Saludos, amigas y amigos.
Hoy, me encuentro feliz por volver de nuevo mis pasos a mi Sierra Sur de
Jaén querida. Un lugar cautivador, con bosques vírgenes y salvajes
desconocidos por la mayoría, que esconden hermosos pueblos donde aún es
posible disfrutar de esa vida lenta, auténtica y tradicional que poco a
poco se va olvidando en este mundo globalizado y loco.
Os quiero invitar a conocer uno de esos remansos de paz; hoy nos dirigimos a Frailes.
Frailes es un pueblo de frontera; frontera entre las provincias de Jaén y Granada, y frontera entre el olivar y la sierra.
Entre el llano y las calles empinadas, surge Frailes.
Esta pequeña población, antigua alquería árabe conquistada por Alfonso
XI junto a Alcalá la Real, fue creciendo entre las laderas que se
levantan a la orilla de los arroyos que corretean por su vega y que
acaban formando el Río Frailes que después se transformará en el Río
Velillos.
Una vega que alimentó desde siempre a esta población haciéndola crecer
paulatinamente. La riqueza en aguas del lugar aún hoy sigue siendo
famosa y las múltiples fuentes que adornan el pueblo, le dan un carácter
que muchos envidian en esta tierra tan privada del gran regalo del
agua.
Para comenzar nuestro paseo, lo hacemos desde la zona baja que ya desde
este punto forma un singular entramado de calles que tienen que
adaptarse al tajo por el que cruzan dos ríos, y donde abundan las
oquedades reutilizadas como casas cuevas o tabernas.
El paseo por esta larga avenida, franqueada en sus inicios por la Ermita
de San Pedro y la Fuente Elvira, va bajando entre parques y zonas con
árboles frondosos mientras vamos acercándonos al edificio del Balneario;
el cual antaño existió en el lugar y hoy se está tratando de recuperar
de nueva planta para atraer a turistas a disfrutar de las ricas aguas
del lugar, como antaño ya se hacía.
Si comenzamos a ascender por sus tortuosas calles, el sonido del agua
será una constante en nuestro caminar mientras nos vamos adentrando en
el Frailes más histórico.
Entre casonas históricas, encontramos la Iglesia de Santa Lucía,
adornada con una fresca y cantarina fuente que forma un hermoso
escenario desde donde contemplar además, unas bellas vistas que la
altura nos va ofreciendo conforme vamos ascendiendo.
El templo, construido en el siglo XVI, aunque ampliado en varias
ocasiones al tiempo que aumentaba la población local; guarda la imagen
de Nuestra Señora de los Dolores, cuya devoción entre los fraileros/as
es muy grande.
Si seguimos ascendiendo por estas calles, nos vamos empapando de la
hermosa y sencilla vida de los habitantes de esta zona rural; donde aún
se mantiene el blanco de la cal adornado por flores ornamentales que
llenan de luz y color cualquier rincón.
Eso sí, rincones que, de nuevo, vuelven a estar ataviados por el agua,
que entre flores y adornos aparece en forma de torrente o pequeña
cascada a cada segundo. Solo de pensar como debe de ser vivir con este
constante murmullo de agua, uno se enamora más y más de este pueblo.
Casas cueva vuelven de nuevo a asaltarnos en nuestro caminar, adornadas
por todo un festival de color cuidado primorosamente por los vecinos,
que miman su pueblo como su propia casa que es.
Lentamente vamos llegando a la zona alta, donde nos espera El Nacimiento.
En una coqueta plaza, se encuentra este excepcional manantial que con su
enorme caudal, surge de las entrañas de la tierra formando un gran caño
de agua escoltado por dos grifos aledaños.
Multitud de geranios en hilera van guardando el agua a su paso,
dirigiéndose hacia el lavadero aledaño que aún se mantiene en uso
rechazando muchas paisanas la lavadora y lavando sus ropas como se hizo
en estas aguas durante siglos.
Para terminar nuestro paseo, vamos encaminándonos hasta la zona más alta
del pueblo, ya fuera del casco urbano, en una zona rodeada de almendros
y encinas y vamos recorriendo el camino de El Calvario hasta llegar a
la Ermita de la Virgen de las Angustias.
Dicha ermita, que preside desde las alturas todo el pueblo como un faro
que señaliza y guía al viajero, ofrece unas increíbles vistas de todo
Frailes y del hermoso entorno que rodea a este bello pueblo en el que
hoy ponemos punto y final a la visita, aunque sin duda volveremos puesto
que, Frailes bien merece siempre una visitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario