEliminarLa mejor y fundamental patria es la patria chica de uno! Muchas gracias por tu comentario
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