miércoles, 7 de agosto de 2019

Caminando por tus calles: El origen de las Calles Felipe y Alta Felipe

Aquí estoy de nuevo, animado por las más de 45.000 visitas que la anterior entrada lleva obtenidas hasta el momento, dispuesto como siempre a pasear por las calles de Martos como se puede hacer diariamente y contar los secretos que esconden.


Hoy dirigimos nuestros pasos hacia las Calles Felipe y Alta Felipe en la zona más alta de nuestra ciudad. Algunos podemos decir orgullosos que nos hemos criado en estas calles y que día a día, seguimos viviendo y sintiendo el gran peso de la historia que se siente en ellas. 



Calles que ya existían hace miles de años, puesto que en tiempos de los romanos, eran calzadas romanas que conectaban la Colonia Augusta Gemella Tuccitana con el resto de la Bética y a buen seguro, guardarán gran parte de aquel tiempo escondido bajo su subsuelo. 



Estas calles con la dominación árabe y posterior Reconquista, quedaron guardadas tras las murallas y puertas, muy cercanas a las mismas, que aún pueden verse al estar integradas en las viviendas de la zona. E incluso nos lo recuerda la aledaña Calle del Arco Ventosilla, que nos habla de una antigua puerta de la muralla aquí situada. 


Tras la Reconquista, en la zona se levantaron grandes casonas de las que aún existen algunas importantísimas, como la Casa de las Ánimas, cuyo curioso nombre se debe a que dio cobijo a la antigua Cofradía de las Santas Ánimas, que en tiempos de estrecheces económicas se ocupó de velar por las almas de los pobres que no podían costearse ni su entierro ni mucho menos, una misa de difuntos que ayudase a guiar a sus almas hacia el purgatorio. 


Con la llegada del Renacimiento, por estas calles vivió un señor llamado Felipe de la Cruz, que fue el escribano público de la Villa de Martos a finales del siglo XVI y principios del XVII y que en aquellos años de florecimiento de nuestra ciudad, en la que comenzaba a expandirse fuera de las murallas y en ella se levantaban grandes obras como la Fuente Nueva o el Ayuntamiento, realizó una gran labor hasta el punto que el “Concejo, Justicia y Regimiento de la Villa” le dio su nombre a la calle.
 


Desde entonces, estas calles han llevado por bandera el nombre de este señor, y han sido espectadoras del devenir de los siglos en nuestra ciudad, convirtiéndose en un barrio humilde, hoy olvidado por muchos, que prefieren el modernismo de la ciudad en el llano; olvidando como siempre que estas calles, sus particularidades y su historia, son un tesoro en el corazón de Martos, que debe mimarse por todos.


Desde las instituciones, para que conserven su histórico aspecto, hasta los propios vecinos, porque una calle sin gente que viva en ella, es poco más que una foto antigua olvidada en el cajón del tiempo.

lunes, 13 de mayo de 2019

Caminando por tus Calles: El Origen de la Calle Motril

Saludos amigas y amigos.

Lo confieso. En este año en el que mi blog cumple los 10 años de vida, no le estoy dando la vidilla que debería a este mi Mundoblog.


Después de 10 años, de llegar a 79 países con mis letras, de acariciar el millón de visitas, uno se encuentra que ya no tiene 20 años como cuando comenzó a crear este blog y la vida, te va robando poco a poco el tiempo y cuando no es la vida, es por que te toca afrontar ese momento catártico en el que te conviertes en padre de una pequeña criatura que es tu presente y tu futuro...y tus prioridades cambian.

Aún así, no quisiera que este fuera el final de mi blog y mientras que queden cosas por mostrar, por descubrir y enseñar de nuestro Paraíso Interior seguiré ampliando este mi blog, si no con más periodicidad...con menos.


Dicho esto, hoy quiero invitaros de nuevo a viajar por el corazón de la ciudad de Martos para conocer el origen de otra de las calles de nuestra localidad en cuyo nombre se esconden muchos secretos.


Hoy ponemos rumbo a la Calle denominada Del Motril.


Para quien no sepa donde se encuentra, decir que esta calle la encontramos muy cerca del Santuario de Santa Maria de la Villa, que rodea al mismo por la parte baja, rodeando en parte las murallas en las que se asienta el Santuario y que termina en el Albollon, muy cerca de la Fuente Nueva.



El Santuario de la Virgen de la Villa es un lugar sagrado desde hace milenios, sabiendo que en el lugar en el que hoy se levanta él santuario, rehecho totalmente tras el incendio piromano que destruyó su techo y su interior en 1936, fue anteriormente uno de los templos principales de la Orden de Calatrava, en el que además se enterraron desde Maestres de la Orden a grandes personalidades como el maestro cantero Francisco del Castillo. Anterior a eso, fue la mezquita menor de Martos y siglos atrás, fue un santuario prehistórico.


Todo este recinto sagrado, enclavado en el cerro de la Villa, quedó integrado en el Castillo o Fortaleza Baja de la Villa al ir siendo ampliado el mismo con el tiempo. Cuando finalmente la Reconquista de la Península llegó a su fin, la población marteña hasta entonces encerrada en sus murallas, comenzó a expandirse fuera de ellas siendo una de las primeras calles en surgir, la que hoy nos ocupa.

 

Una calle extramuros pero cercana a los mismos muros de la ciudad por si el peligro regresaba. Una calle hoy humilde, con casas típicas marteñas, blancas de cal, con puertas y ventanas de madera en la que antaño existieron casas de mayor entidad e incluso palacetes.

 

Una calle, cuya denominación nos hace viajar a aquellos siglos donde las luchas entre musulmanes y cristianos aún estaban muy frescas en el recuerdo.  La Calle del Motril, nos cuenta la historia de un histórico personaje que llegó y se instaló en nuestra ciudad.


Se llamaba Juan Díaz y llegó a nuestra ciudad junto a su esposa Bernardina Gutiérrez. Lo más probable es que esos no fueran sus nombres verdaderos y me explico. Estas dos personas eran lo que comúnmente se denominaban Moriscos. Eran descendientes de aquellos musulmanes que perdieron la Guerra de Granada o Reconquista, cuando la ciudad y el territorio musulman que controlaba, fue conquistada por los Reyes Católicos.


Los habitantes de aquellos territorios tras la derrota optaron o por marcharse de la Península Ibérica en dirección a África para siempre o instalarse en la Alpujarra, donde en muchas ocasiones siguieron manteniendo sus costumbres y su credo.


Así estuvieron desde 1492 cuando terminó la Reconquista hasta 1568. Muchos pueblos alpujarreños ni tan siquiera notaron que el reino musulman de Granada había desaparecido durante años, hasta que los castellanos dueños y señores de la península bajo el reinado de los Reyes Católicos primero y de Carlos I de España y V de Alemania después, comenzaron a subir los impuestos a la población morisca y a limitar sus libertades culturales.


La situación estalló en una revuelta que tras dos años puso a los moriscos en la tesitura de elegir entre la expulsión o la conversión  al cristianismo y a la pérdida de todo acervo musulman. Los que eligieron la segunda opción, fueron además dispersados por toda la península.



De este grupo, formaría parte Juan Díaz apodado El Motril muy posiblemente por provenir de aquella parte de la provincia de Granada.



Tanto el como su esposa, se asentaron en la calle que hoy lleva su nombre, y no solo se integraron sino que hicieron fortuna en nuestra ciudad, consiguiendo un buen palacete que se construyó en la zona (hoy totalmente desaparecido) y haciéndose famosos hasta el punto que la calle donde habitaban llevó el nombre del mismo, desapareciendo con los siglos el largo nombre de Calle Juan Díaz el Motril, para resumirse en la actual Calle del Motril.



Una calle muy curiosa, puesto que une dos tramos de nuestro callejero, el primero que baja de forma empinada desde el Santuario de la Virgen de la Villa y el otro, que discurre continuando la Calle Baluarte, estrechándose, llenándose de recovecos y demás particularidades de esta calle típicamente andaluza y marteña.



Una calle muy peculiar, que tal vez tenga este trazado, al haber abrazado el desaparecido palacete del famoso Juan Díaz el de Motril...un personaje cuya huella y cuya  lúgubre leyenda siguen a día de hoy presentes en la calle...pero la leyenda amigos...ES OTRA HISTORIA!