¡Saludos, amigas y amigos!
En
este verano atípico, con calor extrema antes de llegar el verano
oficial, tormentas tremendas, días anormalmente frescos, etc., me toca
ya invitaros a conocer un lugar que posiblemente sea de los más
conocidos de la provincia, pero que también me habéis pedido que tenga
un hueco en mi blog para todos aquellos que estáis fuera de este Paraíso
Interior y no podéis visitarlo.
Puesto
que el lugar que hoy os voy a mostrar es un lugar subterráneo, con
buena temperatura y muy adecuado para visitar en todas las fechas, pero
sobre todo en verano, hoy os invito a conocer Los Baños Árabes de Jaén.
Conocido
es ya, que el subsuelo de Jaén es extraordinariamente rico. Tal vez no
del tipo de riqueza al que muchos están acostumbrados, claro, bajo
nuestros pies no tenemos ningún gran yacimiento de hidrocarburos ni de
carbón, ni de ningún combustible fósil que tantas alegrías están dando a
países lejanos alimentados de petrodólares, a costa del medio ambiente,
eso sí.
Sin embargo, sí
que tenemos otra clase de petróleo que además es imperecedero y que está
regalando grandes alegrías a otros países, como es la riqueza
arqueológica increíble de nuestra tierra. Bajo nuestros pies, grandes
poblados calcolíticos comparados por muchos con la legendaria Atlántida,
entre ellos la afamada revista National Geographic, se unen a
yacimientos íberos, romanos y visigodos que en muchas ocasiones son
únicos.
Unos yacimientos
que si fueran puestos en valor, convertirían nuestra tierra en un lugar
obligatorio para la visita de estudiosos y apasionados de la historia de
nuestro país y el extranjero.
Francamente,
no es comprensible que tanto sea admirado, protegido y reivindicado por
tan pocos, del mismo modo que es inadmisible el cachondeo que durante
décadas rodea a todas las iniciativas para impulsar el "petróleo" de
Jaén, que además del aceite de oliva, es nuestra cultura, turismo y
patrimonio.
Por ello, los Baños Árabes de Jaén son el gran ejemplo a seguir.
Ubicados en los sótanos del Palacio de Villardompardo en el corazón del Jaén histórico, sus 500 metros cuadrados los convierten en los más grandes de España y en uno de los monumentos más visitados de la provincia.
Fueron construidos en el siglo XI aprovechando unas Termas Romanas ya existentes. En su origen, se erigieron para que todos los ciudadanos pudieran cumplir con la obligación religiosa del aseo que todo musulmán debe hacer antes de sus oraciones cotidianas.
Están divididos en varias salas:
El Vestíbulo o sala de acceso, donde se encontrarían una especie de alacenas o taquillas para dejar los ropajes.
La
Sala Fría, de menor tamaño, cubierta por una bóveda de medio cañón en
la que se sitúan 12 lucernas, donde comenzaban a aclimatarse los
visitantes.
La Sala Templada, que es la mayor estancia de todas, cuyo techo en forma de cúpula descansa
sobre arcos de herradura soportados por ocho columnas. En esta sala aún
se conservan muchos elementos de baño que posteriormente fueron
reutilizados.
Y
por último, la Sala Caliente, que se encuentra junto a las antiguas
calderas donde se calentaba el agua, de modo que por sus muros recorren
chimeneas escondidas por las que circulaba el aire caliente. En la sala,
aún queda lo que fue un baño con asiento y tinajas para guardar el agua
y bajo el
suelo, sustentado por pequeños pilares de ladrillo, se encuentra una
cámara por la que circulaba el aire que calentaba el suelo de la sala;
una estructura que puede verse en no pocos baños de Época Romana.
Siguieron en funcionamiento hasta muchos años después de la Reconquista de la ciudad por parte de
Fernando III el Santo, aproximadamente en el siglo XV, cuando fueron reutilizados como tenerías.
Un siglo más tarde, Fernando de Torres y Portugal construyó su palacio sobre los
Baños, ignorando el gran patrimonio de los mismos (y es que la desidia
por el patrimonio de Jaén viene de lejos) quedando olvidados hasta el
siglo XX.
Llegado el año 1913,
fue redescubierta una parte de los Baños durante la realización del
Catálogo Monumental de Jaén y 4 años más tarde se propuso por parte de
arqueólogos que el edificio se declarase Monumento Nacional.
Y
eso que estamos hablando de hace más de un siglo, cuando el estudio de
la arqueología no estaba ni la mitad de lo desarrollado que está en la
actualidad y además en aquellos tiempos en que el país estaba sumido aún
en la crisis de la pérdida de las últimas colonias, en la alternancia
de partidos que no eran capaces de resolver los grandes males del país y
a las puertas de la I Guerra Mundial.
Aún
así supieron tener la altura de miras que hoy en este súper moderno
siglo muchos no tienen, como se aprecia viendo el abandono del Casco
Antiguo de Jaén, las murallas del castillo o el más clamoroso abandono
del gran poblado calcolítico de Marroquíes Bajos.
Tras la llegada de 1931 y la II República Española, los Baños se declaran oficialmente Monumento Nacional.
En
1936, comienzan a restaurarse pero lamentablemente la guerra incivil
que azotó España, paró las obras durante más de 30 años.
Hasta
1970, la Dirección General de Bellas Artes no retomó la restauración
del edificio, cuyas obras se alargaron hasta la restauración de la
democracia en 1984.
Aquí
acabamos con la historia oficial de estos baños, pero existe otra
aceptada por muchos e ignorada por otros que nos habla además de
extraños sucesos que se producen en estos históricos baños.
Se
supone que fue un monarca moro llamado Alí el que mandó construir los
baños y fue asesinado en los mismos. Podría ser Alí ben Hamud al-Násir, primer califa no omeya de Al-Ándalus; el cual llegaría por medio de una traición que acabó con el degüello del califa omeya Sulaymán al-Musta’in en 1016.
En el año 1022, el rey de Córdoba Alhatán le haría la guerra al supuesto rey Alí y tras la
batalla en la que venció Alí, regresó a Jaén donde fue recibido con
honores y donde comenzó a reinar plácidamente hasta que un día,
relajándose en los baños, fue asesinado por los vasallos de Alhatán, que
lo encerraron al tiempo que avivaron el fuego de las calderas haciendo
que el susodicho acabara ahogado y deshidratado.
Desde entonces se dice que su fantasma se pasea por las estancias, absorbiendo la energía de los visitantes.
Otra
versión cuenta que fue asesinado con espadas que lo dejaron herido de
muerte y que para su remate final, le permitieron elegir el lugar de su
muerte, señalando una columna que desde entonces se cree genera calor o "energía".
Muchas
personas que visitan los baños se han sentido mal, sin fuerzas e
incluso se han desmayado, mientras se producen cambios bruscos de
temperatura o se descargan baterías de móviles o cámaras sin motivo, por
no hablar de los casos en los que se ha llegado a ver el fantasma en
forma de alma en pena vestida con túnica
hasta los pies que deambulaba sin rumbo por las estancias, produciendo
apagones que aterrorizaban a todos los incautos que visitaban las
estancias y quedaban sumidos en la oscuridad.
La
sensación de sentirse observado, perseguido, es algo relativamente
habitual, al tiempo que pequeñas corrientes de aire, murmullos, objetos
en movimiento, sombras que cruzan pasillos son otros de los muchos
hechos insólitos que se dice que se producen en el lugar.
Todo
esto no deja de ser una simple anécdota que añade más interés si cabe a
estos baños, que tal vez sea cierta o quizás simple sugestión propia de
un lugar subterráneo, pero que concuerda con la de otros muchos lugares
en los que los siglos se acumulan desde hace milenios y donde la
historia se acumula sin querer ser simplemente tiempo perdido entre
columnas históricas.
Yo
os animo a descubrir estos hermosos baños llenos de historia... y a
buscar el fantasma y con él, todos los enigmas que se encierran en este
lugar.
Si
lo encontráis, no dudéis en decirlo...y recordad: "tenemos todas las
respuestas delante de nosotros...ahora...solo tenemos que entenderlas".
Tras visitar los Baños, tenéis una visita obligada en el amplio abanico de salas expositivas que ofrece este histórico edificio cultural y en sus colecciones fijas, como el Museo de Arte Naif y/o el Museo de Artes y Costumbres Populares, donde podréis pasear por buena parte de la historia de Jaén Capital, conociendo su religiosidad, costumbres históricas, antiguas industrias, costumbres y tradiciones, al tiempo que podréis disfrutar de su cafetería, ubicada en un espacio singular que atrae las miradas de todo el que lo visita, como es el impresionante mirador desde el que poder mirar a esta Capital de forma diferente, disfrutando de sus iglesias, su Cerro de Santa Catalina, su Judería, magnifica Catedral y tanto y tanto, como este Jaén soñado ofrece.
Como dice el dicho: "A Jaén llegas llorando y te vas llorando" .. cautivado y emocionado, añadiría!