domingo, 23 de octubre de 2016

Un paseo por el Pantano del Tranco: El barco solar del olivar

Saludos amigos y amigas.

Por fin llega el otoño y el tórrido tiempo que hasta ahora nos estaba acompañando por fin parece que llega a su fin, por fortuna para todos, en especial para el olivar de nuestra tierra, que estaba siendo asolado por tantos meses de sequía.


Mientras que esperamos que nuevas lluvias vuelvan a regar nuestros campos y a llenar nuestros pantanos, hoy os quiero invitar a un viaje muy especial.


Os invito a acercarnos al corazón del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas para conocer un nuevo atractivo turístico que ha nacido hace pocos meses en nuestra provincia y que está cautivando tanto a jiennenses como a los visitantes que llegan a nuestra Jaén.


Os invito a un paseo en el Barco Solar del Pantano del Tranco.

 

Ya os aviso que inicialmente esta entrada quedará incompleta debido a que el Barco Solar tiene en la actualidad dos rutas y tan solo os voy a mostrar una, pero prometo próximamente ampliar esta entrada.



Como os decía, el Barco Solar del Tranco es una iniciativa de la Diputación Provincial de Jaén, que tras años de proyectos para convertir uno de los mayores embalses de Jaén en zona navegable y tras construir el primer gran barco del "Mar de Jaén", que llegó a nuestra provincia por tierra atravesándola de punta a punta, consiguió poner en marcha esta nueva oferta turística, que acrecienta el poder de atracción del que es el Mayor Parque Natural de España.


Para poder navegar en Jaén, tenemos que llegar hasta los bosques de la Sierra de las Villas, en una zona que hace siglos ya fue considerada provincia marítima debido a que desde aquí se enviaron grandes cantidades de madera para construir los barcos del Imperio Español. Esta sierra es una de las zonas más desconocidas de todo el Parque Natural y guarda una increíble riqueza arbórea, animal y geológica.


Adentrándonos en ella, llegaremos hasta el Río Guadalquivir que apenas lleva unos kilómetros recorridos desde su nacimiento en la Sierra de Cazorla. Aquí encontrará uno de los primeros embalses que vuelven sus salvajes aguas, someras.


En el Pantano del Tranco, a un kilómetro escaso de los sólidos muros de esta presa, encontraremos el Centro de Recepción de Visitantes, donde se incluye la tienda de recuerdos, cafetería y restaurante, donde se pueden degustar las viandas de la zona.


Desde aquí, nos ofrecen múltiples actividades al aire libre: hidropedal, rutas por la naturaleza, paseos en kayak y piragua, tirolina y un amplio abanico de posibilidades.

 


Aunque claramente, la actividad estrella es la del paseo en el Barco Solar. Como decía al principio, el barco recorre dos rutas: una hacia el sur, hacia la Isla y el Castillo de Bujaraiza y otra hacia el norte, hacia Hornos de Segura.



En esta ocasión solo os voy a mostrar esta última. El barco tiene en la actualidad una gran afluencia de público y aunque la capacidad del mismo es grande, conviene reservar el viaje con antelación.


Una vez allí, en el puerto de embarque donde se concentran gran cantidad de peces a la espera de que los visitantes les den de comer, siempre suelen surgir las dudas típicas de una travesía marina: ¿Nos marearemos en el viaje? ¿será peligroso?

 

 


Pero en el momento en el que el Barco Solar comienza a moverse nos damos cuenta de que las tranquilas aguas del pantano y el relajado movimiento del navío hacen imposible cualquier incomodidad y contratiempo.


 

El viaje en sí quizás sea algo soso, debido a que si no contratamos audioguías o no nos tomamos nada del bar incorporado al barco mismo, solo tendremos como entretenimiento el surcar las aguas del pantano, disfrutando del paisaje, sin una explicación mínima que vendría muy bien sobre todo para los que no conozcan nuestra provincia.




Aún así, el viaje, las vistas y los paisajes que surcamos merecen la pena y ofrecen una actividad nueva y diferente para todos aquellos que se atrevan a navegar en esta provincia de interior. Las vistas hacia Hornos de Segura y las montañas que nos rodean son impresionantes y la naturaleza salvaje que rodea todo el pantano nos invita a que muy pronto volvamos para realizar el segundo recorrido que se adentra en el lado más salvaje del Parque Natural, una zona mucho más famosa debido a que por allí se rodaron los documentales del gran Félix Rodríguez de la Fuente.



Volveremos.

viernes, 14 de octubre de 2016

Martos, Capital Calatrava: El Castillo de la Villa de Martos.

Saludos amigas y amigos

Estrenando ya el Otoño me gustaría invitaros a conocer uno de los lugares más queridos por mí, como es mi hermosa ciudad la Villa de Martos, cuya historia es desconocida en muchas ocasiones por extraños y sobre todo, por sus propios habitantes aún a día de hoy, tristemente, ya que lo que no se conoce no se puede valorar y mucho menos, jamas podrá uno sentirse orgulloso de vivir en una de las ciudades con más historia de Andalucía.

En muchas ocasiones cuando hablo por Andalucía de mi querida Martos y me refiero a ella como la ciudad de los tres Castillos, muchas veces me miran raro...

-¿Tres Castillos? El de la Peña...el de Víboras ¿y cuál más?..... 
-Y el Castillo de la Villa...
-¿Pero eso es un Castillo? Si está ocupado totalmente por casas...
-¿Y que fue primero...el castillo o las blancas casas que lo ocupan a día de hoy?


Bien es cierto, que el Castillo de la Villa parcialmente oculto entre el caserío marteño, quizás quede en demasiadas ocasiones olvidado, ignorando que sus poderosas murallas nos miran desde hace siglos, ocultas tras capas de cal y escondidas tras las casas que después de la Guerra Civil, se construyeron en el solar que durante siglos fueron las dependencias calatravas del castillo.

Murallas encaladas. Calle Carnicería
Pero este castillo guarda mucha historia y curiosidades, y estoy totalmente seguro que con el paso de los años cuando el patrimonio de esta fortificación poco a poco sea recuperado, cuando las murallas sean liberadas de las casas que fueron empotradas en las mismas como se esta haciendo desde inicios del siglo XXI y las murallas restauradas, se convertirá en un reclamo turístico de primer orden.


Hoy tan solo se conoce y está documentado el 5% de este Castillo. Un castillo declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico que espera pacientemente mostrarnos toda su historia, cual enciclopedia cerrada a la espera de ser leída. Un Castillo cuya historia se remonta al tiempo de los Íberos. Algunos dudan a día de hoy, de que Martos, la antigua Tucci o Tuss, fuera realmente una ciudad íbera surgida en el siglo IV a.d.c debido a que aún no se han realizado excavaciones donde surjan importantes restos de esta época, ya que casi siempre los restos de época romana suelen solapar a los íberos. Sin embargo, estos mismos estudiosos ignoran que la Calzada Medieval que conserva este castillo, que rodea las murallas exteriores del mismo, existe una muralla ciclópea cuya fábrica es de época Íbera.

Muralla ciclopea
Y si esta muralla no fuera suficiente, bien podrían interesarse por las recientes excavaciones arqueológicas que se llevaron a cabo hace algunos años en la Calle Franquera, en las que tras derruir las casas que parasitaban a las murallas, se excavó lo que hoy sabemos que era la Barbacana que protegía la puerta del castillo y surgió otra muralla íbera que formaba parte de un poblado del siglo III a.d.c.


Por tanto, estamos hablando de un castillo con miles de años de historia que también podría hablarnos de la llegada de los romanos y sus legiones que en nuestra ciudad se asentaron y que construyeron muy cerca de estas murallas el centro administrativo y religioso de la Colonia Augusta Gemella Tuccitana.



Pero claro está que la época de mayor esplendor de este castillo-fortaleza llegó en los siglos XIII- XIV.



Martos fue una de las primeras poblaciones que el emir de Baeza, Al-Bayyasi entregó a Fernando III en 1219 tras el pacto de las Navas y fue por tanto una ciudad adelantada. Un auténtico puñal clavado en el territorio almohade.


Cuando en 1228 la Villa fue entregada a la orden calatrava, tras haber sido atacada un año antes por los almohades dejando gravemente mermadas sus murallas, comenzó un proceso de reforma y ampliación.

Torre Almedina
El castillo inicialmente, formaría un pequeño cuadrado que tendría como extensión el pequeño terreno que va de la Torre del Homenaje a la Torre Almedina y sería esta última, la que diera acceso al recinto por una puerta y muralla, que actualmente sigue existiendo, eso sí, integrada (la muralla, que no la puerta) en la pared de la casa vecina a la Almedina. En esta construcción se utilizaron materiales reciclados de otras épocas, sobre todo muchas lápidas romanas, como la que podemos encontrar en la puerta de entrada a la Torre Almedina.

Lapida Romana

Se cree por tanto que esta Torre Almedina fue una estancia eminentemente militar. Esta torre de 27 metros de altura que en estos momentos se encuentra en proceso de excavación y restauración, tiene cuatro alturas: una terraza desde donde se contemplan unas impresionantes vistas de toda la ciudad histórica y parte de la ciudad nueva y que ofrece vistas de todo el conjunto fortificado,



 


una segunda planta con cúpula de ladrillo que soporta la terraza y que tendría conducciones para llevar el agua de la terraza a un aljibe, una tercera a nivel del propio castillo que tiene doble puerta para dificultar el acceso a la misma y una última excavada en la roca, que inicialmente fue utilizada como aljibe del que se sacaba el agua por un hueco excavado en el techo. Tiempo después, se excavó un pasadizo en la roca madre para acceder a esta estancia y se excavó otro más para comunicarla con la puerta que se construyó en la Calle Franquera tras la ampliación del castillo.

Vistas desde la Torre Almedina
Y es que el hecho que durante tres siglos y medio, Martos fuera un importantísimo bastión defensivo frente a los nazaríes, que fue atacado en varias ocasiones, que fuera cabeza de partido y de encomienda llevó a la Orden de Calatrava a reforzar por segunda vez el castillo y sus murallas aumentando la magnificencia de estas, reflejando el poder de la orden.

Torre Almedina
Con la ampliación se vio aumentada la dotación militar, mientras el castillo fue creciendo desde las murallas de la Almedina hasta ocupar el espacio que en la actualidad pasa por la Calle Almedina y llega a la Calle Franquera.

Murallas laterales del castillo, dañadas peligrosamente
En este espacio construirían los Calatravos el Palacio de Gobernación de la Orden (que siglos después se transformaría en teatro), construirían caballerizas, tahonas, bodegas, casas de municiones y nuevos aljibes (y es muy probable que el día que sea excavado arqueológicamente este cerro, resurjan) y la iglesia u ermita de Santa Catalina. Con todo esto, también serían construidas las Torres de las Doncellas y de las Narices, hoy lamentablemente desaparecidas o integradas en el caserío.

Barbacana. Calle Franquera
En la explanada central entre la Almedina y Homenaje (actual Calle Primero de Mayo) se construirían las demás estancias del castillo y al pie de la Almedina, se levantaría una Barbacana para reforzar las murallas y la puerta de hierro que cerraría este recinto que tendría un arco construido sobre ella, que daba acceso a la planta inferior de la torre, por el pasadizo ya anteriormente citado.



Con la conquista cristiana se alzaría la Torre del Homenaje, todo un referente paisajístico fundamental desde entonces de la ciudad, ya que puede verse desde cualquier punto de la misma.



Esta estancia, al contrario de la Torre Almedina, sería de uso palaciego y como muestra del poder calatravo. Está formada igualmente por 4 estancias: aljibe, planta de acceso, segunda planta principal y terraza.


El aljibe estaba comunicado con la terraza por conducciones que llevaba al mismo el agua de lluvia, que se recogía por un hueco en el suelo de la primera planta.

 

 Esta planta primera, guarda el acceso a esta torre donde viviría el Alcaide de la ciudad, cuando el Castillo de la Peña quedo despoblado. Las importantes personalidades de la época que pasaran por esta Villa Calatrava, desde Priores Calatravos, a Maestres pasando por reyes como los Reyes Católicos o Carlos I de España y V de Alemania, recalarían en esta estancia que también fue reformada en la Guerra de la Independencia cuando los franceses llegaron a Martos y ocuparon sus castillos tras no pocos enfrentamientos con los marteños.

Marcas de Cantero
Maqueta de castillo

El castillo sufrió una tercera ampliación, creciendo hasta lo que hoy actualmente es el Santuario de la Virgen de la Villa. Fuertes murallas surgieron, donde antaño ya existían cercas íberas, romanas y árabes y en toda esta explanada surgió una nueva plaza de armas que al poco tiempo comenzó a ser ocupada por el Santuario, que era un lugar sagrado desde hacía milenios. Sobre las mismas murallas comenzaron a construirse elementos tan característicos en la actualidad como el Campanille o campanario exento del Santuario, construido en pleno renacimiento sobre un cubo de muralla exterior fundiendo así, Renacimiento y Medievo.


Este Torreón, tiene una escalera de caracol que lleva al interior del campanario hoy vacío, sin campanas, y da acceso a una terraza-mirador con unas vistas extraordinarias y de vértigo...un mirador que hace décadas estaba habilitado para la visita y que hoy, al igual que la torre, está totalmente cerrado.


El Santuario de Santa María de la Villa fue reedificado en 1560 por el maestro cantero Francisco del Castillo el Mozo que vivió de forma definitiva en Martos desde esta fecha (tras haber trabajado en Italia a las órdenes del Papa Julio III) y desde donde dirigió numerosas obras en la provincia de Jaén (Iglesia de San Ildefonso, inicialmente a las ordenes de Andrés de Vandelvira, Iglesia de Huelma, Iglesia de Santa María de Alcaudete, Iglesia de San Bartolomé de Torredelcampo, Iglesia de Jamilena, Fuente de la Salud de Priego de Córdoba) al tiempo que dirigía importantes reformas en Martos (remodelación de la Iglesia de Santa Marta, construccion de la Fuente Taza, construcción del Pilar de la Fuente Nueva, de la Carcel y Cabildo) y fue en Martos donde llegó a ser nombrado maestro mayor catedralicio por el Cabildo de Sevilla.



Este maestro cantero, gran artífice del Renacimiento, decidió descansar en este Santuario de Santa María del Villa, junto a no pocos Maestres y freires Calatravos...la incivil guerra española de 1936 y la destrucción de este templo y la posterior reconstrucción que no conservó ni un resto del Santuario renacentista, hizo que estas ilustres tumbas quedasen perdidas en el olvido, aunque muy probablemente sigan existiendo bajo el suelo del sagrado lugar.

Marcas de cantero ¿o quizas inscripciones?
El Castillo en su conjunto, comenzó a sufrir ruina en el siglo XVII y a pesar de esta decadencia, tanto el castillo mismo como sus dependencias, continuaron bajo el poder de la Orden de Calatrava hasta la desamortización de Mendizábal.



Tras esto, ya en manos municipales, se convirtió en un lugar para la cultura y el ocio, donde se practicaba el frontón y se celebraban no pocas funciones de teatro y comedias. En la Guerra Civil, este castillo fue ocupado por el Estado Mayor del Ejército Republicano, que llegó a situar numerosos nidos de ametralladoras antiaereos en las torres del castillo. Tras la guerra civil y los numerosos bombardeos de la aviación franquista contra nuestra ciudad, la perentoria necesidad de viviendas nuevas llevó a ocupar todo el solar del castillo entre 1945 y 1960, ocupándose incluso las Torres de Homenaje y Almedina como viviendas, trasformándose irremediablemente todo el castillo.

 

 Murallas
Vencidas de tiempo,pintadas de piedras de olvido.
Solas en el paisaje de los siglos,
locas de luces, borrachas de ocasos.

Os miro y me miro, líneas quebradas y sombrías
donde anidan los vientos y duermen las tempestades.

Sois vosotras y soy yo, secretos de templos de querencias desechas
y desvalidas razones de permanencia.
 Un día castillos para la gloria,
hoy vagos destellos de efímera memoria.

Terminadas las batallas,
ya curadas las heridas,
es la hora de la paz anudada entre vuestras ruinas.

Viejos muros de mi Martos glorioso,
viejas murallas de mi vida.

Choni Millán


Ya a finales del siglo XX comenzó un proceso de recuperación, que inicialmente afectó a la Torre del Homenaje que fue restaurada y que se extendió a la Almedina y sus murallas. Claramente queda muchísimo por hacer, pero tan solo si se logra llevar a buen término las obras en la Almedina y sus murallas, estaremos dando una imagen renovada y muy potente de este castillo, que guarda no pocos secretos, puesto sabido es que escondido tras esas murallas aún quedan no pocas estancias e incluso pasadizos, que podrían llevar a nuestra Capital Calatrava a ser muy conocida y potencialmente rica, turística, patrimonial y arqueológicamente hablando.

Muchas gracias a Choni Millán por permitirme publicar su poema!