Piscinas, los pocos torrentes de agua que sobreviven a este calor, zonas de recreo y bares están a rebosar en estos días y las playas de Andalucía se van llenando de vecinos que inician su particular éxodo vacacional hacia la costa.
Puesto que son muchos los amigos que me piden que escriba sobre lugares donde pasar un fin de semana manteniendo a raya al calor, he decidido crear una especie de sección veraniega en este blog para hablar de los muchos lugares de esta provincia que merece la pena conocer y que más de uno se alegrará de disfrutar este verano. ¡Y es que Jaén también es para el verano!
Hoy, vamos a viajar al corazón de Sierra Mágina, a un lugar con mucho encanto en este Parque Natural que tiene mucho que ofrecer; vamos a conocer el Río Cuadros y el entorno privilegiado que le rodea:
El Río Cuadros se encuentra en el pueblo de Bedmar a cuarenta minutos de Jaén Capital. Se trata de un acogedor pueblo serrano coronado por dos castillos, como muestra de que hace unos siglos era frontera y muralla entre reinos cristianos y árabes.
Antes de llegar, tendremos que elegir entre girar hacia la izquierda, hacia el río o dirigirnos a la derecha.
Tomando el segundo camino, llegaremos a un aparcamiento entre el bosque, que nos llevará hasta las puertas del Santuario de la Virgen de Cuadros, muy querida y conocida por toda la provincia. La pequeña subida hasta la ermita nos sorprende con estampas de agua por todos lados hasta llegar a la recoleta plaza adornada por todo un festival de flores, en el que sobresale el pilar, que llena de frescor y sonoridad el lugar; además de regalarnos la vista con los peces multicolores que habitan en sus aguas.
Cuentan de esta ermita y de la Virgen que los fieles que visitan este lugar, se cuentan por cientos diariamente buscando el amparo de los constantes milagros que se producen a los pies de la Virgen y se cuenta que incluso los mudos recuperaban el habla en tan sagrado lugar.
Acabada la visita, podemos dirigirnos hacia el torreón de Cuadros. Se encuentra a unos centenares de metros bosque arriba, donde vuelve a mostrarnos la histórica parte que jugó este lugar durante la Reconquista. Desde esta histórica atalaya, podemos otear un vasto horizonte que va desde las cumbres serranas a la campiña olivarera que compite en territorio con la sierra.
Regresando sobre nuestros pasos, encontramos junto al aparcamiento una señal que indica “Cuevas” y curiosos la seguimos descendiendo rápidamente, al tiempo que lo hace la temperatura tornándose mucho más fresca, mientras nos topamos con el Hórreo de Cuadros; una singular maravilla de este lugar que nos transporta a lugares lejanos del norte.
Para conocer las cuevas, debemos internarnos en las heladas aguas del Río Cuadros, provenientes de las cumbres de la sierra.
Caminando
en dirección contraria a la corriente, nos vamos internando en
oquedades esculpidas por el agua durante siglos, que toman curiosas
formas y están rodeadas por una vegetación exuberante que incluso se
adentra en ellas.
En
este mundo subterráneo, llegaremos al final del camino al encontrarnos
con una cascada que inunda con sus aguas una estancia plagada de
estalagmitas que recorren toda la estancia natural.
El
calor aquí no existe. Maravillados de tanto como hemos visto, podemos
recuperarnos de la impresión de tanta belleza, volviendo al coche y
dirigiéndonos ahora al cruce que dejamos a nuestras espaldas.
Desde allí, girando esta vez a la izquierda, llegaremos al río nuevamente; cuyas frescas y cristalinas aguas discurren bajo un enorme bosque de adelfas, que es el más grande de nuestro país. Desde
aquí, surgen cantidad de senderos que cruzan la sierra; todo un lujo
para los amantes del senderismo, que además está habilitado como
merendero.
Aquí,
podemos poner fin a nuestra visita por hoy, sabiendo que en este lugar,
tanta belleza natural es un placer para los sentidos que llena de vida y
energía a cualquiera que ponga un pie en este lugar.
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